Galgomundo

Desde el cielo se ve un símbolo de paz, amor y Ringo

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Foto: Galgomundo

Si miran desde arriba (lo contrario a look up), van a ver un símbolo de paz y amor en una colina, en una sierra en Los Ángeles, que forman los unidos colores humanos. Si ven desde el cielo, van a descubrir lo que Ringo Starr en el primer corte de su disco nuevo a los 84 años, sentía, se lo puedo haber contado a un director de video clips, que le dijo a alguien, vamos a precisar una buena cantidad de extras, de distintas formas y tipos, colores y países, a pie subir la colina, en silla de ruedas trepar esa sierra que no está en ninguna parte de Liverpool, no vamos a salir a buscar people en los campos de frutillas, vamos a tener que reunirlos a cada uno y cada una en un lugar, a una hora que les quede bien, que el cielo esté despejado de lluvia, o tormentas, sin nieblas, ni neblinas, van a tener que aparecer mirando a la cámara que los miras con corazones, o con el signo de paz y amor entre los dedos. ¿Quién no sabe? Es igual símbolo de la victoria, siempre supimos que de los dos Beatles en la tierra, había uno que había guardado su voz para un disco de música country, que no lo iba a dejar irse, sin antes no haber grabado el mejor disco que un Beatle en solitario en cincuenta años, sin exagerar puede haber grabado. Se precisa ser Ringo para sentirse tan relajado, y decir esto que yo quiero hacer tiene que estar bien, lo tengo tan claro eso como la T del hueso Burnett, que se lo voy a pasar para que le haga lo que sabe hacer.

Ringo Starr, siempre supo, que su corazón iba a latir con un amor verdadero, se iba a quedar sin aliento. Supo siempre sonreír naturalmente. Estaba siempre en el fondo, atrás de los otros tres sin nada de eso, que los que estaban en primera fila podían sufrir. No puso una cámara a filmar como se veía la beatlemanía desde el lugar ese en el que estaba sentado.

O al menos no había manera de hacer eso en el siglo pasado, no porque no hubiera nada de luz en la caverna. El mejor puede haber estado más veces en ese lugar de los paseos turísticos en Liverpool, en esos días en los que tocaban llegaba algo de la música country al puerto. Eso confiesa ahora a la edad que tiene. No era solo cuando caía la noche y que lo único que se veía era la luna, no era solo rock and roll, cuando te quedabas a mi lado. Había que resistir más que el cielo y las montañas. No voy a llorar, solo que lo haga en la parte que recuerde al silencioso George, hijo de Harry, y puede ser que éste sea el mejor que descanses en paz que tenga para ofrecerte, es todo paz y amor, y no se lo que dicen mis pins en la campera blanca de jean, y no estoy seguro de quién me puede haber regalado el sombrero blanco de la foto, que no es doble, no es aquel de querías una revolución, no regreso a URSS, menos se te ocurre pensar en Helter Skelter, y nada por favor se te ocurra pensar que se puede parecer a Obladi Oblada, a no ser por esa parte que dice que la vida continúa de la manera que nadie imaginó, salvo John. Es para arriba y para abajo todo el tiempo como el silencioso una vez dijo.

Pete que no era el mejor baterista, si era tan bueno este que acaba de sacar un vieja duración, no hubiera existido mas que en la luna de los quién sabe.

Es un disco antiguo, uno viejo no, esos son los trapos, y no los parches en tu batería. Digo que larga duración dura lo que duraban antes y ahora también los buenos discos.

Cara A, y lado B después, un lado por vez, no se precisa más, le alcanza y no sobra nada al amable disco de Ringo, solo quería dejar claro cuál era su fuego, mirar para arriba, las cosas buenas van a venir, y vinieron. En el segundo surco que le da nombre al disco, después del primero que se quedó sin aire, pero no al cantar. Es en el tercero que te das cuenta para siempre, que el tiempo lo tiene en sus manos, siempre lo tuvo, desde antes de la vez que John Winston Lennon, en come together, le dice que lo consiguió.

En el tercer surco, te das cuenta que sabe cantar, que por suerte no tuvo que llamar a la ayuda de la voy llevando con una pequeña ayuda de nadie. Estaba claro ahora, que tenía el tiempo de su lado. Se lo puede haber pasado para que lo escuchará al otro Beatle que queda.

Es un chiste algo conocido, lo que un humorista argentino una vez dijo, cuando John, no tuvo chance de vivir, ahora lo que tenemos tres, y para cuando something de todo lo que podía suceder, sucedió al silencioso le paso, son dos los que quedan, y no hay acá el que ríe último, pero un poco de eso tiene. Yo vivo para tu amor canta, profundo en el espíritu y en el alma lo siente, y para ese amor ahora lo siente como nunca antes, puede ser esa guitarra slide, y que suerte que no hay camisa hawiana en la tapa, pero cuando empieza a silbar de esa manera cuándo la noche se convierte en día, no parece que estuviera en el barco del amor, pero las horas de la mañana le hacen bien. No tengo idea si es que sale a caminar por la playa en un día nublado, pero uno en el que hay mucho sol no hace falta, no estoy para esos trotes, lo máximo que puedo hacer en la mañana es decir, o llamar tu nombre, me escuchas cuando te llamo, si te escuchó y te acompaño en las vocales. En el disco, en la noche, cuando los cuatro vientos soplan, se agregan voces que son lindas, pero ninguna se llama Paul, o Paula, quien sea que se llame Molly, o no se cual Roseta, porque desde que se fueron esas, quedaron estas voces invitadas que no todos conocemos de antes, pero si que son buenas ahora que las conocemos. No voy a parar el reloj, no voy a detener el relato, que es más que una crítica de todos los no fantasmas que aparecen en el disco de Mirá para arriba.

De este disco no sale una gira de los únicos fabulosos cuatro que hay disponibles en la tierra. Ese sombrero en la tapa del disco que le permite mirar para arriba, si quiere, trae todo del sonido del que sospechaba que podía estar involucrado. La T de los huesos de Burnett como no iba a estar para agregar todo lo que había para agregar, todas las cuerdas que vibran sin miedo.

Es bueno solo escuchar el disco, no salir a buscar todo lo que puede estar por ahí disponible para leer, sobre quién es cada uno de los músicos, del estudio en que se grabaron todas las cosas que no son su voz y batería, si mando eso en mail, y el buen productor que esta vez por suerte con todo lo que lo queremos no era el hombre de la orquesta eléctrica liviana. Quienes se estrellan en los coros, quienes lo hacen un mejor cantante, al que nunca iba a ser cantante, si baterista.

Si en los coros se suma alguno para decir que es un gran día en California.

No le reconozco la voz a nadie que no sea el de los anillos. Da las gracias al final, porque estamos acá. Más de una vez dice no me dejes ir, no me dejes ir, dice que va a preguntar la misma cosa otra vez.
Si lo pones en repetir, si das vuelta el disco, te vas a quedar sorprendido y sin aliento. No vas a querer decir nada. Solo escuchar los golpes en la batería y verlo sonreír, caminar por la avenida.

Tiene algo del amor que necesitaba cantar el baterista, el que la última vez estaba en el techo con los otros cuatro, el viento le pegaba igual en la cara sin importar que estuviera de rojo, sin tapado de piel, hasta que la policía subió por las escaleras de las llamas. Nadie fue y le pegó una patada al asiento, no eran los Sex Pistols. No quedó en el suelo y tuvo que levantarse. ¿Con cuál de los cuatro van a empezar la próxima película? ¿No será que lo van a dejar para el final?

Que bien que estuviste cuando la llamaste a Alison para el track de las gracias. Lo tuviste todo, es cierto que podes haber atrapado algo del polvo, pero nunca fueron las flores en la mugre.

Gracias por las estrellas, por la paz y el amor, por el sol brillando. Gracias por haberte quedado todo este tiempo. Suerte que no sos Roberto Planta, el que la llamó a ella, que no es la de la canción de Elvis Costello. Agradecido que todo esto termina, y lo que sí queda, lo que importa es que Ringo Starr, miren para arriba, no crean en más nada que eso. El momento de darle las gracias a Ringo por seguir, como dice esa canción de la obladi oblada dice.

Viva la radio. Saludos cordiales,
The galgo.

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