Foto: Galgomundo
Es cierto, completamente cierto que puedo empezar por the greatest.
No es un matrimonio hecho el paraíso, esa es una de los palitos que precisas para prender un fuego.
lo podríamos haber intentado, pero cada uno estaba en su baile, y vos solo de visita. Mi tocayo preferido
tenía apenas un año, estaba dando sus primeros pasos y ahora tiene nada más que 16, es fácil de esa manera hacer los cálculos de cuando nos conocimos, hay una película del director de cortos de mi hermano, tiene dos buenos, que se pueden haber transformado en buenos documentales, de no mirar para atrás, y una vez vi a Robyn Hitchcock, pudimos haber estado cargando el hielo juntos, pero fue más un caminata hasta Lindolfo, habiendo salido del hotel en el que te estabas quedando.
A vos, Te fui a buscar al aeropuerto, porque tenía eso de las pruebas necesarias como para ir y hacerlo. La idea buena fue la de mi amiga productora con la que hicimos todo menos nadar con tiburones, o un poco sí, porque era Cloti -mi madre- la que se ocupaba de los caterings, y no fue uno, fueron varios, de la sala de Alfredo al Solís, la estación de trenes, el cine de los ojos bien cerrados, antes de que estuviera cerrado, cuando se podía simplemente bailar con el rojo, no arriba de las butacas, pero en las tablas. También esos días de Eco, que fueron los mejores, abrimos el bar al mediodía para que vinieran de Sondor caminando a buscar un almuerzo. Dejábamos la merienda, antes de irnos, y alguna que otra noche, en menor cantidad puede ser que vinieran a comer alguna otra cosa que no fueran masticables.
Nunca nos besamos rápido, nada de eso. No fuimos la canción de Sam Beam y Jesca Hoop, o como se llame esa buena cantante, que se junto con el de Iron and Wine a cantar unas canciones de un disco de vinilo que me da demasiada intriga saber donde puede haber quedado, todo este amor, como diría chan es una caparazón vacía. Es muy bueno el disco con los guantes de oro colgando. Las palabras con el nombre del disco brillaban, y deben brillar todavía, si lo vuelvo a tener en mis manos, arriba de mi falda, lo hago girar en mi dedo índice. Es amarla siempre. La vez que cruce el charco, en los días de la no pobreza extrema, pero pegando en el palo. Las llaves de la casa de mi querido Cass. El apartamento suyo vacío y la clave de internet, para poder enganchar un Messenger, porque en el caso de existir yo no usaba el whatsapp.
Ella no quiere ver a nadie – Me dijo la productora argentina, que me dijo vení, que te hago pasar, la buena amiga de Pepe. No Pepe jeans, pero miss you de todas maneras. Estará donde antes estuvieron las sopranos después de haber vendido la esquina de la P y la G a inmigrantes que están hasta ahora, con la música muy fuerte cuando voy a tomar algo con la hermana de Pablo y la amiga de Virginia que se llevó la mesa larga del piso de arriba de la casa de los galgos. Que gana de los galgos, los galgos, segundo intento. Vamos a vernos again, Inspector Stewart, y que por favor no sea tan catch me if you can María Isabel.
Era la noche, no de la manera hermosa que la canta el papá del guitarrista de los strokes, pero bastante parecido a eso, siempre me gusto la palabra stroke, pero puesta en esa canción de belle and sebastian, dice que tuvo un paro de esos, cuando tenia no se cual edad, he de suponer que muy joven para tener una canción.
¿Dónde está mi amor? Estaba ella con esos city rockers como robados de los cuervos negros. Eran un combo o combinación simpática, pero no del todo. No debe ser nada más que divertido estar de gira con ella. Se quiebra y se recupera tantas veces en un mismo día, que debe ser una carga para los simpáticos tipos, que les gusta la idea de girar, divertirse, buscar amor en cada puerto, y no incluye eso tener la historia una noche con la jefa, y poder desaparecer a la mañana siguiente, no conozco los detalles, no son los mismos músicos que están en todo el disco de fondo rosado con los guantes dorados colgando.
¿Quien tiró la toalla primero, o cuánto duró la gira esa? Invierno del ’09 te trajo, había estado en buenos aires, con la luna esa PIX, que no tenga idea de que matador asunto se trata, más que ese era el sello, y lo otro el título. Además de que traía esa de los huesos cruzados.
Inaugurado no hace mucho el aeropuerto ese en la ciudad en la que viniste a aterrizar, si es que venías de San Pablo, o algo de eso. Este año hubiera estado, si hubiera juntado unos pesados diamantes para viajar, y un trabajo en el que no tengo jefa mala, yo no lo era tanto cuando tuve que serlo, pero que importa.
El café frío que me estoy tomando ahora es bueno. El diario de Galgomundo me llama, o invento que me llama, con la esperanza de volver a estas páginas de la historia del poder del gato que en un galgo plateado ejerce. No me quiebro la espalda, me hago flexible, sé esperar, pero no puedo esperar mucho más. Hay un reloj como el de la dama Gabito. Hay un buen bondi, se le dice, por unos bonos que había para viajar cuando no había tarjeta de plástico metropolitana, como me gusta decirle.
No hay federal. No hay vigilante. Hay un charco más fácil de cruzar donde voy a ir, para no quedarme aquí escondido.
Viva la radio en Radiomundo. Saludos cordiales,
The galgo.