Juegos Olímpicos de París 1924
Por Homero Fernández
Sábado 29.06.2024
La Copa América vivió después del mundial de 1930 una pausa de cinco años. La razón estaba en que Argentina y Uruguay habían roto relaciones futbolísticas por acusaciones mutuas y se negaban a participar de cualquier torneo sudamericano. No querían saber nada del otro. Era un divorcio rioplatense, y sin ellos no tenía sentido organizar ningún torneo. Eran las estrellas.
La Copa América vivió después del mundial de 1930 una pausa de cinco años.
La razón estaba en que Argentina y Uruguay habían roto relaciones futbolísticas por acusaciones mutuas y se negaban a participar de cualquier torneo sudamericano. No querían saber nada del otro. Era un divorcio rioplatense, y sin ellos no tenía sentido organizar ningún torneo. Eran las estrellas.
Argentina y Uruguay no solamente estaban distanciados como selecciones, sino que dentro mismo del fútbol de cada país existían más de una organización futbolística.
En ese período se jugaron algunos partidos “amistosos”, pero con algunas particularidades. Disputaron dos partidos benéficos en Buenos Aires y Montevideo para apoyar a las delegaciones de atletas de ambos países que concurrirían a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles.
Fue el 15 de mayo de 1932 cuando los celestes usarían por primera vez la camiseta roja. “Como el match no ha sido organizado, sino solo autorizado por nuestras autoridades, el conjunto uruguayo jugará con camiseta roja”, decía un comunicado oficial tratando de preservar la exclusividad de la celeste. Perdieron 2 a 0.
Tuvieron que pasar tres años hasta que Perú fue capaz de convocar a argentinos y uruguayos a la que se consideró una edición “extraordinaria” del torneo sudamericano. Lima celebraba los 400 años de su fundación y hasta allí llegaron los rioplatenses y los chilenos que, junto a los anfitriones, formarían el
cuadrangular. No estaría en juego el trofeo tradicional, pero los dos primeros tendrían derecho a participar de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.
Como solía suceder entonces, Argentina y Uruguay se volvieron a enfrentar en la final. Pero los colores en la cancha no eran los históricos. Lucían de blanco y rojo, respectivamente. Así habían jugado todo el torneo.
Argentina era la clara favorita porque tenía un plantel joven y con muchos nuevos talentos. Venía de ganar 4 a 1 a Chile y a Perú. Frente a ellos estaban los uruguayos a muchos de los cuales se les consideraba demasiado veteranos. Además, apenas habían ganado por la mínima sus dos partidos anteriores.
Pero ese 27 enero de 1935 volvieron a hacer gala de su calidad y se impusieron a los argentinos por 3 a 0.
Era la despedida de una generación extraordinaria que había conquistado dos campeonatos de fútbol en las Olimpiadas y el primer mundial. Y esta vez lo habían conseguido con uniforme rojo, un color que siguió sustituyendo a la celeste y con el que jugarían el sudamericano de 1937 en Argentina.
Después volvería la celeste al protagonismo. El rojo solo saldría del baúl cuando tuvieron que usar un uniforme alternativo en el Mundial de Chile de 1962, ante Colombia. Y cada vez que fue necesario, desde el 2000 al 2009, cuando Uruguay se enfrentó a Argentina utilizó la camiseta roja, tanto en la categoría de mayores como de juveniles.
Hasta que en 2010 alguien levanta la mano y pide guardar la roja.
Según una nota adjudicada al portal FIFA.com, fue Diego Forlán quien tuvo la iniciativa de una nueva alternativa.
“Estábamos utilizando la camiseta roja como segundo uniforme, pero el rojo no
está en los colores de Uruguay…”. “Entonces fui a hablar con el utillero, que lleva tiempo con nosotros. Le pregunté por qué razón jugábamos con el rojo, y si podíamos cambiar al blanco, que es uno de los colores de nuestra bandera. Él estuvo de acuerdo y me pidió que hablase con Lugano, con el entrenador y con los directivos. Y hablé con ellos. Todos estuvieron de acuerdo, y volvimos a cambiar al blanco. En el primer partido con ese color, ya ganamos 3-0”.
Contra Sudáfrica fue el único que Uruguay jugó de blanco. Forlán hizo dos de los cinco goles que convirtió en el torneo donde tuvo premio aparte: el título del mejor jugador del mundial.
¿Habría pasado lo mismo con la roja?
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