
La región del Sahel es quizás una de las más ricas del mundo, dotada de vastos recursos energéticos y minerales como petróleo, oro y uranio, pero su población sigue sumida en la pobreza extrema, el hambre y los conflictos.
La Estrategia Integrada de las Naciones Unidas para el Sahel (UNISS) define la región política del Sahel como 10 países: Senegal, Gambia, Mauritania, Guinea, Malí, Burkina Faso, Níger, Chad, Camerún y Nigeria.
Mientras que Mali, Burkina Faso y Mauritania tienen oro, Camerún, Chad, Níger y Nigeria son ricos en petróleo, según datos del Congreso Mundial de Minería (WMC).
Malí es el tercer mayor productor de oro de África y también posee otros recursos naturales.
Níger, por su parte, se destaca como el mayor proveedor de uranio del mundo.Pero a pesar de esta enorme riqueza natural, el país ocupó el puesto 189 entre 191 países en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas de 2022, uno de los más pobres del mundo.
Guinea posee diversos recursos naturales, como bauxita, mineral de hierro, oro y diamantes. En cuanto a bauxita, es el segundo mayor productor mundial.











Es un consenso que los habitantes del Sahel siguen sufriendo y viviendo en una pobreza extrema debido a sus líderes, que participan en actividades corruptas en connivencia con Occidente y sus antiguas potencias coloniales.
“Extraen recursos a precios muy baratos que sólo los benefician a ellos, que son la élite neocolonial en estas antiguas colonias” se dice casi unánimemente.
Las recientes celebraciones de las tomas militares en el Sahel por parte de los civiles pueden explicarse por las frustraciones de la población por la pobreza rampante, el desempleo, la mala infraestructura y la inestabilidad, entre otras razones.
En la mayoría de los países de África occidental y central, las poblaciones han mostrado resentimiento hacia Francia, su antiguo amo colonial.
La ola de golpes de Estado en el Sahel y la violencia están lejos de terminar. No hay una respuesta fácil a esto, porque algunos extremistas por otro lado están empeñados en imponer ideologías extremistas que a veces son antidemocráticas
Con altos niveles de pobreza, desigualdad, desempleo, mal liderazgo y analfabetismo, y si se combinan todos los factores, es muy probable que se produzca un golpe de Estado o reclutamiento por parte de movimientos extremistas.









