
América Latina se encuentra atravesada por una red de corredores estratégicos que definen no solo su geografía física, sino también su proyección económica y geopolítica. Gasoductos, carreteras, hidrovías y líneas ferroviarias conforman auténticas arterias que permiten la circulación de energía, mercancías y personas a lo largo del continente. Estos corredores no son meramente infraestructuras técnicas: constituyen espacios donde se juega la integración regional, la soberanía energética y el acceso a mercados globales.
Hablar de corredores estratégicos en América Latina es, en definitiva, hablar de poder, integración y desarrollo. Son las venas que pueden impulsar la cooperación o, en su ausencia, revelar desigualdades y tensiones. En este escenario, cada obra de infraestructura adquiere un valor político y estratégico que va más allá de su función económica inmediata.
Recibimos a Ricardo Barboza para analizar.









