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#A09 Un torneo de puro cambios, hasta de uniformes

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Juegos Olímpicos de París 1924
Por Homero Fernández

Viernes 28.06.2024

Buenos Aires fue la sede de histórica de la primera edición en 1916 y también lo fue el año en que se bautizó la competencia con el nombre oficial de Copa América, una versión que abarcó dos años y muchas novedades.

El campeonato sudamericano de 1937 jugado en Argentina tuvo varias particularidades que lo hacen singular. Y para muestra, muchos botones.

Por primera vez una empresa, esa vez brasileña, había contratado los derechos para transmitir los partidos y desde esa edición lo que hasta ahora era el Campeonato Sudamericano pasaría a llamarse Copa América.

El torneo empezó a finales de 1936 y culminó en febrero de 1937. Era la competencia número 14 y se aplicó una nueva forma de disputa.

Tomaron parte Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Chile y Perú. Al ser seis los participantes
se resolvió formar dos series de tres y los ganadores de cada una serían los que tendrían derecho a jugar la final.

Otra particularidad fue que por primera vez el torneo se disputaba en las noches con luz artificial, una experiencia nueva para muchos de los jugadores especialmente para los porteros.

Perú, por ejemplo, terminó usando tres porque ninguno se adaptaba a la iluminación y le achacaban a las luces los errores garrafales que terminaban en gol.

Justamente a los peruanos les tocaría enfrentar a los brasileños en el primer partido de su serie que era, además, el primero en la historia entre ambas selecciones.

Lo que pasó el 27 de diciembre de 1936 en el viejo estadio El Gasómetro quedó claro en el resultado, que fue de 3 a 2 para Brasil. Pero donde surgen confusiones es con respecto al cambio de uniforme de las selecciones.

Aunque una versión brasileña asegura que su equipo cambió la camiseta blanca por la roja de Independiente para evitar la similitud con la alba de Perú, no hay documentos gráficos que lo avalen.

Pero, sí hay fotos y testimonios de los peruanos de que fueron ellos quienes tuvieron que cambiar de colores en el segundo tiempo debido a la confusión cromática agudizada por la deficiente
iluminación.

Salieron a la cancha vistiendo como el dueño del estadio, San Lorenzo, rojo y azul a rayas verticales.

Una crónica de la revista El Gráfico firmada por el periodista uruguayo Diego Lucero registra el caso. “La similitud de las casacas de los rivales permitía una confusión y se pidió a los peruanos que cambiasen las suyas por otras con los colores de San Lorenzo. De manera que sí sorprendió al público que apareciese en la cancha otro team que el que había regresado a los vestuarios con camisa blanca y banda roja”.

Sin embargo, allí tampoco terminaría este vaivén de uniformes para los peruanos.

Cuando debió enfrentar a Chile el 27 de enero de 1937 volvió a surgir el problema. Entonces, ya precavidos los incaicos salieron a la cancha vistiendo como San Lorenzo para evitar la confusión con la camiseta blanca de los chilenos. Quedaron 2 a 2.

Donde queda patente que Brasil jugó en esa Copa América con un uniforme ajeno fue el 3 de enero de 1937.

Le tocaba enfrentarse a Chile, que también iba de blanco. Ese día perdió el sorteo y tuvo que jugar vistiendo el uniforme de Boca Juniors.

No era de extrañar porque el partido se jugaba en el viejo estadio de los xeneises. Ese día “Boca” jugó más bonito que nunca. Ganó 6 a 4.

La última vez que Brasil había cambiado su uniforme para jugar un partido había sido extraoficialmente en Río de Janeiro durante un partido de homenaje al golero uruguayo Roberto Chery, fallecido durante el campeonato sudamericano de 1919.

Jugó contra la selección argentina vistiendo el uniforme de Peñarol, los colores del futbolista fallecido.

Tendrían que pasar muchos años hasta llegar a la fatídica tarde de Maracaná de 1950, cuando Brasil perdió ante Uruguay el Mundial que había organizado.

Tras el duelo interminable decidieron hacer un concurso popular para cambiar el odiado color blanco. Un joven diseñador gaúcho que, paradójicamente era fanático de Uruguay, le regaló la creación de la “verde- amarela” que tanto identifica la época gloriosa del fútbol brasileño y que rompió la maldición.

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