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Entrevista, lunes 18 de marzo: Guido Manini Ríos

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EC —Hablamos de su período de comandante en jefe desde febrero de 2015, pautado por cantidad de situaciones al filo del reglamento. Una duda que me quedaba estos días, que incluso se discutió acá en alguna de las mesas, es cuánto incidió en ese “perfil alto” que usted tuvo últimamente la muerte del ministro Eleuterio Fernández Huidobro en agosto de 2016.

GMR —Yo ya había tenido varios episodios que se podrían calificar como dice usted de perfil alto en vida de Fernández Huidobro. Por decir algo, mi primer discurso, el del 18 de mayo del año 15, ya fue polémico; no fue tan polémico como las declaraciones del ministro, por eso quedó un poco en segundo plano, pero recuerdo aquella marcha que hubo pocos días después en la que mostraban disconformidad con lo que yo había dicho. Esto de la misa de que hablamos recién fue en vida de Huidobro. Es decir que no necesariamente antes de que muriera Huidobro yo había tenido perfil bajo.

EC —Lo cierto es que Fernández Huidobro, que fue el ministro de Defensa que lo promovió a usted, que lo impulsó como comandante en jefe al final del gobierno de Mujica, planteaba públicamente inquietudes parecidas a las que usted ha ido levantando en estos años.

GMR —Es claro, Huidobro era una persona muy sensible a muchos de los problemas que vivíamos en la fuerza, él mismo los planteaba públicamente y bastantes ataques recibía por las cosas que decía. Muerto Huidobro indudablemente ya esas cosas no se decían más y tal vez ahí empezaran a poner el foco en mí. Pero creo que desde el primer día de mi gestión, en vida de Huidobro, yo ya trasmitía cosas que después fueron polémicas porque ya no estaba más el ministro que las decía.

EC —En el velatorio de Fernández Huidobro (4 de agosto de 2016) usted hizo uso de la palabra…

GMR —En el entierro, sí.

EC —Otro hecho poco usual. Y fue muy elogioso con él. Dijo: “Creo sinceramente que quienes vestimos el uniforme de las instituciones armadas de la República le debemos un sincero homenaje a don Eleuterio Fernández Huidobro”. ¿Cómo se entiende esa relación que ustedes fraguaron, teniendo en cuenta que Fernández Huidobro había sido guerrillero tupamaro en los años 60, se había levantado en armas contra las instituciones democráticas y fue combatido y derrotado por las Fuerzas Conjuntas?

GMR —Quiero aclarar que la primera vez que le vi la cara a Huidobro –más allá de la prensa y lo mediático– fue el día que ascendí a general, cuando él me entregó creo que fue el diploma; el presidente me dio el bastón y el ministro, el diploma. Por razones casuales de servicio, me tocó siempre depender directamente de él, porque fui designado director de Sanidad Militar, que depende directamente del ministro, no tiene al comandante en el medio, el trato es directo. Por lo tanto tuve con él reuniones semanales. Pero por lo mismo que le decía recién, yo entendí que Huidobro era una persona con alta sensibilidad a las inquietudes y a los problemas de la gente subordinada a mí, a los problemas que planteaba el Ejército. Una sensibilidad inusual, él siempre mostraba preocupación y siempre buscaba solucionar los temas, en vez de cualquier trámite burocrático, cualquier gestión; era el primero en gestionar y tratar de sacar adelante cuando se trataba de encontrar una solución a problemas que nos preocupaban.

EC —Fueron muy llamativas aquellas coincidencias. De su mensaje de despedida del martes, el párrafo más fuerte que dirigió parece calcado de expresiones de Fernández Huidobro…

GMR —Sí, sí.

EC —Cuando dice: “He tratado de sacar adelante a nuestro Ejército enfrentando la incomprensión de muchos, las falsedades de burócratas incapaces de ver la realidad, enceguecidos en su soberbia, o atrapados en sus prejuicios ideológicos; y la acción de aquellos que lucran con la confrontación, convertidos en peones bien pagos de los centros de poder mundial, siempre dispuestos a ejecutar un perverso libreto que lleve a la destrucción de nuestras instituciones, y deje a los uruguayos en el más absoluto estado de indefensión”.

GMR —Sí… no era la primera vez que decía todo eso que dije ahí. Si van a discursos míos de 18 de mayo, en presencia del propio presidente de la República, esos términos, capaz que con alguna palabra diferente, ya habían estado. Es verdad también que Huidobro se había referido en términos muy similares. Es lo que yo siento, en ese momento de despedida muy especial, muy emotivo aparte, uno dice lo que siente y no mide si es muy duro o poco duro.

EC —Repito: ¿cómo se entiende esa sintonía? Para mucha gente es incomprensible.

GMR —Muchas veces sintonizamos con gente a la que le han puesto etiquetas que la hacen incompatible o que tornan incomprensible la sintonía. Yo tengo muchas coincidencias con gente que hoy puede ser catalogada de izquierda en determinados aspectos y también con gente de derecha, por supuesto, que tiene etiquetas diferentes y uno dice “no se entiende”. Entiendo porque tenemos en determinados puntos las mismas ideas o soluciones planteables a problemas que son de urgente resolución. Con Huidobro había coincidencias en las soluciones en muchos temas, por eso hubo esa sintonía. Por supuesto –lo dije el día del entierro cuando hablé–, no juzgo el pasado de Huidobro, juzgo la época en que lo conocí. Yo lo conocí en el año 2012.

EC —Pero por ejemplo, cuando se refiere a “burócratas incapaces de ver la realidad”, ¿a quién está aludiendo?

GMR —Bueno… me pusieron 30 días por enfrentar a ese tipo de burócratas…

EC —¿El ministro de Trabajo?

GMR —Puede ser…

EC —¿El Ministerio de Economía? ¿El propio ministro de Defensa?

GMR —Puede ser. No quiero personalizar, simplemente gente a la que uno le habla, le habla, le explica desde todos los ángulos posibles cómo es la realidad y es totalmente insensible porque sigue en lo suyo en una especie de mundo paralelo. La califiqué de esa forma, capaz que fue muy dura la calificación, pero repito que no fue la primera vez que lo hacía, ya lo había hecho en otras ocasiones.

EC —Pero es importante entender a quiénes está aludiendo. En particular con el ministro Menéndez usted no tuvo un vínculo fluido, ¿no?

GMR —El trato con Menéndez fue muy caballeresco, tampoco tuve falta de respeto nunca. Sí tuve diferencias y se las hice ver cada vez que las tuve, siempre. Tuve diferencias en puntos de vista, sobre todo cuando se trataban cosas tan importantes como la ley de retiro o la ley orgánica.

EC —O tribunales de honor…

GMR —O tribunales de honor.

EC —Hasta el fallecimiento de Fernández Huidobro, en 2016, no se había convocado a tribunales de honor de las Fuerzas Armadas para analizar la conducta de militares enjuiciados por violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.

GMR —Para ser honesto, yo recibí la primera disposición del Ministerio de Defensa para convocar a tribunales de honor con la firma de Fernández Huidobro.

EC —¿Cuál fue ese? ¿El caso de Álvarez?

GMR —No, este mismo que termina fallando ahora, ese fue dispuesto con la firma de Fernández Huidobro unos meses antes de su fallecimiento. Se demoró un tiempo en la conformación del tribunal, empezó a actuar después.

EC —El tribunal empieza a actuar en setiembre de 2016, poco después de la muerte de Fernández Huidobro y con Menéndez ya como ministro.

GMR —Pero había sido dispuesto, no recuerdo la fecha exacta, abril o mayo de ese año, con la firma de Fernández Huidobro, él fue el que dispuso los tribunales de honor. Después se murió y empezaron a funcionar después.

EC —¿O sea que ese no fue un factor particular de enfrentamiento con el ministro Menéndez?

GMR —No, no; al contrario, yo nunca le puse peros. Aparte corresponde, está en la reglamentación de los tribunales de honor, el ser condenado por la justicia amerita el pase a tribunal de honor para que este ratifique o rectifique, es un derivado del procesamiento por la justicia el pase a tribunal de honor.

EC —O sea que usted no objeta estos tribunales de honor en sí.

GMR —Jamás.

EC —En el mensaje de despedida y en la entrevista con Océano FM el martes, usted dejó abierta la posibilidad de incursionar en política. Y el nuevo partido Cabildo Abierto hizo una presentación acelerada en sociedad al día siguiente, el miércoles, y allí le pidió públicamente a usted que sea su líder y candidato a la Presidencia. ¿Les va a responder? ¿Les respondió ya?

GMR —Les voy a responder, pero me voy a tomar todo el tiempo necesario. Hasta hace muy poco tiempo no tenía en mi mente incursionar en la actividad política, no eran mis planes; voy a pensar bien si voy a hacerlo, y si voy a hacerlo en ese partido o donde sea. Lo voy a pensar, me voy a tomar mi tiempo. Ayer vi un medio de prensa que decía: “El jueves va a contestar”. Lamento defraudar a ese medio de prensa, pero el jueves no voy a contestar, me voy a tomar un tiempo y voy a contestar cuando esté realmente decidido y partiendo de la base de que las condiciones sean las apropiadas. Hoy por hoy hay una gran franja de la población que tiene problemas muy graves de toda índole y cualquier aporte que se pueda hacer buscando la solución para esa parte de la población, la más frágil, que está desesperada viviendo casi una tragedia diaria, con miedo, sin trabajo, etcétera, amerita buscar dar una mano desde otro puesto de lucha. Todavía no lo he decidido, lo estoy pensando.

EC —Usted aludió a esto en el mensaje de despedida de una manera bastante singular, dijo: “Convencido de que lo que está en juego es el futuro del propio Uruguay, creemos sinceramente que nuestro Ejército vale el sacrificio de todos, hasta el último suspiro de nuestras vidas”. ¿Qué tiene que ver el Ejército con el futuro del Uruguay y con ese tipo de problemas que usted señala que está pasando una parte de la población?

GMR —Repito que ese mensaje fue dirigido a los integrantes del Ejército. Yo les trasmito a ellos, primero les digo que voy a estar al servicio del Ejército hasta mi último suspiro, porque así lo siento, después de 46 años en la institución no puedo sentir otra cosa. Que el país en cierta forma está asociado al Ejército desde su creación es un hecho histórico irrebatible, y que el futuro del Uruguay está en juego, porque entiendo que hay muchas cosas en este país que hay que cambiar para que pueda seguir transitando por la senda democrática, republicana, que siempre ha sido su tradición, y que tiene que realmente vivir en el respeto a todas las normas en un ámbito de convivencia social tal vez diferente o mucho mejor que el que hoy estamos viviendo. El Ejército es una parte fundamental de la institucionalidad del país y por eso vale más que nunca el esfuerzo de todos hasta el último aliento para tratar de sacarlo adelante, tener una institución siempre sólida, firme, dispuesta a cumplir su misión, porque en eso en cierta forma también le va la vida al país.

EC —El tema es si se termina mezclando el Ejército con la política. Decía el doctor Julio María Sanguinetti: “Lo peor que podría hacer el comandante sería liderar un partido político militar”.

GMR —No tengo pensado liderar ningún partido político militar. En todo caso, si las circunstancias de la vida me llevaran a liderar un partido, no sería un partido militar. Están identificándome plenamente con este partido Cabildo Abierto, que tengo entendido que tiene algunos militares en su conformación, aunque las autoridades que vi son todas civiles; los militares que tiene Cabildo Abierto no deben de ser más que los que tenía el Frente Amplio (FA) en el año 71 cuando se fundó. Militares hay en todos los partidos y en todos lados. Yo no pienso liderar ningún partido militar, en todo caso será un partido de un gran contenido social, que no sé si será Cabildo Abierto o cuál.

EC —Pero ¿puede llegar a ser otro el canal? ¿Puede llegar a ser que usted se incorpore a una agrupación, por ejemplo del PN, donde también lo están invitando?

GMR —Todo es posible, es lo que en estos días estoy pensando. Primero si voy a incursionar en la política y segundo en qué pista voy a hacerlo.

EC —En su familia paterna hay un historial político vinculado al Partido Colorado, por el lado de su familia materna la tradición es blanca, y además su esposa es edila en Artigas por el sector Todos del PN. ¿Usted cómo se define desde el punto de vista ideológico, filosófico?

GMR —Honestamente, tengo en mi familia para elegir cualquiera de las opciones, incluso tuve un tío hermano de mi madre del Partido Comunista, que estuvo preso por comunista. Si fuera por la parte familiar podría elegir cualquiera de las opciones del menú que hay hoy. Hasta hoy, después de 46 años en el Ejército, siempre me definí como apartidario; en el Ejército tenemos un dicho: “no soy ni blanco, ni colorado, ni frentista: soy verde”. Hasta hace cinco días yo era verde, no era ni blanco ni colorado, y de hecho he votado variado. En definitiva no estoy encasillado en ninguno de los partidos y puedo incursionar en cualquiera de ellos. Si vamos a lo familiar tengo argumentos, pero creo que eso no es lo que más va a pesar.

EC —Ha votado variado, dijo…

GMR —Sí, señor.

EC —¿A qué partido votó?

GMR —Prefiero reservármelo.

EC —¿Y hoy se ubica dentro de la oposición, por ejemplo?

GMR —No. Creo que en algunos temas el gobierno hace las cosas muy bien y en otros hace las cosas muy mal. En definitiva, no me puedo encasillar y decir que todo lo que hace el gobierno está mal o que todo lo que hace el gobierno está bien, si eso es lo que define oposición o no oposición.

EC —Pero ¿usted va a trabajar en política, si trabaja, para que haya un cambio de gobierno, para que el FA salga del gobierno en 2020?

GMR —Si trabajo –repito que no tengo la decisión tomada–, no va a ser con el eslogan “sacar a Fulano” ni “poner a Mengano”, sino para buscar solucionar a los grandes problemas que tiene el país, algunos de ellos verdaderas tragedias que está viviendo la gente hoy en Uruguay.

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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