
DM —El resumen más importante es el para qué. Creo que el tema básico es determinar qué necesitamos y la universidad debe ser parte de ese proyecto. El avanzar hacia la finalización de la educación media de un porcentaje mucho mayor que el actual y el inicio de la carrera universitaria y la tercerización es un objetivo estratégico para el modelo de país de desarrollo económico sustentable y centrado en el ser humano. Por lo tanto dentro de ese marco están la pregunta y la respuesta a la pregunta.
Ahora bien, implica masificar, implica preparar gente, implica también lograr que la Universidad sea parte de un proyecto que esté inserto como un factor determinante de ese proyecto. Por eso mismo, el nuevo Plan Estratégico Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, el PENTI 2, tendría que estar muy orientado también al desarrollo de capacidades para tener el sostén de ese salto en calidad de la nación.
PR —Una pregunta sobre infraestructura. ¿Cómo evalúan el funcionamiento del régimen de PPP? ¿Tiene que haber modificaciones para que sea más ágil? ¿Qué rol va a tener en su próximo gobierno la figura de las PPP?
DM —Primero, cuando uno mira el escenario global, las necesidades de inversión de infraestructura y otros temas, sin duda todo lo que se ha logrado de financiamiento viene bien. Habrá una capacidad de inversión del gobierno, que en el marco restrictivo que tenemos tampoco va a ser demasiado importante. Segundo, las PPP […] las concesiones son las herramientas que hay. Sin duda ha habido un proceso largo, que generó aprendizajes. He hablado con otros países y me decían que ha pasado en todos lados, porque tiene que ser garantista, parte de la democracia es que los sistemas sean garantistas. Hemos empezado un proceso. Entre UPM 2 y los 2.000 millones de dólares de las PPP se calcula que el año que viene va a haber unos 15.000 puestos de trabajo nuevos. O sea que sin duda son importantes. Igual de repente hay que afinar algunos aspectos del propio aprendizaje de la realidad para que sean un poco más eficientes a la hora de su implementación. Pero siempre hay que encontrar el balance entre la transparencia y la eficiencia.
CD —Para complementar, esto es una nueva modalidad en el país y llevó un proceso de aprendizaje tanto en el sector púbico como en el sector privado. Porque implica una lógica bastante distinta de explicitar a priori los riesgos, cómo presentar un pliego, etcétera, y también encontrar el financiamiento, cosa que antes el privado no tenía que hacer. Está claro que por el lado de los cierres financieros, por ejemplo, eso ha sido cuello de botella, y tenemos algunas ideas de cómo puede mejorar. Pero en parte ha sido el aprendizaje, si uno mira Inglaterra, que fue de los primeros países donde hubo PPP, la primera creo que llevó casi 10 años en tener la obra lista, porque llevó bastante tiempo aprender cómo funciona esa modalidad. Y se puede mejorar también por el lado de la selección de proyectos, hay algunos proyectos chicos que se han hecho por PPP y tal vez la PPP es un instrumento que sirve y es más eficiente para proyectos como el Ferrocarril Central, en que uno trae no solamente una inversión de afuera grande, etcétera, sino también un operador que puede ser más eficiente. Esa búsqueda de la distribución eficiente de los riesgos creo que es una de las ganancias de las PPP, aparte de diferir parte de su pago en el tiempo. Claramente hay cosas para mejorar, tanto en los cierres financieros como en la selección de proyectos para hacer en esa modalidad.
DM —Hay una experiencia de PPP bastante anterior a esta camada, muy exitosa. Es cierto que tenía más disponibilidad de financiamiento internacional. Lo va a desarrollar Ramón.
RM —Muchas veces hablamos como si la participación público-privada fuera a partir de la ley de PPP. Nuestro país tiene una experiencia liderada por Daniel, oh casualidad, que fue la transformación energética. Para la transformación energética conseguimos 4.000 millones de dólares de inversión extranjera directa, y también nacional, inversión privada, en asociación con las empresas públicas. Fue un modelo superexitoso y que de hecho está siendo replicado en el resto del mundo de una forma ad hoc. Inversión público-privado que trajo inversiones, trajo conocimiento, trajo 50.0000 puestos de trabajo, solamente el sector energético trajo tanta cantidad de puestos de trabajo como los que la oposición dice que se están destruyendo en los últimos años. Y eso tiene que ver justamente con un rol del Estado fuerte que coordina y genera reglas de juego claras para el sector privado.
RA —Una pregunta que teníamos prevista nosotros. Está claro que los gobiernos del FA han logrado bajar los niveles de pobreza y de indigencia. Sin embargo la pobreza infantil, principalmente, sigue siendo un problema, los mayores niveles de pobreza se registran entre los menores de 6 años, entre los cuales la pobreza alcanza un 17,2 % frente a un promedio de 8,1 a nivel país. Esa proporción bajó mucho desde registros de 34 % en 2010 o incluso de 50 % en 2006, pero de todas formas sigue siendo demasiado alta. Si vamos subiendo en edad, la incidencia de la pobreza tiende a bajar, pero también es muy alta en otros estratos de la población infantil y adolescente: 15 % en el segmento de 6 a 12 años y casi 14 % en el segmento de 13 a 17 años. ¿Tiene prevista alguna política específica para mejorar este aspecto?
DM —Sin duda. No salió la ley de primera infancia, pero va a tener que salir algo, que claramente vamos a liderar. Cuando hemos mencionado el tema de la presupuestación por programa, el 98 % de los uruguayos no entiende lo que uno dice. El presupuesto nacional se arma por incisos, los incisos son las áreas de los ministerios. Yo fui cinco años miembro de la Comisión de Presupuesto y dos años presidente. Era dificilísimo entender para qué iba el dinero, porque no solo tenés que preguntar por qué se quiere incrementar este inciso, sino cuánto tenía antes, cuál es el plan estratégico, qué objetivo está cumpliendo. Cuando uno va a la punta se hace dificilísimo controlar nada. Otra cosa es tomar por ejemplo un programa que sea primera infancia, primera infancia no involucra un ministerio, ahí están el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), el Ministerio de Salud Pública (MSP), el Ministerio de Educación y Cultura (MEC), el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). Implica además mirar el contexto, no son solamente los muchachos, porque es cierto, la pobreza está en 17,2 % en el tramo de 0 a 6 y en cerca de 15 % en el tramo de 6 a 12, que es el siguiente. Pucha, primer tramo, que es donde se forman las capacidades de adquisición de conocimientos, es donde hay mayor pobreza, que limita el desarrollo de esas capacidades. El segundo, donde se profundizan las capacidades de sociabilización e integración a la sociedad es el segundo nivel de pobreza alta.
Obviamente es un problema grande. Pero estaba en más del 50 %, los gobiernos del FA dividieron por más de tres la pobreza infantil, la de 0 a 6 por ejemplo, pero no alcanza, es gravísimo. Es buenísima la reducción que ha habido, pero igual es recontrapreocupante que siga pasando, eso hay que abordarlo en un programa específico que implica saber que hay una masa de dinero presupuestal del cual una parte va al MSP, otra parte para el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA), otra para el Mides, otra para complementación de las intendencias, en una política coordinada que implique marcar objetivos, verificar que cada gasto cumpla la meta especificada, pero tener esa transversalidad. Esto está muy unido, porque buena parte de las 80.000 personas viven en los 25 barrios con vulnerabilidad socioeconómica que son parte de nuestro plan de seguridad y convivencia, pero en realidad eso es parte de una política social global. Es lo mismo: no tomar la convivencia y la seguridad como un tema del Ministerio del Interior (MI), es un disparate. Hay que sumar MI con MVOTMA… Y hacer intervenciones en esas zonas de alta vulnerabilidad socioterritorial que busquen dar calidad de servicios, accesibilidad, oportunidades laborales. Una visión global que retome la presencia del Estado y las oportunidades en ese sector, prever un futuro y que la gente empiece a tener un futuro.
A mí no me lo contaron, hace muchos años que recorro barrios y sé lo que pasaba hace 20 años y lo que pasa ahora. Y cómo en buena medida la exclusión, estar fuera del sistema, algo que se empezó a generar en los 70 y pico, en las décadas de los 80, 90, que se profundizó con la aplicación de ciertos modelos económicos, ha determinado que en muchos lugares la perspectiva de futuro no exista. Vos hablás con gurises que están calzados, ves que están con una paliza de pasta base impresionante, y la noción de futuro se pierde. ¿Estudiar?, ¿pa qué, si yo posiblemente muera en un enfrentamiento con la policía dentro de un año? Entonces, pucha, hay que atacar con esa visión integral, no alcanza con tener una política, sea represiva o sea social. Hay que integrar.
Con primera infancia es clarísimo, hay que hacer un esfuerzo porque para reducir ese 17,2 una de las cosas que como sociedad tenemos que hacer es romper moldes. Ahí sí hay que entender la transversalidad, políticas a largo plazo y transversalidad son las dos frases que me escuchan con más insistencia en los 15 años que hace que estoy en la actividad pública, porque ahí sí hay que tener políticas específicas. Ahora sí, no me sume que el Mides haga una cosa por su lado, que el MVOTMA haga una cosa por su lado, el MSP por su lado… Hay que trabajar transversalmente focalizando en el problema y midiendo los resultados.









