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Debate entre Teresa Herrera y Hoenir Sarthou, miércoles 1 de marzo

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HS —Si tú creés que los organismos multilaterales están hechos para el bienestar de los pueblos, todo bien. Yo tengo mis serias dudas. ¿Quién los financia y quién predomina en esos organismos?

TH —Cuestionemos los organismos multilaterales. Entonces estar en un trabajo sostenido de muchos años tratando de lograr la equidad entre los géneros es hacerle el juego al sistema capitalista… ¿Qué tiene que ver hacer el juego al sistema capitalista con pedir mayor participación política de las mujeres? ¿Qué tiene que ver hacerle el juego al sistema capitalista con pedir que se reconozca el trabajo no remunerado?

HS —Eso no es lo central que han pedido.

TH —¿Cómo que no?

HS —No, no, no.

EC —Por ejemplo, se reclama la ley integral de violencia doméstica.

TH —Exactamente.

EC —Es otro de los puntos. ¿Por qué tú sostenés que ese tipo de plataforma es funcional al sistema capitalista o a la explotación?

HS —Lo que digo es que se está centrando el conflicto social en una cosa que es falsa. Sostener que el gran problema de las sociedades occidentales es la lucha entre hombres y mujeres y la desigualdad entre hombres y mujeres es una visión muy particular, cuando las grandes diferencias económicas, sociales, culturales se producen entre clases sociales, entre quienes manejan el capital y quienes no lo tienen. En el mundo la diferencia está entre los países más desarrollados y los que tienen menos riqueza. Sin embargo la financiación para el movimiento feminista viene justamente del mundo desarrollado y de los ámbitos donde se maneja el capital.

TH —Lamento que Hoenir no esté informado, pero la cooperación sur-sur funciona muchísimo entre las organizaciones feministas. Hay mucha cooperación entre los propios países latinoamericanos, hay mucha cooperación con África, hay mucha cooperación conjunta. Cuando se hace un tipo de programa o proyecto que funciona, se trasmite de forma ordenada a nivel sur-sur. Y esa cooperación sur-sur se da también entre los gobiernos.

HS —Está muy lindo, pero el dinero viene de norte a sur.

EC —Teresa, detengámonos en el reclamo de la ley integral de violencia doméstica.

TH —La ley integral de violencia doméstica pretende no el parche de cambiar un nombre, con el cual estamos de acuerdo, no quiere decir que no estemos de acuerdo con el nombre femicidio, porque creemos que a los crímenes de odio hay que llamarlos por su nombre, y a las mujeres se nos mata por ser mujeres…

HS —Eso es falso también.

TH —… cuando estamos hablando de una ley integral, hablamos de algo mucho más importante. Estamos hablando de una ley que abarca los distintos tipos de violencia, abarca las etapas de prevención, de protección y de sanción; por eso es una ley tan larga, por eso tiene tantos artículos. Lo que no podemos entender es cómo de una ley enviada por un ejecutivo de un partido como es el Frente Amplio, que tiene mayoría en el Senado –la perdió en Diputados, pero eso entró por el Senado–, un año después solo se hayan estudiado seis artículos de 103. A este paso tenemos la ley integral dentro de 10 años. Creemos que eso no es casualidad, que lo que ocurre es que no hay interés de los varones, fundamentalmente, de algunos varones, en que esta ley finalmente se firme. También hay algunas mujeres que están fallando en lo que tiene que ver con este trabajo. Si no, es inexplicable que esa ley todavía no se haya votado.

EC —¿Sobre este reclamo en particular, Hoenir?

HS —La explicación es totalmente otra: esa ley es una copia de la ley española. La ley española sobre violencia de género es la cosa más autoritaria y violatoria de los derechos básicos de las personas, es la cosa más absolutamente antidemocrática y falta de garantías que se conozca. Es un sistema en el cual, para empezar, la denuncia equivale a culpa, basta con que una mujer te denuncie para que tú seas culpable del asunto, no puedas ver a tus hijos y en España incluso seas encarcelado. Esa filosofía está en ese proyecto de ley. Ese proyecto de ley no se ha aprobado porque –entiendo yo– para hombres y mujeres en el Parlamento choca con principios fundamentales de nuestra tradición cultural y jurídica. La idea de que basta con que te denuncien para que dejes de ver a tus hijos, seas echado de tu casa, ese tipo de cosas que incluye ese proyecto de ley es una falta de garantías absoluta.

TH —Parte de la protección a la víctima, en primer lugar. Es cierto que plantea innovaciones con respecto al derecho tradicional. Y me llama mucho la atención que tú, Hoenir, tengas un discurso cuestionador del sistema capitalista, cuestionador de las diferencias, y estés defendiendo un sistema legal que protege las propiedades y las diferencias entre las personas.

HS —Yo no estoy defendiendo un sistema legal que haga eso. Lo que digo es que ese proyecto de ley es un retroceso, es un retorno prácticamente a la Edad Media, cuando la acusación de brujería equivalía a brujería. Ese es el modelo que yo rechazo. Por supuesto que se puede mejorar, lo que tenemos en el Uruguay se puede mejorar, pero eso no lo mejora, lo empeora.

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HS —Creo que el centro de esto es que el problema es la violencia y las inequidades sociales y que esta visión del mundo enfrentado entre hombres y mujeres, que es la que está construyendo esta nueva ola de feminismo, es una visión dañosa para la sociedad, que no nos ayuda a resolver los problemas de convivencia.

TH —Coincido en que el problema es la violencia, coincido en que el problema son las inequidades, pero nosotras creemos que la inequidad de género es una inequidad que debe ser visibilizada. Justamente, lo que nos preocupa es que desde el punto de vista ideológico-cultural todavía no se visibiliza cuáles son esas inequidades de género de fondo, más allá de condolerse cuando matan a una mujer. Insistimos: las muertes de las mujeres son evitables, no son muertes inevitables.

HS —Y las de los hombres también, todas las muertes son evitables.

TH —Todas las muertes son evitables, pero estas muertes en específico, mientras no cambiemos nuestra forma de pensar, de sentir y de relacionarnos, van a seguir sucediendo. Esto no es una guerra, pero necesitamos que los varones comprendan esta situación.

Video del debate

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Transcripción: María Lila Ltaif

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