Entrevista con el maestro Julio Bocca, director del Ballet Nacional del Sodre.
EN PERSPECTIVA
Jueves 02.06.2016, hora 8.20
EMILIANO COTELO (EC) —Esta noche el Ballet Nacional del Sodre (BNS) presentará ante el público un nuevo espectáculo de su temporada 2016: Gala V.
Allí se reúnen tres piezas que son el resultado del trabajo de otros tantos destacados coreógrafos de distintas partes del mundo: el chileno Luiz Ortigoza, el checo Jirí Kylián y la uruguaya Graciela Figueroa. El estreno ocurre cuando Julio Bocca cumple seis años al frente del cuerpo de baile oficial.
¿Con qué expectativas aguarda la función de esta noche? ¿Cuáles son sus planes para el futuro? ¿Qué problemas se plantearon a principios de abril? Vamos a conversarlo en los próximos minutos con el propio Julio Bocca, director del BNS.
Julio ha venido acompañado de su termo, que ya es clásico también. Contanos qué trajiste ahí adentro.
JULIO BOCCA (JB) —Estoy ahora, cuando empiezo con los resfríos, con el té de jengibre, que me hace muy bien. Aparte, como uno tiene que estar hablando todo el tiempo, corrigiendo, para la garganta es muy bueno. Ando con mi termito de agua caliente y jengibre natural cortado para pasar el día.
EC —Es difícil comenzar esta entrevista sin preguntarte por los rumores que se dispararon a partir del 1 de abril cuando tú hiciste pública una carta dirigida “a la opinión pública”. En ella comunicabas que “por razones personales” habías decidido tomarte licencia como director artístico del BNS, por un plazo que aún no tenías definido. ¿Qué había pasado? Circularon diferentes hipótesis: se habló de un posible mal relacionamiento con algunos de los integrantes del cuerpo de baile, también de una oferta para dirigir en el exterior… ¿Qué fue lo que pasó?
JB —Estaba estresadísimo, estaba pasado. No pude tomarme las vacaciones que siempre me tomo como quise, entonces había empezado estresado. Pasaron cosas internas, no voy a decir que no, pero esas me gusta que queden internas, para eso son.
EC —¿Hubo roces, efectivamente?
JB —Lamentablemente tuve que salir a aclarar una situación de mi descanso, se había publicado en un diario algo interno; entonces tampoco quería que fuera un escándalo, sino simplemente aclarar que lo necesitaba. No sabía cuándo iba a volver, necesitaba un tiempo; viste que cuando necesitás un tiempo personal a veces no podés decir “vuelvo en tal fecha o tal otra”. Uno puede organizar el ballet de acá a dos o tres años, pero la vida personal a veces necesita un tiempo y no la tenés tan programada. Por eso la licencia sin decir en qué fecha volvía. Después empezaron a salir un montón de cosas.
ROSARIO CASTELLANOS (RC) —Un viaje a Italia, por ejemplo, “se fue a un casamiento”.
JB —No, al cumpleaños de un amigo. Aproveché, fui al cumpleaños de un amigo, la pasé genial. Me tomé el descanso que quería tomarme, que era una cosa interna que se habló con el Consejo Directivo del Sodre. Lamentablemente salió todo.
Después salió eso de que me ofrecían un millón de dólares en Estados Unidos en el American Ballet. Enseguida tuve que mandar un mail al director Kevin McKenzie aclarando que no era cierto; McKenzie fue compañero mío años en el American Ballet, después fue mi director por muchos años, y me parecía muy feo que se inventara algo que no era cierto. No sé de dónde salió el rumor, no sé quién se lo dijo al periodista. Hubo toda una revolución, incluso en Estados Unidos, que enseguida salí a aclarar. Entendió, me dijo que entendía todo lo más bien y nada. Y después se fueron armando un montón de cosas…