
RA —Pero ya los agarró en el negocio…
JMV —El nombre ya estaba, porque Juan Andrés ya desde que teníamos 15, 16 años venía con la idea de hacer algo de eso, no conmigo ni con Jonathan necesariamente, él tenía esa idea. Nosotros nos sumamos a él en ese camino y resultó una sociedad beneficiosa para los tres. Nos llevamos bien, ya éramos amigos de antes, y después de esa conferencia que dio Huidobro decidimos alquilar un local y empezar a trabajar, porque ya había algunas intenciones de otros colegas de abrir un local. Pensamos que ser el primero iba a ser muy importante, porque no había un local acá adonde nosotros, que en aquel momento ya éramos cultivadores desde hacía años, pudiéramos ir y comprar los productos. Tenías que a ir a una ferretería…
RA —¿Eran cultivadores y consumidores?
JMV —Sí, claro que sí. Después de 2012 abrimos una tiendita en una galería, con bastante miedo por las repercusiones que podía llegar a tener, policiales o incluso políticas, por cualquier cosa que pudiera pasar. No pasó nada.
RA —Ahí estaba la discusión del tema, pero no estaba vigente la ley.
JAP —No había nada implementado.
JMV —Veníamos viendo que había discusión. Yo era estudiante de ciencias sociales desde el año 2007 y discusión había desde antes de que yo entrara a la facultad.
RA —Pero ya se estaba debatiendo el proyecto de ley, o empezaba a sonar.
JMV —Claro, ya habíamos visto a diputados hablar del tema, el primer proyecto lo presentó Lacalle Pou, después vino el proyecto del MPP… Después de ver esas cosas nos decidimos y por suerte tuvo buena recepción.
DS —Estamos ante dos jóvenes… ¿qué edad tienen ustedes?
JAP —Tenemos 28 y 29.
DS —Dos jóvenes sub-30, que están vestidos con remeras que tienen un logo que es el sol de la bandera uruguaya modificado, con una sonrisa, y con las hojas de marihuana atrás. Además de empresarios, ¿estudian algo?, ¿cuál es su formación académica, qué estudiaron, qué hicieron? ¿O son solo empresarios?
JMV —Lo de empresarios fue algo circunstancial que se nos dio.
JAP —Espontáneo, del momento. Él estudiaba ciencias sociales, yo no me personalicé en ningún estudio, ninguna carrera ni nada. Yo ya desde chico tenía el tema del cannabis muy metido de la cabeza, y más allá de lo que estudiara o no, ya tenía planteado que quería dedicarme a eso.
DS —Eras un emprendedor. Son dos emprendedores que encontraron en la cultura cannábica y en esta ley una ventana para desarrollar un negocio.
JMV —Sí, aprendimos. En mi caso, mucho de lo que hoy aplico en mi trabajo, que estoy más en el área administrativa y de gestión, lo aprendí en mi anterior trabajo, en una empresa de equipos para la construcción y viales. Y él trabajó ahí también.
JAP —Coincidíamos también ahí.
DS —¿Y el tercer socio, Jonathan Fariña?
JMV —Jonathan tiene experiencia como mecánico, viene de una familia muy relacionada con los autos, las motos. Pero también, desde chicos, éramos consumidores de cannabis desde los 14, 15 años, que era la edad de iniciación de la mayoría de los fumadores de nuestra edad. Hoy creo que es un poco posterior, por suerte.
JAP —Incluso en generaciones anteriores a la nuestra era bastante después, en la época de nuestros padres creo que para la mayoría era a los 17, los 18…
JMV —Si llegaban a fumar.
JAP —Si llegaban a fumar, claro.
RA —Ustedes dicen que eso ha ido cambiando. En la época de ustedes era a los 14, ¿y ahora?
JMV —No lo tengo muy claro porque ya no soy un gurí, pero por lo que veo, 16, 17 años. Al local vienen varias personas menores de edad con los padres. Porque si bien las cosas que vendemos, los insumos, no están prohibidos para menores de edad, por un tema ético no podemos estar brindándole toda la información a una persona de 16 años que viene para plantar. Primero para evitar cualquier problema con él o con su familia, y segundo porque no nos paree bien. Siempre les decimos que no es la edad más adecuada para iniciarse en el consumo de cualquier droga.
JAP —De cualquier sustancia, el cerebro todavía está en formación.
RA —Cuando ustedes consumían a esa edad, ¿cómo hacían, a qué recurrían?
JAP —Al mercado negro. Cuando empezamos a fumar a los 14 años no había la cultura que hay hoy acá, no teníamos ni idea del cultivo…
JMV —Nunca habíamos visto una flor.
JAP —Claro. Aparte antes cultivar era cosa de locos, no le entraba en la cabeza a la gente, era más riesgoso. Era más tabú. Entonces empezamos consumiendo lo de la calle, y justamente buscando mejor calidad y más seguridad para nosotros también…
JMV —Íbamos a las bocas.
JAP —Claro, había que ir a los lugares.
RA —¿Iban directamente?
JMV —Claro, sí.
JAP —Nosotros somos de Parque Miramar, Paso Carrasco, la barra de Carrasco pasando el puente. Somos los tres de ahí, de la Costa de Oro. Íbamos al Acosta y Lara, el cantegril que hay ahí, yo iba personalmente a los 15 años. En verano iba todos los días, todas las mañanas, me despertaba, iba para ahí y volvía a mi casa, todos los días. Durante años hice eso hasta que tuve la suerte de hablar con mis padres y me dejaran plantar en mi casa.
RA —¿En qué año empiezan a alquilar el local para el grow shop?
JAP —A fines de 2012.
RA —Empezaron vendiendo el sustrato.
JMV —Sí, el sustrato, que fue el producto con el que empezamos. Empezamos a fabricarlo para uso personal, para nuestro cultivo, después allegados, amigos, conocidos empezaron a pedirnos, porque veían los resultados de nuestros cultivos, nos preguntaban “¿cómo hiciste esas plantas?”, “hacemos un sustrato con ciertas proporciones”. Tampoco es que lo hayamos inventado nosotros, la industria cannábica ya hace años que está en el mundo y lo que hicimos fue copiar un producto, personalizarlo. Fue en base a eso, la gente nos empezó a pedir eso, ahí nos miramos entre los tres y dijimos “esto se puede transformar en un negocio que puede proliferar”.
RA —¿Hoy en día qué otros productos venden?
JAP —Pónganse en la cabeza de gente para la que esto es un mundo extraño.
JMV —Hay un sustrato, que es tierra preparada, pero no es la tierra preparada que se vende en los viveros, ya que no tiene tierra negra. Es a base de turba, abonos orgánicos, que pueden ser desde humus de lombriz, compost, guano de gallina, y después tiene materiales inorgánicos como perlita, vermiculita, que le aportan propiedades físicas al suelo de aireación, de retención de agua. Es un producto que mejora el cultivo de todas las plantas. Se usa mucho en el cannabis por los beneficios que tiene para las plantas de cannabis.
JAP —Sobre todo hortícolas, porque hay otras plantas que no precisan suelo tan liviano, que pueden crecer en suelo más duro, arcilloso. Este sustrato le viene muy bien solo a lo que es hortícola, tomates, todo lo que es de huerta.
DS —Ustedes ofrecen estiércol de murciélago para mejorar el sabor y el aroma del cannabis. ¿Dónde consiguen el estiércol?
JAP —Lo importamos. Muchas empresas de fertilizantes en el mundo enfocaron sus líneas de productos en el cultivo de cannabis. Si bien se usan para un montón de otras cosas, tienen la publicidad enfocada en ese cultivo. Desde hace años vienen trabajando en España, Holanda, Francia, Estados Unidos. Nosotros agarramos una de esas marcas, somos representantes en el país de […], después tenemos otras marcas de Estados Unidos, y ellos venden nutrientes, pero son para uso en jardinería, no son de esos para uso agrícola que vienen en tarrinas enormes.
JMV —Es más para uso doméstico.
JAP —Y en general tienen componentes orgánicos, no es urea que se le echa directo a la planta. Porque es difícil usar ese tipo de productos minerales, si no están bien diluidos pueden llegar a matar la planta. Entonces se venden productos más livianos para el uso doméstico. Y entre ellos está el guano de murciélago, que es una mezcla de guanos de murciélagos de distintas partes del mundo, de Jamaica, Indonesia o México –Argentina también tiene, pero en este caso no se usa–, que viene con determinado nivel de fósforo y potasio, que es lo que le sirve a la planta sobre todo para la floración. Por eso te dicen que mejora el sabor y la producción, porque tiene fósforo y potasio, y es orgánico. Todo lo que es orgánico y le aporta fósforo y potasio va a mejorar el sabor porque no deja residuos en la planta.
RA —¿Qué otro insumo venden?
JMV —Sistemas de iluminación y carpas de cultivo para la gente que no tiene un patio y no puede cultivar al aire.
RA —¿Cómo son las carpas de cultivo?
JMV —Vienen de distintas medidas, hay de todos los tamaños, para todas las necesidades. Es un cultivo controlado con luz artificial, se cultivan todas las variables que pueda llegar a tener la planta, como la ventilación, el nivel de humedad, la temperatura. Son unas carpas como las Doite pero hechas para cultivo, vienen con cierres, con una estructura de fierro, una carpa que envuelve a esta estructura, adentro van colgados los equipos de iluminación y la ventilación, y abajo va el cultivo, las macetas, que también vendemos, también importamos macetas.
JAP —Tiene un material reflectivo para que la luz se aproveche más. En general el cultivo en interior es un poquito menos eficiente que el exterior en cuanto a producción y gastos, pero la calidad es mucho mejor en el sentido de que es más fácil conseguir una muy buena calidad, porque uno controla todas las variables.
DS —Y crece más rápido, ¿no?
JAP —Sí, es un proceso un poco más rápido, pero no es porque la planta crezca más rápido sino porque uno…
JMV —Uno induce el proceso de la planta.
JAP —Uno no depende del sol para generar las estaciones.
DS —Hay una película que probablemente conozcan, El jardín de la alegría, que recomiendo como película de humor inglés muy muy fino. Allí utilizan esta técnica, una veterana jardinera que en un momento tiene que plantar para poder sobrevivir se asocia con el jardinero y utiliza esta técnica de la que ustedes están hablando.
JMV —Sí. Hay unas señoras, unas monjas que están haciendo aceite en Inglaterra.
RA —¿Aceite de cannabis?
JMV —Sí, cruzaron unas variedades y descubrieron una que es muy buena.
JAP —No son monjas, se hacen llamar “las monjas del cannabis”, pero no son monjas de verdad.
JMV —Pero se visten de monjas. ¡Yo pensé que eran monjas! Comí con la noticia.









