Entrevista con Rodolfo Braga, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche.
EN PERSPECTIVA
Jueves 11.02.2016, hora 8.15
EMILIANO COTELO (EC) —El senador José Mujica dijo este lunes, en una entrevista en Televisión Nacional, que el Poder Ejecutivo debería adelantar a los productores lecheros el pago que Venezuela debe a las empresas exportadoras uruguayas y luego encargarse de cobrarle al Gobierno de Nicolás Maduro.
A las pocas horas salió al cruce el economista Martín Vallcorba, asesor del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), que a través de Twitter sostuvo que los “tamberos sabían el riesgo que asumían” y que las industrias lácteas concretaron las exportaciones “bajo su propia responsabilidad”. “No puede ser que todos nos hagamos cargo de las malas decisiones de privados”, insistió. Sin embargo, Búsqueda agrega hoy que autoridades del MEF cuestionaron a Vallcorba por esa salida pública.
Ayer, la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL) coincidió con Mujica y anunció que ahora procura hacerle el planteo directamente al presidente de la República, Tabaré Vázquez.
¿Cuáles son sus argumentos? ¿Por qué el Estado tiene que asistir a los productores lecheros uruguayos perjudicados?
Estamos en diálogo con Rodolfo Braga, presidente de la ANPL.
Usted es productor ¿en qué departamento?, ¿qué características tiene su establecimiento?
RODOLFO BRAGA (RB) —Soy productor del departamento de San José, tengo un establecimiento casi en el límite con el departamento de Florida, muy cerquita del sur del departamento de Florida, de la zona de Cardal. Estamos entre Villa Rodríguez y Cardal, una zona netamente lechera, y tengo dos establecimientos más muy cerca de Santa Lucía, en el departamento de Canelones también, donde hay mucha cantidad de tambos. Toda esta zona centrosur es una zona netamente lechera, con muy poca agricultura y mucha cantidad de tambos, más que nada por la obvia cercanía de las plantas de Conaprole, una instalada acá en Rodríguez y la otra en Florida, y también por la cercanía de Montevideo, que es muy importante.
EC —¿Cómo se define la ANPL? ¿Es la única gremial de productores?
RB —No, está la ANPL, que es la gremial más grande en cuanto a cantidad de socios, con socios en casi todos los departamentos del país, y después hay otras gremiales nacionales también, como la Intergremial de Productores de Leche, que reúne muchas gremiales locales menores; la Sociedad de Productores de Leche de Florida, una sociedad muy importante también, también con socios en más de un departamento, y están la Cámara de Productores de Leche y otras gremiales menores que tienen gran participación en la actividad lechera.
EC —Semanas atrás, cuando algunos productores organizaron cortes de ruta en varios puntos del país reclamando por el aumento de las tarifas públicas y por el no pago de la deuda de Venezuela, llamó la atención que ustedes emitieron un comunicado diciendo que entendían el reclamo, entendían la plataforma, pero reafirmaban la necesidad de un trabajo conjunto de todos los actores involucrados para encontrar soluciones. No compartieron el camino de las movilizaciones, reafirmaron en todo caso el camino del diálogo. ¿Siguen en esa postura?
RB —Sí, totalmente, vamos a seguir en ese camino hasta que se pueda, hasta que creamos que no hay más opciones. Creemos que todavía estamos en una posición de poder dialogar y conseguir lo que el sector necesita a partir de hacer los planteamientos que correspondan donde corresponde y no con este tipo de medidas que no son lo normal del sector, de los productores, de la agropecuaria. No compartimos mucho la movilización, creemos que es para una última instancia, cuando todos los caminos ya están totalmente agotados. Obviamente tampoco la descartamos, el día que tengamos que tomar acciones en ese sentido se verá con el conjunto de las gremiales qué acciones, qué se plantea. Pero creemos que todavía estamos en tiempos de hacer propuestas y recibir.
EC —Repasemos los números de la deuda de Venezuela con industrias lácteas uruguayas. Es una deuda que tiene dos partes, la originada por exportaciones posteriores al acuerdo que hizo el Gobierno de nuestro país con el Gobierno de Nicolás Maduro por el pago adelantado de la deuda de Ancap con Pdvsa, y todavía hay deuda que viene de la etapa previa a ese acuerdo. Si mis números están bien, la deuda con Conaprole, Claldy, Calcar y Pili es del orden de los US$ 65 millones, a lo que hay que agregar US$ 27 millones que vienen de antes, una deuda con Conaprole por exportaciones previas. ¿Usted qué números tiene?
RB —Esos números están correctos, la deuda total con las industrias lácteas está en algo más de US$ 90 millones, entre queso y leche en polvo, incluida la deuda vieja con Conaprole. A eso estamos abocados ahora, vía la solicitud de una entrevista que se le ha hecho al presidente Vázquez, tratar de conseguir que el Gobierno adelante esos fondos que se adeudan al sector a cuenta del pago de Venezuela.
EC —La deuda es con las industrias lácteas que acabo de mencionar, con empresas. ¿Cómo repercute esa deuda en los productores? ¿Por qué son los productores los que salen ahora a hacer este reclamo?
RB —El sector lechero es una cadena. Los productores producimos la leche, se la mandamos a las plantas industrializadoras que la procesan, la transforman, le dan valor y la comercializan en el mundo o en el mercado interno. Ningún eslabón funciona sin el otro, si no están los productores que produzcan la leche las industrias no pueden hacer nada y si no está la industria que dé valor y transforme esa materia prima no hay forma de valorizarla.
Las industrias hicieron un negocio con Venezuela avalado, soportado en la garantía que daba el Gobierno de cobro y de los volúmenes exportados. Justamente esa garantía dio que se pudiera exportar y colocar esa materia. Hay que tener en cuenta que el año pasado, cuando surgió este negocio con Venezuela, este mercado estaba muy retraído, trancado; cuando surgió el intercambio del pago del petróleo a Venezuela con una quita importante y el envío de productos alimenticios fue estratégico. Se pudo destrabar el canal comercial beneficiándose la agropecuaria por un lado y Ancap que pagaba la deuda a Venezuela de sus cuentas por otro.
Porque estaba el Gobierno de por medio involucrado, dando garantías, dando certeza en cuanto al negocio, toda la industria salió a la cancha a exportar, porque había garantías del Gobierno, había cifras concretas, había montos concretos de volumen y de dinero. Basado en esa certeza fue que las industrias embarcaron para descongestionar los altos stocks que habían generado en la primavera. Y en la venta productos se basa el pago al productor.
Incluso para las empresas queseras, con un precio bastante disminuido en el mercado interno, bastante por debajo de lo que estaba pagando la cooperativa, es mucho más grave la situación, porque al día de hoy las empresas queseras no están en condiciones de pagar un mal precio o un bajo precio al productor, no están en condiciones de pagar. Eso es lo que agrava la situación.
EC —Pero mi pregunta es: como consecuencia de la deuda que Venezuela tiene con las industrias lácteas, ¿esas industrias a su vez tienen deudas con los productores?
RB —Claro, la industria es un medio que tiene el sector para valorizar el producto. Hay diferencias entre lo que son las industrias privadas y las cooperativas. En el caso concreto de Conaprole, cuando hablamos de la industria estamos hablando de los productores, no es que el productor le remita la leche a Conaprole, cobre la plata y después Conaprole si vende, vende y si no se endeuda. Si Conaprole no vende, no se exporta, no se vende, el productor no cobra, porque es lo mismo. Los productores somos dueños de la cooperativa, tenemos acciones o una participación en el capital de la cooperativa, lo cual nos hace propietarios de una porción de la cooperativa. La industria es el medio; la fábrica, los ladrillos son el medio para transformar la materia prima.
EC —El mecanismo por el cual los productores se vinculan con Conaprole, por ejemplo, es la remisión de leche a las plantas. Conaprole paga después por esa leche. Si entiendo bien, Conaprole ya les pagó la leche que se utilizó para las exportaciones a Venezuela, el problema está en el precio que de ahora en adelante va a poder pagar por las nuevas remisiones de leche.
RB —Aparte la cooperativa, en el caso de Conaprole, en los años anteriores, que fueron buenos años desde el punto de vista del clima y de los precios, previendo situaciones adversas futuras, como la que se está generando ahora en cuanto a precios y podríamos decir que en cuanto a clima también, realizó ahorros internos, trasladando menos precio al productor y haciendo ahorros de tipo estructural, y creó un fondo que se llamó fondo anticíclico o para la estabilización de precios. Ese fondo se viene utilizando desde el año pasado para complementar el precio de la leche, porque los valores de exportación de productos lácteos no sostenían los precios que recibía el productor.
EC —Faltaba agregar ese dato: el problema del sector lácteo uruguayo no es solo lo que está pasando con esta demora en el pago de Venezuela. El problema viene de antes y es una caída fuerte de los precios internacionales de estos productos.
RB —Totalmente, claro que sí. En años anteriores tuvimos precios récord de US$ 4.000 y más la tonelada de leche en polvo y en este momento estamos con precios por debajo de US$ 2.000. Obviamente una baja del 50 % en lo que vende impacta negativamente en las cuentas de cualquier industria, de cualquier empresa.
EC —Ese precio que Conaprole podía pagar en los últimos tiempos, en los últimos meses del año pasado y principios de este a los productores a partir de los ahorros, de las previsiones que había hecho en las épocas de bonanza, tiene un límite.
RB —Tiene un límite, que ya llegó. La gente se puede preguntar por qué pagar más de lo que se debe, y eso tiene una sencilla explicación: que los costos internos para generar esa producción en cinco años han cambiado drásticamente. Los costos de producción de un litro de leche hoy en Uruguay no bajan de US$ 0,28-0,30. Por eso el sostenimiento de precios con ese fondo de estabilización y la preocupación por concretar el negocio con Venezuela en cuanto a los pagos, que permite seguir manteniendo un precio razonable para producir.
EC —El precio razonable, el pago por litro a los productores estaría en los $ 8.
RB —Ese sería el piso de precio que debería recibir el productor para empatar, no para ganar plata. No se necesita más que eso, sostener el sector funcionando, aunque no gane. O con una leve pérdida. Pero de no concretarse estos pagos que se le adeudan a Uruguay, a la lechería, la caída sería demasiado vertical como para poder absorber cualquier margen. Estamos hablando de una caída a $ 6, a $ 5,80, $ 5,70 en el caso de la cooperativa.
Y en el caso de las empresas queseras estamos hablando de cortar la cadena de pagos directamente, no habría margen para que las empresas siguieran pagando un precio para el cual no tienen dinero; ya no estamos hablando de pagar un precio bajo, no tienen capacidad de pagar, porque ya no tienen plata. La cartera de productos de estas empresas prácticamente son los quesos solamente, distinto de la cooperativa, que tiene el mercado interno, que incide también, y algunos otros productos. Si no viene la plata de los quesos, estas empresas tienen que anunciarles a sus productores que no van a poder pagarles la leche por un mes, dos meses, tres meses, cuatro o hasta que esto se recomponga. Eso es lo peor que se puede esperar para un sector. En el caso de la cooperativa una baja de $ 2 sería nefasta también.
EC —Le hacía estas preguntas a propósito de qué está pasando con los productores, con los tamberos en estas circunstancias teniendo en cuenta las declaraciones que a través de Twitter hizo ayer Martín Vallcorba, asesor del MEF, cuando conoció la idea esta de que el Estado apareciera adelantándoles a los exportadores el dinero que Venezuela debe. Vallcorba escribió en Twitter: “Los tamberos sabían el riesgo que asumían cuando decidieron venderle a Venezuela. No corresponde que el Estado se haga cargo”. Luego corrigió un poquito el texto y dijo: “Quien tomó la decisión de exportar fue la industria y conocía el funcionamiento del fideicomiso. No fueron los tamberos, pero ahora los ponen al frente”. Ese es un comentario que se ha escuchado y que también se hace fuera de micrófonos: en el Gobierno hay molestia con los ejecutivos de las industrias exportadoras porque no “ponen la cara” y mandan a los tamberos a que salgan a los medios a presionar al Poder Ejecutivo y a criticar a Venezuela.
RB —Es justamente lo contrario: los tamberos somos los que presionamos a la industria para que tome las medidas, somos los que presionamos a la industria para que tome canales comerciales, para que busque destinos de exportación, para que diversifique los mercados para no quedar colgados del pincel con un solo mercado.
En ese sentido Venezuela ha sido un destino de exportación tradicional para los productos lácteos uruguayos. Es un país que produce solamente el 5 % del consumo interno; el 95 % de la leche que consume lo importa. Por eso la gran importancia de ese mercado para Uruguay, por eso el año pasado se destrabó el canal comercial con Venezuela a raíz de la cancelación anticipada de Ancap con Pdvsa. ¿Qué mejor que realizar este intercambio comercial con un país al cual le compramos petróleo y al cual le vendemos el tradicional alimento? Y lo hizo el Gobierno de Uruguay con el Gobierno de Venezuela, el negocio fue avalado en Brasilia con las firmas del presidente Maduro y del presidente Vázquez. En una conferencia de prensa que se hizo en el mes de julio el presidente Vázquez dijo –palabras textuales– que era “oxígeno puro para el sector”. Si la palabra del presidente de la República no tiene validez estamos con un problema institucional grave.
EC —Pero vio cómo lo plantea Vallcorba…
RB —Ahí hay un error de concepto muy importante.
EC —Quizás la pregunta se la podamos plantear a los productores: ¿por qué los productores no advirtieron a las industrias lácteas, a Conaprole, por ejemplo, que estaban tomando un riesgo complicado? Vallcorba dice: “Quien tomó la decisión de exportar fue la industria, conocía el funcionamiento del fideicomiso. Embarcar antes de que el fideicomiso recibiera los fondos y emitiera certificados a exportadores es un riesgo de cada uno”. Él decía se puede vender y no entregar, sin embargo se embarcó antes de que estuviera todo formalizado.
RB —No conozco a este señor y le tengo el máximo de los respetos desde el punto de partida de que es parte del equipo económico del MEF. Pero estamos con alguna diferencia de criterio importante. Vallcorba tendría que rebobinar y ver la conferencia del presidente Vázquez en la que da todas las garantías a un fideicomiso que se crea acá en Uruguay, en la que se anuncia que los dineros se van a depositar en un fideicomiso aquí en Uruguay, en Bandes Uruguay, y después los exportadores van a ir debitando de ese fideicomiso, de los dineros depositados aquí en Uruguay, para cobrarse los productos que se exportan. Un detalle no menor es que los ingresos que el Gobierno estableció que quedaban acá en el fideicomiso, en Bandes Uruguay, sin embargo terminaron trasladándose a un banco en China. Eso no estaba previsto en los papeles. Creemos que el Gobierno tiene responsabilidades en ese sentido.
EC —Usted dice que la fórmula que se había informado originalmente daba tranquilidad a propósito de que el dinero iba a estar a disposición acá mismo, en un banco en Uruguay, para ir pagando las exportaciones. De esta otra manera, con eso de que el dinero fue a parar a China, ahora hay que ver de qué forma vuelve y es un tironeo.
RB —Estaba previsto en el fideicomiso y era lo que daba garantía a los exportadores y también a los productores de que iban a cobrar. Esas eran todas señales positivas de tranquilidad y seguridad para el sector para hacer los negocios. Vallcorba se equivoca cuando dice que conocíamos los riesgos. Justamente, se exportó porque sabíamos que no había riesgo importante y porque la plata iba a quedar en Uruguay. Después de que se armó el fideicomiso, después de que exportamos, resulta que la plata no estaba en el fideicomiso en Uruguay, se fue para China. Es algo que está fuera de la órbita nuestra. La tranquilidad de los negocios entre los dos Gobiernos era lo que daba seguridad para hacer los embarques. Si no podemos confiar en la palabra del presidente, estamos mal.