EC —Usted decía que esta experiencia, la que ahora avanza ante la posibilidad de la inversión de UPM en una segunda planta de celulosa, recoge lo aprendido a los golpes con las otras dos grandes inversiones. Pero ¿modelos de acuerdo de este estilo están previstos, por ejemplo, en el Sunca, que usted dirige?
OA —Sí, claro. Tenemos temas que están amparados en el convenio colectivo… Voy a ponerte un ejemplo. No tenemos ninguna norma que obligue a las empresas a tomar personas con discapacidad, sí tenemos en el convenio colectivo un artículo que dice que va a haber una comisión que va a instalar el tema. El año pasado entraron 74 personas con discapacidad en la construcción a trabajar. ¿Por qué entraron? ¿Entraron casualmente? ¿O entraron porque parte de las cosas que negociamos en un montón de centros de trabajo es que tomemos el listado que tiene Pronadec y en la medidas de las posibilidades…? Un caso muy claro es el del compañero que hoy está trabajando en silla de ruedas en Nueva Palmira haciendo la comida para los trabajadores que trabajan en el puerto. La negociación colectiva para nosotros es más que la negociación puntual de lo que está en el convenio.
EC —Pero ¿ustedes están dispuestos a negociaciones puntuales en otras inversiones, aunque sean de menor porte?
OA —Sí, sin duda. Es más, es una buena cosa cuando una inversión que se va a instalar pide para hablar antes con el sindicato. ¿Qué cosas vamos a reivindicar? Las que hemos reivindicado hasta ahora: la mayor posibilidad de mano de obra local, la mayor posibilidad de ingreso de mujeres –que es una reivindicación también muy fuerte del sindicato en el sentido de género–, que se acceda a habilitar el ingreso a personas con discapacidad, si podemos mechar cursos de formación profesional, bárbaro, porque también es parte de la negociación colectiva. Y esto se da. Capaz que no se da con algo firmado… No se da que vayas al ministerio, firmes en Presidencia, pero diariamente en cientos de centros de trabajo esto existe, está desplegado.
EC —Y lo que no se da, me parece, es que la firma de un acuerdo marco como este sea un escalón en un proceso luego del cual la empresa termina resolviendo si invierte o no.
OA —Sí, todavía no está segura la inversión.
EC —Por eso, en ese sentido también es inédito esto.
OA —Yo hoy estoy en un punto de equilibro entre quienes mantienen una postura de “esto de UPM es todo humo, no existe”, y quienes dicen “ya está pronta y arranca”. En realidad parece que viene madurando la decisión de la inversión, es una inversión que tiene un montón de cosas muy importantes, pero también tiene un montón de desafíos.
EC —Yo resaltaba que esto era un requisito.
OA —No lo tengo que contestar yo, porque quien toma la decisión de la inversión no es el movimiento sindical. Pero parece claro, por las señales que da la empresa, que este era un componente importante para definir la inversión.
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EC —Le decía fuera de micrófonos a Andrade que me impresiona cómo está pendiente todo el tiempo de su teléfono, un teléfono con una pantalla grande, en el que en este momento no es que esté pendiente de mensajes o de llamadas, está pendiente de la cantidad de documentos que tiene cargados ahí.
OA —Ayuda pila.
EC —Por ejemplo, el texto del acuerdo marco lo va mirando ahí, todo el tiempo.
OA —Es una herencia del Parlamento, en la época de diputado me lo dieron cuando arranqué. Hoy tiene un bagaje de información… Yo soy de Villa Felicidad, y cuando era joven había un teléfono en todo el barrio. El impacto del cambio tecnológico se ve. Y podías ver una computadora en alguna película de ciencia ficción. El impacto del cambio tecnológico es tremendo. Pero sí, en general hoy para el manejo de la información estos aparatitos ayudan pila.
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EC —Vayamos a este preacuerdo o acuerdo marco. Establece que se puedan desarrollar, negociar y acordar protocolos de actuación para permitir la correcta planificación y gestión del proyecto en tres aspectos claves. Uno de ellos, “Salud y seguridad ocupacional”. ¿En qué se innova?
OA —Voy a poner ejemplos. La normativa más avanzada de Uruguay debe de ser el decreto 125 de la construcción. Y parte de los cambios más importantes del decreto 125 nace en Montes del Plata. Cuando muere Mario Andrezejuk en un siniestro laboral, parte de lo que más nos chocó fue que el sector de trabajo y una empresa extranjera en la que él recién había empezado a trabajar habían sido denunciados por nuestros compañeros en dos oportunidades. Se había denunciado que había incumplimiento, y uno de los incumplimientos tenía que ver con el retiro de los delegados de seguridad de ese sector. Nosotros estábamos cerca cuando cae el compañero, lo llegamos a ver vivo en el piso. A partir de esa circunstancia instalamos dentro de la planta primero una situación que fue un cambio muy importante desde el punto de vista de la gestión de la seguridad, que es que ya no íbamos a esperar a que viniera la inspección del trabajo a verificar. Ante cuestiones de riesgo –y hoy es así la normativa global para la construcción– el delegado de seguridad tiene la facultad de clausurar un sector de trabajo.
EC —Dice textualmente: “Acordar y aplicar procedimientos de seguridad específicos para: permisos de trabajo que sean requeridos para la ejecución de determinadas tareas; detención de tareas en situaciones de riesgo inminente para la seguridad y salud; rondas de seguridad; etc.”. Ese punto, detención de tareas ante situaciones de riesgo, es algo muy importante para el sindicato de ustedes.
OA —Muy importante, y además tiene hoy amparo jurídico. Repito, esto nació en la primera planta de celulosa ante este hecho tan grave. Después hubo un conflicto muy duro, y salimos del conflicto con ese acuerdo, tiene que haber condiciones de detención de tareas. Después tiene un marco general, hoy ya tiene un marco general, hay un protocolo general de detención de tareas. No es que se detiene la tarea por antojo, tiene que haber circunstancias de riesgo inminente. Pero cambió sustancialmente la gestión de la salud y la seguridad.
Sobre este tema, ¿qué queremos colocar en los protocolos? El tema de la formación de los delegados –no es lo mismo ser delegado de seguridad en una obra común que en una obra de esta magnitud–, la coordinación con la Inspección de Trabajo, la coordinación con los técnicos prevencionistas, las políticas de seguridad y salud laboral, la rigurosidad con los análisis psicofísicos…
Los análisis psicofísicos antes no eran una obligación, hoy son solo una obligación para tareas complejas. Yo el primer análisis psicofísico que hice fue antes de entrar a trabajar a la refinería de La Teja, en el 2010. Y hubo compañeros que toda la vida trabajaron en la altura que nunca se habían hecho análisis psicofísicos y no los pasaron. Fueron al análisis y les dijeron “usted no puede trabajar en la altura, porque tiene tal problema de concentración, no está apto para trabajar en la altura”. O usted no puede trabajar en trabajos confinados, otro de los trabajos complejos. Después en el año 2014 colocamos que para este tipo de trabajo tiene que haber un análisis psicofísico al ingreso que demuestre si estás apto para tal o cual tarea. Porque a priori era tal la liviandad que teníamos que vos podías tener un trabajador con vértigo trabajando en la altura. Era tal lo ambiguo de la normativa…
En una obra de estas características más aún está bueno prevenir, porque todo lo que se hace después de un siniestro mortal… Nosotros tenemos una fundación para apoyar a las viudas de los compañeros que mueren en accidentes de trabajo, tenemos brigadas solidarias para construirles casas –de hecho la otra vez que fuimos a Nuevo Berlín estuvimos con la viuda de Andrés Andrezejuk y con los hijos, con los que quedamos con buena relación—, trabajamos en la asistencia psicológica… Pero el muchacho que quedó huérfano quedó huérfano y está bueno hacer antes. Entonces en una obra que sabemos que tiene una enorme complejidad, como esta, todo lo que puedas hacer en materia de prevención, salud, seguridad, capacitación, formación, campaña, gestión, hay que hacerlo.
