EC —Hoy usted es una de las figuras centrales en los festejos por los 10 años del Instituto Pasteur Montevideo. A las 9, en el acto aniversario, y en presencia del presidente de la República, Tabaré Vázquez, va a ser homenajeado por el papel que jugó en el impulso, en la creación de este centro en nuestro país. ¿Cómo le resulta semejante reconocimiento?
GD —Me emociona mucho. Tal vez es excesivo, pero sí, para mí es una gran alegría todo esto. Mi mayor alegría es que dejé la dirección del Instituto hace varios años y no se notó, me fui y el Instituto siguió marchando sin que pasara nada especial. Eso es porque hay un equipo de gente atrás. Esto no es la obra de una persona, es la obra de un equipo. Por eso el Instituto siguió funcionando y funcionando muy bien. En el libro de Sócrates La despedida de Gorgias, antes de que Sócrates tomara la cicuta a la cual lo habían condenado, los discípulos le hicieron un homenaje y uno de los discípulos dijo en el homenaje: “Maestro, para el que de nosotros en el honor os supere”. Y creo que es lo que está pasando, creo que el Instituto está marchando excelentemente bien y esa es mi gran alegría.
EC —Desde el año pasado usted es el embajador de Uruguay en Francia, un cargo un tanto exótico para un científico. ¿Cómo se lleva con ese otro tipo de responsabilidades?
GD —Ha sido para mí un gran honor que el presidente pensara en mí para representar a nuestro país en Francia, y eso lo agradezco mucho. Es un nuevo metier, un nuevo desafío. Hoy, a mi edad –tengo 75 años–, me gusta vivir nuevos desafíos, nuevos proyectos, y lo estamos realizando y me siento muy bien.
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Transcripción: María Lila Ltaif
