
EC —Uruguay ha ido desarrollando una política de promoción de inversiones.
LRA —Correcto, y si los demás países dan, nosotros tenemos que dar. ¿Cuánto? Como somos un mercado chico, tenemos que dar proporcionalmente más. Cuando creamos el Mercosur se decía, la […], que en Uruguay se ponían todas las industrias y le vendían a Argentina y Brasil desde acá. ¡Qué buena idea! Fue lo contrario: se fueron industrias de acá que atendieron a Uruguay desde Brasil con la producción del domingo de tarde. Cuando había comprado aquella idea estúpida de la […], me dijeron “escuchame, pibe, yo pongo la fábrica más grande en el mercado más grande, la segunda fábrica en el segundo mercado, ¿te queda claro?”. Fue exactamente así. Entonces, si tenemos un mercado chico, ¿hay que dar más o menos incentivos? ¡Hay que dar más!
EC —¿Por ejemplo, la negociación que está desarrollándose con UPM en este momento?
LRA —Creo que ahí nos fuimos para el otro lado. Soy una voz en el desierto, nadie está diciendo esto, pero entiendo que hay que dar y hay que dar mucho, pero tampoco hay que darlo todo. Porque darle una zona franca alrededor de una planta quiere decir exonerarla de impuestos para siempre, trabaja sin pagarle nada a esta sociedad para siempre, para todas las generaciones que vendrán. Encuentro eso excesivo y creo que nadie, ningún inversor, lo pide en el mundo. Porque es un tema de tasa interna de retorno; cuando la empresa hace su análisis de rentabilidad de su planta pone acá sus inversiones, calcula sus ingresos futuros y calcula una rentabilidad. Los que sabemos un poco de finanzas sabemos que los números del año 30, 40, 50 no mueven el tanteador de la rentabilidad hoy, no lo mueven un 0,01. Si yo exonero una planta por 30 años y con eso no le alcanza para venir, el problema es otro, porque la rentabilidad está toda allí, le di toda la que le podía dar. Pero las plantas duran 100, 200 años. Fanapel está muriendo ahora, pero tiene 100 y pico de años, pagó un siglo de impuestos. Mis hijos y mis nietos de esa planta no van a recibir ningún impuesto. ¿Por qué? ¿Qué necesidad? Entonces creo que a las inversiones hay que darles incentivos, pero no hay que dar de más. Y creo que no hay que discriminar a las inversiones chicas contra las grandes.
EC —¿Cómo es eso último?
LRA —Acá un productor pone una pequeña fábrica de algo o un taller mecánico, compra máquinas de última generación y se tiene que colgar, porque paga impuestos antes de abrir los ojos, antes de levantar la cortina. En cambio una empresa grande, que de por sí ya tiene ventajas por su escala, tiene exoneraciones para siempre. Me parece que hay una discriminación obvia, totalmente injusta y con la que no estoy de acuerdo contra el empresario chico que toma sus riesgos. Y si sumamos a los chicos, dan muchísimos más puestos de trabajo y son muchísimo más importantes socialmente, en las exportaciones, en el PBI y en lo que todo lo que quieran que las grandes. Ahí hay un desbalance que no comparto, no lo veo bien.
***
![]()
***
Transcripción: María Lila Ltaif









