
EC —¿Qué más tiene el marco curricular común?
RS —También tiene materiales de apoyo, deberían generarse materiales de apoyo para los docentes y para los estudiantes, en forma unida a esos perfiles y esas progresiones, para luego avanzar en lo que el país tiene que tener, que es un cambio en los planes y los programas. El marco curricular debe también ser una herramienta para flexibilizar el sistema absolutamente ortodoxo que tenemos, con planes rígidos que rigen para todo el país en forma indistinta, sin contemplar las realidades o los contextos.
EC —Hay que cambiar los programas. Los estudios del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) han hablado de eso.
RS —Sí.
EC —Hay que cambiar los programas, pero no hacia programas únicos, enfatiza usted.
RS —No, sería un error, ya lo padecimos en Formación Docente. Creer que en las actuales circunstancias la educación se soluciona como se pensaba hace varias décadas, con programas únicos y uniformes para todos los estudiantes en todo el país, es un error.
EC —¿Qué variantes tienen que tener los programas? ¿Tienen que adaptarse a situaciones socioeconómicas?
RS —Claro, tienen que tener lineamientos generales unidos a los perfiles de egreso, a esos aprendizajes fundamentales que los alumnos tienen que obtener, y luego tienen que tener ciertas orientaciones en cuanto a los contenidos y un marco de flexibilidad que permita que dentro de esos contenidos se logren desarrollar cuestiones propias de los contextos en los cuales están. Es decir, dotando de mayor autonomía; por ejemplo, para el aprendizaje de cuestiones vinculadas a la lengua, tomar las realidades locales, por ejemplo en Rivera, Artigas, que son diferentes de las realidades metropolitanas o de algunos barrios de Montevideo.
EC —Y en cuanto a las técnicas pedagógicas, ¿también el marco curricular común se involucra?
RS —Uno de los componentes del marco curricular nacional que estamos pensando es trabajar en lo que en algunos lugares se llaman rutas de aprendizaje. Esto es, establecer algunas orientaciones pedagógicas y didácticas para los docentes, que obviamente, dentro de la libertad y el profesionalismo de cada uno, podrán tomarlas, orientarse a partir de ellas, tomarlas como base, tomarlas como guía. Los marcos curriculares tienen orientaciones pedagógicas, el país ya ha tenido alguna experiencia en ese sentido y creo que es bueno avanzar en eso también.
EC —Un detalle que usted promueve en el documento que presentó en el mes de marzo es que todos estos cambios sean liderados efectivamente por el Codicen. Y esto puede llamar la atención, porque hasta ahora las discusiones políticas habían advertido sobre la autonomía que tiene la ANEP en la educación pública y las limitaciones que eso suponía para el poder político, en particular para el MEC, si se procura impulsar reformas. Usted sostiene que el Codicen debería tener más influencia aún, porque muchas de las decisiones estratégicas terminan quedando en manos de los consejos desconcentrados. ¿Puede profundizar en esa idea?
RS —También lo he hablado en el seno de los consejos, lo hemos detectado y es una realidad, se ha trabajado pero creo que queda mucho camino por andar. Hay la necesidad de articular mayormente el accionar de los consejos desconcentrados. Tenemos una educación fraccionada en ciclos, esa educación fraccionada en ciclos tiene una lógica que es consejos que la administran, dirigen, imparten esos niveles educativos. Cuando uno mira la realidad institucional se da cuenta de que los consejos funcionan en forma desarticulada y que la realidad del país, guste más o guste menos, incluida en la última ley de educación, es que hay un órgano rector, un órgano director de la educación no universitaria, así como es el Consejo Directivo Central en la Universidad de la República es el Codicen en la ANEP.
Lo que nosotros propiciamos, y estuvimos todos de acuerdo, es aprovechar lo que la ley establece en cuanto a que la orientación general de la educación la tiene que establecer el Codicen, en ese marco normativo impulsar que el Codicen lidere ese proceso de transformación en un fuerte rol de coordinación con los consejos. Sobre todo tratar de que las decisiones no sean contradictorias unas con otras o que un consejo vaya por un camino y otro por otro. Eso es una realidad desde hace mucho tiempo y hay que avanzar para que no sea así.
EC —Le va a corresponder al Codicen el papel de locomotora que quizás se esperaba que pudiera jugar el MEC.
RS —Esto hay que coordinarlo con el MEC. Supongo –no lo hecho, porque no es mi rol– que los tres compañeros restantes del Consejo han coordinado esto con el MEC. Además esto está dentro del marco, el hablar de esta herramienta, de la generación de un marco curricular común que sea un gran paraguas que aglutine toda la formación a nivel no universitario, con centralidad en el alumno lo venimos hablando desde hace mucho tiempo. Y hay un acuerdo, el MEC está de acuerdo en esto, ya no está más, pero lo dijo el anterior subsecretario y lo ha dicho la propia ministra. Eso hay que articularlo. Y en la órbita de la ANEP el órgano superior conductor, coordinador, como lo quieran llamar, es el Codicen y tiene que tomar ese rol y ese papel.









