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Entrevista central, jueves 16 de junio: Robert Silva

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EC —¿Consulta pública? ¿Cómo?

RS —Poner a consideración las acciones que en materia de educación se están llevando adelante.

EC —¿Poner a consideración de las comunidades educativas?

RS —De las comunidades educativas.

EC —¿Por ejemplo padres, alumnos, docentes?

RS —Sí, en lo personal creo que tiene que haber un involucramiento. Vamos a lograr transformar la educación en la medida en que la educación deje de ser algo exclusivo de quienes estamos en la educación. La educación es la gran herramienta para transformar el país, y en la medida en que no exista conciencia de ello no va a ser posible. En lo personal estoy absolutamente convencido de que tiene que haber una amplia participación, no solo de docentes, sino de comunidades de trabajadores en general, de las familias, de los padres. Si miramos lo que hizo Brasil, que puso en consulta pública su base común de aprendizajes, y el otro día miraba y tiene más de 12 millones de aportes, ¿por qué en Uruguay no podemos pensar en generar instancias de efectiva participación? Eso también es importante.

EC —La pregunta que puede venir ahí es si ese objetivo, en principio loable, no termina conduciendo a un bloqueo o a un enlentecimiento de todo esto.

RS —Hay una cuestión importante. Cuando hablamos de la generación de este marco curricular de referencia nacional, hablamos también de la generación de estos perfiles, de los perfiles de logros de nuestros alumnos, de progresiones que tendrán que definir los grupos que trabajen en ello, y son cuestiones que van a conducir a cambios en los planes que hay que continuar en el 2017. Acá estamos tratando de iniciar un proceso de cambio en lo que es sustantivo. La educación tiene un problema, no da a los alumnos las herramientas que están reclamando para insertarse en una sociedad que está en cambio. Esto es empezar a trabajar en la transformación de la educación en cuanto a esos temas.

EC —¿Y cómo se lograría esa participación con los plazos que están en juego?

RS —Hay que pensar en la tecnología, que permite una amplia participación. Brasil lo hizo así, a través de un dispositivo que montó en todo el país que permitió la participación y recibir aportes. Y también a través –estoy hablando a título personal– de encuentros regionales, encuentros con las comunidades educativas que permitan avanzar hacia poner sobre la mesa estos cambios, estas transformaciones.

EC —Hay oyentes que recuerdan el Congreso Nacional Educativo.

RS —Tiene que ser una experiencia distinta de la del Congreso, del cual hablo con propiedad, porque, a pesar de muchas críticas que recibí, en aquel momento participé, lo hice en representación del partido en el que militaba en aquel momento –ahora estoy inhibido de hacerlo–, y es cierto, en muchas cosas hubo un bloqueo. Y cuando uno llega a conclusiones, tengo que decirlas, lo dije antes, no las comparto, porque creo que representan intereses de determinados grupos que se encargan de ponerlas sobre la mesa y ser mayoría. Acá hay que generar el verdadero aporte de las comunidades. Lo digo por experiencia, cuando con nuestro equipo nos presentamos, generamos las listas en los consejos y nos presentamos a las elecciones en noviembre, nos decían “es imposible, no se puede”. Y se puede, porque hay comunidades que quieren expresarse, que quieren hacerse sentir, que quieren ser escuchadas. Ese es el gran desafío.

EC —En definitiva, ¿cómo responde al escepticismo que puede haber del otro lado del receptor en este momento de los oyentes que piensan “esto viene tan trancado”? ¿Hay acá efectivamente una puerta que se abre? ¿Usted es optimista? ¿Efectivamente está destrabándose la reforma educativa pendiente?

RS —Yo soy por naturaleza optimista. Cuando resolví junto los compañeros que integran el equipo iniciar este proceso y tratar de incorporarnos al Codicen y lo logramos, lo hicimos con un objetivo: colaborar en la transformación efectiva de la educación. No es tarea fácil, no está siendo fácil y seguramente va a ser muy difícil, porque hay resistencias marcadas en determinados ámbitos. Pero hay que ser optimista, es posible hacerlo. El día que bajemos la cortina y digamos “no se puede hacer”, vamos a estar en graves problemas. Somos optimistas, creemos que se puede hacer, comprometemos todo nuestro mayor esfuerzo en lograrlo.

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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