Entrevista con el periodista uruguayo Fernando Ravsberg, desde La Habana.
EN PERSPECTIVA
Jueves 17.09.2015, hora 8.00
EMILIANO COTELO (EC) —El próximo sábado el papa Francisco iniciará una gira especialmente relevante. Visitará primero Cuba y después Estados Unidos, los dos países que ayudó a reconciliar después de medio siglo de guerra fría.
En la isla donde gobierna la revolución comunista lo espera una calurosa recepción durante los cuatro días que durará la visita. Incluso se da como un hecho una audiencia mano a mano con Fidel Castro. Después, en Washington y Nueva York, no la tendrá tan fácil; todavía hay resistencias allí a la reanudación del vínculo entre los dos países, sobre todo en el Partido Republicano y en la comunidad cubana en Miami.
¿Qué se espera de esta nueva visita del papa a Cuba? ¿Cómo están las cosas dentro del país en este nuevo marco que se generó a partir del restablecimiento de relaciones con Estados Unidos?
Vamos a conversarlo con Fernando Ravsberg, periodista uruguayo radicado en Cuba. Ha trabajado para BBC, Telemundo de Estados Unidos, Radio Nacional de Suecia y TV Azteca de México, entre otros medios. Hoy es corresponsal del diario Público de España y responsable de su propio sitio, Cartas desde Cuba. ¿Desde cuándo existe este blog?
FR —Cartas desde Cuba existe desde el 2007, dentro del portal de la BBC. Pero antes de dejar la BBC lo transformé en un blog individual, independiente. Es uno de los medios alternativos que existen en Cuba y que están permitiendo que escribamos, que hablemos, que incluso planteemos críticas a las políticas del gobierno, a lo que está ocurriendo, a aspectos de la reforma incluso…
EC —Un oyente que se encuentra en La Habana en estos días contaba en un correo electrónico que las puertas y las ventanas de las casas de las ciudades que había visitado estaban engalanadas con un cartel que muestra al papa Francisco con la leyenda “Bienvenido, misionero de la misericordia”. Y agregaba: “Los 16 km que Francisco recorrerá el sábado desde el aeropuerto hasta la Nunciatura Apostólica, en el municipio Playa, donde dormirá, lucen banderas de Cuba y del Vaticano. Lo mismo desde Playa hasta la plaza de la Revolución, donde ya está todo listo para la misa del domingo. Los trabajadores han sido convocados a recibir al papa, pero, por lo que he conversado con la gente, pensaban ir igual sin convocatoria. Tendrán buses que los llevarán desde todos los barrios”.
¿Cómo describes tú el ambiente? ¿Qué expectativas hay en el cubano de a pie con respecto a esta visita?
FERNANDO RAVSBERG (FR) —Hay un ambiente de espera al papa, sobre todo a nivel oficial y de la Iglesia. Yo no veo esa espera en la población, como pudo ser con Juan Pablo II, por ejemplo, porque era el primer papa que venía. En 17 años los cubanos han tenido tres papas de visita, como que uno ya se va acostumbrando.
De todas formas, se siente el agradecimiento del gobierno cubano y de la gente por lo que el papa hizo en cuanto a apoyar el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, e indudablemente en el viaje que va a hacer ahora va a insistir sobre ese tema.
Políticamente hay mucho más identificación del gobierno cubano con el papa Francisco que con los dos papas anteriores, por tanto la visita va a ser más fácil. Francisco es un papa latinoamericano, lo cual es un punto de acercamiento. Francisco es un papa que está llamando a un cambio de estructuras, diciendo que este sistema ya no se aguanta, que no lo aguantan los campesinos, los trabajadores; una plataforma que perfectamente podría servir para la izquierda latinoamericana. En fin, hay muchas identificaciones. Una muy importante es que es un jesuita, y tanto Fidel como Raúl Castro fueron educados por los jesuitas. Fidel dice que en la primera escuela religiosa que tuvo le enseñaron el valor del trabajo y que los jesuitas le enseñaron a pensar. Hay una identificación en todos esos aspectos, por lo cual creo que la visita va a ser muy fácil en esta etapa, tanto para el gobierno cubano como para el propio Francisco.
Más complicado será al llegar a Estados Unidos. Francisco será el primer papa que entre al Congreso de Estados Unidos, donde se enfrentará con una mayoría republicana y protestante. La minoría católica que está ahí es muy conservadora, cuestiona muchas de las cosas que el papa está planteando.
EC —Algo ya decías a propósito de cómo se ve al papa, a este papa Francisco, en el gobierno cubano. Pero quería preguntarte más en general a propósito de la relación entre el gobierno y la Iglesia católica. Una relación que llegó a ser pésima en los años 60, con persecución a sacerdotes, acoso a las actividades de la Iglesia católica, pero que después ha evolucionado muy positivamente. Esta semana por ejemplo los obispos cubanos han sido entrevistados en la televisión estatal en horario central. ¿Cómo es ese vínculo gobierno-Iglesia?
FR —En el inicio el enfrentamiento fue mutuo. El 75 % de los sacerdotes que había en Cuba al triunfo de la revolución eran extranjeros, en su mayoría españoles con tendencias muy cercanas al franquismo. El enfrentamiento se dio prácticamente de inmediato. El gobierno cubano actuó contra las iglesias, y las iglesias también actuaron, incluso participaron en la extradición de 14.000 niños cubanos en una operación combinada con los servicios de inteligencia de Estados Unidos que se llamó Operación Peter Pan.
El enfrentamiento fue tremendo hasta los años 90, cuando ambas partes se empiezan a necesitar. Las iglesias estaban vacías; todavía están vacías, no tienen demasiados fieles, frente a una santería afrocubana que es mucho más poderosa. En los años 90 el gobierno se queda sin el apoyo de los soviéticos y necesita un interlocutor con credibilidad internacional. Ninguno mejor que la Iglesia católica, que es muy fuerte en el exterior y débil dentro de Cuba.
Los dos se alían y en esa alianza se dan la visita de tres papas, la participación del Vaticano en las relaciones Cuba-Estados Unidos, y se abren espacios dentro Cuba para la Iglesia católica. Se permite la entrada de más curas y monjas del exterior, algo muy importante porque casi no hay cubanos que quieran ser sacerdotes o monjas, es ínfima la cantidad de gente en el seminario. Por tanto es muy importante para la labor evangelizadora poder traer gente de afuera. Eso se abrió, se les dio acceso a las prisiones para que atiendan a los católicos, a los hospitales… En fin, la Iglesia católica vive un momento en que puede desarrollarse e intentar crecer. Cosa que de todas maneras no será fácil por lo que te digo, la santería es mucho más atractiva para los cubanos, mucho más parecida a su propio carácter.
EC —Hablando de este vínculo, ¿llama la atención la participación de los obispos en televisión, como les llamó la atención a visitantes, a turistas en estos días? ¿O ya para ustedes es algo normal?
FR —Es normal que en fechas puntuales aparezcan el cardenal o los obispos hablando por la televisión. De hecho, hace una semana, 15 días, el cardenal dio una entrevista de una hora a la televisión. Lo que sucede es que ahora la Iglesia católica –y tal vez Francisco haga esa gestión directamente con Fidel o con Raúl Castro– quiere un espacio permanente y habitual en la televisión cubana. No solamente para las fechas puntuales, 24 de diciembre o 1º de enero, sino tener un espacio en los medios de manera permanente. La Iglesia tiene medios, tiene revistas, pero aspira a tener un espacio en la radio y en la televisión. Me lo acaba de decir el padre Alberto, un [jesuita] cubano que cree que ese paso se podría dar.
En el tema educación, por ejemplo, la Iglesia no tiene mucho espacio –aquí la educación es toda estatal, laica, obligatoria y gratuita–, pero ha generado en los templos círculos de formación profesional en idiomas, computación, y ahora con la apertura económica están dando cursos a los cuentapropistas, a los trabajadores privados, sobre cómo desarrollar y mantener su empresa. De alguna manera la Iglesia está volviendo al tema de la educación.
EC —El viernes el gobierno de Cuba indultó a 3.522 presos, la mayor cifra de liberados desde la revolución de 1959. Lo hizo como gesto humanitario, dijo, ante la visita del papa Francisco. La medida fue recibida con “profunda satisfacción” por la Iglesia católica. ¿Qué alcance, qué valor tiene esa liberación? ¿Quiénes son estos presos que ahora están siendo liberados, sobre todo teniendo en cuenta que en Cuba, oficialmente, presos políticos no hay?
FR —Todos son presos por delitos comunes. Los amnistiados son personas mayores de 60 años, personas con problemas de salud y muchos jóvenes que no habían cometidos delitos antes, que cayeron presos por su primer delito.
Presos políticos en Cuba es un tema bastante complicado. Los hubo y fueron liberados en el 2010, 2011. Quedan algunos, pero muchos de los que quedan o los que fueron detenidos recientemente tienen condenas por delitos de sangre: explosivos en hoteles con turistas muertos, ataques armados desde la costa… todos delitos violentos. La Comisión de Derechos Humanos habla de unos 50 presos políticos, pero incluye a todos estos, además de algunos de conciencia. Lo cierto es que cuando le preguntamos al cardenal Jaime Ortega sobre el caso, dijo: “Hemos tenido cientos de solicitudes de amnistía, pero todas son de presos comunes. Si hay presos políticos, que nos manden las solicitudes y se las presentaremos al papa”. Imagino que después de que el cardenal dijo eso los grupos opositores le habrán presentado alguna lista. Pero hasta ahora no ha habido ningún tipo de liberación de presos políticos en Cuba.
EC —Hubo en enero. Como gesto de buena voluntad después del deshielo de la relación con Estados Unidos, el gobierno indultó a 53 presos que Estados Unidos consideraba “políticos”.
FR —Exactamente. Cuando la visita del papa anterior también hubo liberación de presos políticos. Pero en este momento no ha habido nada. Todavía es posible que se produzca antes de la llegada del papa, pero lo creo difícil, porque la Iglesia no está poniendo énfasis en ese tema.
EC —Sin embargo sí hay pronunciamientos en ese sentido de organizaciones disidentes dentro y fuera de Cuba. Por ejemplo, el presidente de la agrupación Movimiento Democracia, Ramón Saúl Sánchez, dijo en Miami que el papa Francisco debe abogar en Cuba por la liberación de los presos políticos y para que se escuchen las demandas del pueblo cubano. Además, pide que Francisco se pronuncie contra los maltratos que sufren las Damas de Blanco y otros disidentes y a favor de la reunificación de familias separadas entre Cuba y Estados Unidos. ¿Ves factible que ocurra algo así? ¿Qué es lo que se sabe a propósito de por dónde vendrían los planteos del papa Francisco?
FR —Se sabe poco, como es lógico. Nos enteraremos ya cuando esté hablando. El padre Alberto, que es jesuita como Francisco, cubano, cree que el papa no va a satisfacer a nadie en su paso por Cuba y que va a ser una visita fundamentalmente evangélica, que públicamente no va a tener un carácter político, que no va a entrar en el tema político demasiado a fondo, como lo hizo por ejemplo en Bolivia. Esa es la valoración. Y es posible, por lo que te decía, porque la Iglesia cubana lo que necesita es un espacio que le permita crecer, porque tiene muy poco peso interno, muy pocos fieles.
En estos días entrevistaba al historiador católico Enrique López Oliva, y él me decía que los templos están vacíos, que menos del 1 % de la población son católicos practicantes y que alrededor del 40 %, 50 % han sido bautizados. Es muy poco el peso interno de la Iglesia como para volver al enfrentamiento con el gobierno cubano en temas políticos. Ya ese paso lo dieron, probaron y quedaron más aislados de lo que estaban. Ahora la estrategia de la Iglesia cubana –y no de este papa, también de los tres anteriores– es una especie de reconciliación o alianza para tener un ambiente que les permita crecer en el país.
EC —¿Se sabe de la posibilidad de alguna reunión con organizaciones disidentes, por ejemplo las Damas de Blanco?
FR —No, no creo que esté planteado nada de eso. Tienes que tener en cuenta que aquí las Damas de Blanco son 120 mujeres, es relativamente pequeña la oposición, no es muy representativa, no tiene una fuerza interna como podía tener en Polonia. Aquí es bastante más débil. Y ahora con el acuerdo entre Cuba y Estados Unidos prácticamente la disidencia se ha quedado colgada de la brocha, ha perdido a su principal aliado, que era Washington.
EC —El presidente Raúl Castro ha anunciado que va a estar en todas las misas que oficie el papa Francisco. Va a haber obviamente reuniones entre ambos. ¿También va a haber un encuentro entre el papa y Fidel Castro?
FR —Se supone que sí, todo el mundo especula con que se va a dar y que Fidel Castro no va a dejar pasar esa oportunidad. El profesor López Oliva me decía “me encantaría ver, participar, escuchar esa reunión entre dos jesuitas debatiendo con todas las sutilezas con que hablan los jesuitas”, que es la orden más intelectual de la Iglesia católica. Y Fidel Castro fue formado por ellos… Creo que sí, que esa reunión se va a producir, sin ninguna duda.
EC —Entre los mensajes de los oyentes tengo este de Luis, que señala: “El corresponsal acaba de decir que la educación en Cuba es laica, obligatoria y gratuita. Yo creo que no es laica, hay un adoctrinamiento político en ella”. ¿Cómo se discute este tema en Cuba?
FR —Hay efectivamente un adoctrinamiento de los niños en el sentido de que cuentan la historia de la revolución cubana, los niños por la mañana en la entrada de la escuela dicen: “Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”. Sí existen esos aspectos, pero cuando vas a las materias básicas que se dan aquí, que son la matemática y el español, es más o menos como en el resto del mundo. Sí existe, pero, como me decía el director de Unicef en Cuba, todo país, todo Estado forma a los niños a su imagen y semejanza. Sí existe cierto adoctrinamiento, por supuesto, pero la educación no deja de ser laica, no hay ninguna religión que tenga peso en la educación.
EC —Por lo visto tú utilizabas el término laicidad con relación a lo religioso.
FR —Exactamente.
***
EC —El 17 de diciembre pasado Cuba y Estados Unidos anunciaron el restablecimiento de sus relaciones. El 20 de julio se produjo la reapertura de la embajada de Cuba en Washington y el 14 de agosto la reapertura de la embajada de Estados Unidos en La Habana, con la presencia incluso del secretario de Estado, John Kerry. ¿Cómo se traduce en hechos este deshielo progresivo de la relación?
FR —Creo que el hecho más destacado, que se produjo a partir de diciembre pasado, fue un golpe mortal al bloqueo económico. Cuando digo bloqueo económico no hablo del embargo de Estados Unidos, hablo del peso extraterritorial, fuera de Estados Unidos, que tenía la presión norteamericana. Inmediatamente después de que Estados Unidos decidió tener otra relación con Cuba, la economía cubana se disparó de menos de 2 % de crecimiento a 4,5 % de crecimiento. Eso se produjo por el aumento de la cantidad de turistas de todo el mundo, incluso de Estados Unidos, pese a que estos todavía no pueden venir legalmente a Cuba, porque todavía existe una ley en Estados Unidos que lo prohíbe. Pero el gobierno norteamericano les ha dicho “mientan, y nosotros miramos hacia otro lado”.
EC —¿Cómo es eso?
FR —Claro, el gobierno de Estados Unidos, el gobierno de Obama, no puede quitar la ley que prohíbe los viajes a Cuba, tiene que hacerlo el Congreso. Entonces Obama ha dicho: vamos a sacar 12 razones para poder viajar a Cuba sin necesidad de pedir una licencia. Así que usted llega al aeropuerto y dice: “Yo voy a Cuba por asuntos religiosos”, “Muy bien, adelante”; “Yo voy a Cuba por razones académicas, quiero informarme sobre cómo es la realidad”, “Adelante”. Las llamamos las 12 mentiras que tienen que decir los ciudadanos norteamericanos al pasar por el aeropuerto con la justificación del propio gobierno de Estados Unidos. La cantidad de turistas norteamericanos sobrepasan ya los 100.000, se han duplicado.
Pero eso ha provocado otra cosa muy interesante, han aumentado los turistas del resto del mundo, que vienen con la teoría: “Hay que ir a Cuba, conocerla, antes de que lleguen los americanos, antes de que lleguen los McDonald’s, para ver cómo era Cuba realmente”. Entonces hay un crecimiento del turismo, subió 23 % los primeros seis meses del año, y curiosamente –lo más interesante–, a pesar de eso, el Ministerio de Turismo reporta US$ 100 millones menos de entrada al Estado. Quiere decir que gran parte de esos turistas, que no duermen en la calle ni dejan de comer, están viviendo en casas particulares y comiendo en restaurantes privados. Eso implica que esos US$ 100 millones fueron a parar directamente a manos de la población. US$ 100 millones más el 20 % de crecimiento.
Hay un beneficio económico inmediato, no solamente para el Estado sino también para la población en su conjunto con este aumento. Por ejemplo, hay una cantidad fabulosa de autos norteamericanos descapotables de los años 40 y 50 que circulan por las calles de La Habana cargados de turistas americanos que quieren conocer la ciudad en esos autos.
EC —Hay una verdadera pasión por esos autos estadounidenses viejos que sobreviven en La Habana. Incluso viajan norteamericanos y gente de otros países para trabajar en la restauración de esos vehículos, que después muestran en películas y en videos.
FR —Yo consulté hace poco a uno de los taxistas de estos carros americanos cómo es que hay tantos descapotables ahora. Y me dijo: “Es muy fácil, a los americanos les gustan los descapotables, nosotros les cortamos el techo a todos”. Entonces realmente lo que hay son carros normales americanos a los cuales les han quitado el techo.
La repercusión ha sido inmediata en cuanto a mejoras económicas. Aunque todavía es muy a cuentagotas, porque el Congreso de Estados Unidos no le permite a Obama continuar con su plan, que era invadir Cuba de turistas y de empresarios. El Congreso le tiene frenado eso porque el embargo es una ley que Obama no puede violar, aunque sea el presidente.
EC —¿Y en lo interno qué cambios ha habido, si es que ha habido, en Cuba? Por ejemplo por el lado de la apertura política, por el lado la apertura en cuanto a actividades económicas, comerciales.
FR —Te pongo un ejemplo. Estados Unidos intenta entrar a Cuba por la vía de las telecomunicaciones, el mismo planteo que ha usado en los países árabes. Entonces viene Google y propone darle wi-fi a todo el país en un plazo de tres años de forma gratuita, sin que Cuba tenga que pagar un centavo. El gobierno cubano responde que no, pero se ve obligado frente a la población a hacer algo. Entonces el propio gobierno cubano empieza a abrir zonas wi-fi en todo el país.
EC —Tengo otro correo electrónico de la audiencia. Dice Patricia: “Estuve en Cuba la semana pasada, fue mi segunda visita. Además de los aprontes para la visita del papa, hubo otras imágenes que me llamaron la atención, por ejemplo el uso de internet. Desde hace unos meses los cubanos pueden acceder a internet mediante la compra de una tarjeta, esta es por un plazo de una hora o 30 minutos, y tiene un usuario y contraseña. La persona se conecta a la red de wi-fi, ingresa los datos de usuario y contraseña, y ahí comienza a contar el tiempo. Existen varios lugares con wi-fi fuera de ministerios, hoteles y plazas, pero lo que llama la atención es la cantidad de gente. Por lo general, durante el día hay unos pocos, pero después de las 17 horas la foto cambia, los cordones de veredas se llenan de personas con sus laptops, tablets, celulares hasta entrada la noche. Se los ve navegar en la web, hablar. Llama la atención esa imagen”.
FR —Así es. Sobre todo porque mucha gente lo está usando también para hablar con sus familiares en el extranjero. Realmente es enorme la cantidad de gente que está aprovechando estas zonas.
EC —Si entiendo bien, hay dos posibilidades. Por un lado está la de comprar esas tarjetas, pagando, y por otro hay zonas de acceso libre a wi-fi.
FR —No, siempre tenés que tener una tarjeta y pagar. Lo que pasa es que Cuba era –era, no sé cómo será ahora, habría que hacer una encuesta nueva– el país con menos conectividad de América Latina, pero con más gente preparada en informática. Por lo tanto, la cantidad de trampas que se hacían aquí para entrar a internet… Por ejemplo, alrededor de los hoteles, alrededor de las grandes oficinas, la gente violaba las contraseñas y entraba por su cuenta de forma gratuita. La contradicción entre la cantidad de gente preparada y la poca conectividad producía eso.
Todavía hoy hay gente que va a la zona wi-fi con una computadora con cuatro salidas, se conecta a través de su computadora y paga mucho menos de lo que el Estado exige. Hay una serie de trampas que son bastante comunes en Cuba y que aumentan mucho la conectividad de la gente.
EC —Por lo visto, por un lado mejoró la calidad de la comunicación, la velocidad, y por otro se volvió más accesible en cuanto a costos.
FR —Exactamente.
EC —Todo un cambio. ¿Qué otros cambios se pueden ver?
FR —Está viniendo gente de todo el mundo a invertir en Cuba ahora que no temen una respuesta norteamericana. De todas maneras, Estados Unidos, con Obama y este año sigue aplicando medidas de embargo, no creas que esto se acabó de parte de Estados Unidos. Por ejemplo, acaba de multar al Commerce Bank con US$ 2.000 millones por comerciar con Cuba. Y le acaban de prohibir a una empresa norteamericana vender fuentes de radiación para enfermos de cáncer a Cuba, cosa que hacía desde hace años a través de Brasil. Pues el Departamento del Tesoro le acaba de decir que no y Cuba ahora está buscando desesperadamente dónde comprar fuentes de radiación para atender a sus enfermos de cáncer. Entonces, si el bloqueo aflojó –en el sentido de bloqueo como un aspecto internacional, como algo que afectaba a otros países–, el embargo sigue vigente y hay mucha gente que lo apoya dentro de Estados Unidos. Aunque las encuestas dicen que la mayoría de los norteamericanos apoyan el cambio de política de Obama, incluso la mayoría de los cubanos americanos apoyan este acercamiento.
EC —Y por el lado de los cambios dentro de Cuba, te preguntaba qué pasa en materia de libertades.
FR —En materia de temas políticos no va a haber grandes cambios. A nivel de prensa sí está habiendo nuevos espacios, sobre todo a partir de internet. Están surgiendo medios alternativos, como Progreso Semanal, OnCuba, etcétera, que tienen una visión distinta de las cosas, son mucho más críticos y no están bajo el control del aparato de censura del Partido Comunista, el Departamento Ideológico.
EC —¿No hay represión a ese tipo de medios?
FR —No, son legales, tienen sus oficinas, todo el mundo sabe quiénes son. Hay muchísimos jóvenes trabajando allí, periodistas jóvenes que han abandonado las redacciones de los medios oficiales para irse a trabajar ahí. Por dos razones, una porque pueden escribir lo que quieren, sin un censor tan duro atrás como el que tienen los medios nacionales, y dos porque les pagan mejor, bastante mejor que los medios nacionales. Eso está provocando una fuga de periodistas hacia los medios alternativos. Esa es tal vez una de las cosas más importantes que se han producido en este último tiempo.
No creo que vaya a haber cambios políticos. De hecho, ayer el ministro de Relaciones Exteriores dijo que Cuba no va a negociar temas internos con Estados Unidos a cambio del fin del embargo, que el embargo fue una medida unilateral y Estados Unidos tiene que eliminarla unilateralmente, sin negociación de por medio. Entonces si hubiera cambios en Cuba, esos cambios serían puramente por razones internas y discutidos por los cubanos.
No creo que haya cambios por una razón muy sencilla: no hay una presión política interna para que se produzcan cambios políticos. Como te decía, la disidencia es muy poca gente y no tiene ninguna influencia social. Y no es que lo diga yo, lo dijo el embajador de Estados Unidos en un cable secreto al Departamento Estado revelado por WikiLeaks después. No tienen influencia en la población. Entonces, en la medida en que no hay presión de la población, es difícil que haya una apertura política. Hay presión hacia una apertura económica, en ese sentido sí, y la gente quiere que el tren de la reforma camine más rápido, pero sobre todo en el terreno económico.
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Transcripción: María Lila Ltaif