
RC —El argumento de la leche para los terneros me parece que puede servir para un recién nacido, para un chiquito, como dicen los médicos pediatras. Pero para los adultos, ¿está mal trabajar con la leche para hacer una crema de vainilla, un helado?
CV —Además tienen azúcar.
RC —¡Sacá el azúcar!
CV —Uno de los motivos por los cuales desaconsejamos los lácteos es que la calidad de los lácteos de ahora no es la misma de los de antes, no es lo mismo que ordeñar una vaca y tomar esa leche, que ahora está homogeneizada, pasteurizada, a veces deslactosada para que sea tolerada. La idea no es enmascarar o manipular más el alimento para poder tolerarlo. Los lácteos se asocian a alergias tanto de piel como respiratorias, a dolores de cabeza, a dolores articulares, a cáncer de colon, mama, próstata y ovario. A todos los cánceres, pero ya está demostrado científicamente que sobre todo estos cuatro se asocian al consumo de lácteos. Porque los lácteos tienen factores de crecimiento para que la cría crezca.
RC —¿Y el calcio?
CV —Ahí tengo una frase armada que es: si tanto calcio aporta la leche, ¿por qué hay tanta osteoporosis en un país tan lácteo como Uruguay? Los países que no consumen lácteos no tienen tanta osteoporosis como Uruguay, Argentina, el sur de Brasil y los países nórdicos.
RC —¿De qué forma podemos obtener el calcio entonces?
CV —El calcio lo tenés en todas las hojas verdes menos la espinaca, sobre todo en las de brócoli, que se suele tirar –se puede cortar finita y meter en la saluda o en forma de jugo verde–, y en las semillas, sobre todo en las almendras y el sésamo, pero el sésamo tiene que estar molido para absorberlo mejor.
***
DS —Hablemos de la ortorexia. Se trata de la obsesión con la alimentación saludable y se está estudiando la posibilidad de pasar a considerarla un trastorno alimentario. ¿Conocés algún caso de ortorexia?
CV —Sí.
DS —¿Qué nos podés decir de esa enfermedad moderna, contemporánea, que aún no fue aceptada por la Organización Mundial de la Salud pero hemos recabado varios artículos denunciando este problema?
CV —Hay que diferenciar al ortoréxico del que quiere comer mejor y esto que les contaba de mi caso en particular, cuando dejé los lácteos y cambié toda la alimentación y se me fue el dolor, ahora no quiero que nada de mi comida tenga lácteos por miedo a que me vuelva el dolor. Eso es una cosa, otra es el ortoréxico, que divide al mundo entre los que comen bien y los que comen mal, nada puede estar contaminado, deja de sociabilizar, está muy pendiente, genera una obsesión con relación al alimento. Para la medicina china la obsesión genera tumores y depresión, entonces esta persona se intoxica de sí misma, pasa por un radicalismo en que o tiene que ser todo crudo o tiene que ser todo de determinada forma. Debo decir que rocé esa línea en un momento de mi vida, pero creo que a veces es necesario tocar el extremo para volver al eje.
RC —Es una adicción más.
CV —Sí, claro.
RC —Con todos los problemas de las adicciones.
CV —Es como el que hace ejercicio y no para, no puede estar un día sin correr, porque piensa que le va a ir mal. En ese sentido los extremos sí son malos. Una cosa es rozar el extremo para descubrir cuál es el propio camino e ir por la línea del medio y otra es esa obsesión que tiende a separar a la persona de sus amigos y hasta de su familia por comer de esa forma.









