
RA —¿Y las carnes rojas están desaconsejadas totalmente?
CV —No, para nada. Si son de buena calidad no hay problema. Es más, hay gente que necesita comer carne, no estoy en desacuerdo con eso.
RA —Por eso, me parecía importante que lo aclararas tú.
CV —Yo no como por una historia mía, pero la recomiendo. Y en algunos casos, como en el colon irritable –yo le digo colon irritado–, si la persona es vegetariana me complica mucho más el tratamiento que si no lo es. Carnes de buena calidad, no en exceso, no de noche. Y sobre todo la combinación, a la hora de comer carne que sea con vegetales crudos, no con harinas ni con papa ni con arroz.
RA —Hay quien pregunta: “¿Y la miel? ¿Se debe consumir regularmente?”.
CV —No es algo que sea necesario. Nosotros tratamos de que nuestra alimentación no sea basada en alimentos muy dulces, porque los dulces favorecen la inflamación y la inflamación es la madre de la mayoría de las patologías. Entonces la miel tiene sus propiedades, está buena, pero no en exceso. Puntualmente, si se tienen ganas de comer algo dulce, es preferible comer miel que comer azúcar.
DS —Para demostrar que esto de que estamos hablando, los cambios en los hábitos alimenticios, con mayor preocupación por leer las etiquetas e incluso de cambiar la dieta, también tiene que ver con el mercado y con las demandas de los consumidores, en Uruguay y en otros países de América Latina se están instrmentando leyes de etiquetado, se proponen diversos tipos de etiquetado para avisarle al consumidor “esto es bueno”, “esto no es bueno”, “esto tiene tanta azúcar”. Y hay toda una discusión acerca de qué tipo de etiquetado agregarles a los productos que se ponen en las góndolas. ¿Cuál es tu reflexión al respecto? ¿Hasta dónde tiene que llegar esa intervención del Estado diciéndole a la gente esto sí, esto no?
CV —En mi práctica clínica enseñamos mucho a leer etiquetas, es fundamental que la gente entienda qué es lo que está comiendo y qué causa cada aditivo. El tema del etiquetado me parece fantástico, pero no alcanza con decir que un producto tiene exceso de grasa, porque depende de qué grasa. Ahora se está viendo que las grasas de buena calidad son excelentes, de hecho son un excelente nutriente a nivel encefálico. No es lo mismo una grasa trans o una grasa de mala calidad que una palta, un aceite de coco, un aceite de oliva, entonces solo poner grasa no alcanza. Poner simplemente si tiene azúcar o si tiene sal y no decir la cantidad de aditivos; por ejemplo, una bebida, un refresco light no tendría necesidad de estar etiquetado porque no tiene grasa, no tiene grasas trans, no tiene azúcar y no tiene sal. Sin embargo eso no es sano. Entonces me parece que le falta información al etiquetado, para ser realmente en pos de que nuestra sociedad esté más sana deberían dar más información. Pacientes del plan me llegaron a decir cómo no hacía una denuncia al Ministerio de Salud Pública. Ni falta que hace, no tengo ganas de confrontar siquiera. Ojalá se informara más, pero por qué no hacemos una denuncia –que me parece ilógico también, no da–, cómo hay tantos productos a la venta que son tan lesivos, sobre todo para niños, que supuestamente son el futuro de nuestra sociedad… Los niños están consumiendo productos que en vez de nutrirlos los están dejando superalterados, cada vez se presentan más patologías de adultos en niños.
RC —Esta es una sociedad de materos. ¿Qué opinás del mate?
CV —Hay algunas yerbas que recomiendo y otras que no, porque tienen muchos metales pesados. Y tampoco en exceso, de tarde no es muy interesante tomar mate porque tiene teína, que deja un poco alborotado. Muchos me dicen que no pueden dormir, y cuando les pregunto qué comen, toman alguna bebida cola, toman mucho café o toman mate. Entonces vamos a sacar estos productos a ver si descansás bien, porque si no lo que necesitamos es un somnífero. No es necesario, vamos a ajustar un poco lo que estamos haciendo para mejorar.
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Transcripción: María Lila Ltaif









