
RA —Muchos de quienes están a favor del famoso muro han argumentado que su instalación contribuiría a detener el ingreso ilegal desde Estados Unidos de armas y divisas asociadas al narcotráfico. ¿Qué se maneja respecto a ese argumento?
GM —En cuanto a lo que es el narcotráfico, decimos que México está poniendo los muertos. Desde el sexenio de Felipe Calderón hemos tenido una guerra contra el narcotráfico que nos ha costado carísimo en vidas humanas y nos sigue costando; anteayer hubo balaceras en Cancún y hubo otras balaceras el fin de semana en ciudad del Carmen, que son nuestros destinos turísticos más importantes. Entonces claro que eso nos impacta muchísimo. Además, tapamos en mucho la llegada de las drogas que vienen a Estados Unidos de otros países, y también somos productores de las drogas que ellos no tienen.
Así de fácil, antes México era un gran productor de marihuana, empezó a cambiar el mercado de la marihuana en Estados Unidos porque se iba a legalizar y México se convirtió en un gran productor de opio. Eso te demuestra la relación que hay, hacemos lo que les hace falta a ellos y lo pagamos con vidas. Ayer por primera vez un estudiante en una escuela disparó a sus compañeros. En México no había armas. Pero nosotros no lo vemos como si pasan por el muro o no, el paso de lo que tú quieras de Estados Unidos a México es facilísimo. Somos el país pobre ante el poderoso, y ahí pierdes en muchísimos sentidos. Y además eres el criticado.
NB —Tú dices que de todos modos el muro no va a detener tampoco la inmigración ilegal.
GM —No creo que la detenga, como dicen muchísimos. Ya sea nadando, ya sea porque hagas un túnel, la inmigración ilegal va a seguir. Pero además está lo que ellos pasan para acá, como pasó con el operativo Rápido y Furioso, que nos dejaron todas sus armas acá, que es único del que se ha sabido. Pero ha crecido terriblemente el armamentismo en nuestro país y las armas vienen de Estados Unidos. Entonces sabemos perfectamente que un muro no nos va a detener nada de lo malo que venga de Estados Unidos. Para ellos a lo mejor sí es un poquito menor el flujo migratorio.
Lo que más tememos o lo que más temen sobre todo los gobernadores fronterizos es que en un momento dado haya una repatriación masiva. Porque en el sexenio de Barack Obama fueron durísimas las repatriaciones, desde el sexenio de Barack Obama están terribles, esto no es nuevo para nosotros, pero imagínate que en un momento dado en cualquier lugar de la frontera te llegaran 50.000 mexicanos repatriados. Eso sí te crea un sismo.
NB —¿Qué inconvenientes ha ido generando esa repatriación que ya ha ocurrido en el gobierno de Obama?
GM —Nos dimos más cuenta cuando Trump empezó a decir que iba a repatriar mexicanos. No nos repercutió demasiado, porque ellos repatrian, pero la gente regresa, es como un juego que se ha tenido entre México y Estados Unidos que lleva muchísimo tiempo, no nos significó demasiado. Pero si repatrias 10.000 en un día –que dicen que va a ser muy difícil por las propias leyes de Estados Unidos– en el punto de la frontera que sea, sí creás un verdadero problema.
Otro problema que se nos está viniendo son los migrantes de distintos países que quieren pasar y que se nos están quedando en los puntos fronterizos mexicanos. Eso tiene un costo para nuestro país, porque somos el último punto antes de llegar allá. Entonces aguantaríamos más o menos 3 millones de repatriados, que son los que repatrió Obama en los ocho años de gobierno y los aguantamos sin ningún problema.
RA —La economía mexicana está pasando por un momento difícil. En los últimos días hemos visto gente protestando en la calle, con incidentes graves que terminaron en algunos casos con varios muertos, por el aumento de los precios de los combustibles. A esos problemas internos se les ha sumado la incertidumbre por la asunción del nuevo gobierno estadounidense. Y como consecuencia, el Fondo Monetario Internacional anunció un recorte de las proyecciones de crecimiento para el país en los próximos años. ¿Creen que México puede emprender un camino propio, menos dependiente de Estados Unidos, para asegurar su desarrollo?
GM —Estamos en un momento muy crítico para el país. Estamos con el presidente que menor aprobación ha tenido en la historia del país. Tenemos la liberalización del precio de las gasolinas, que este mes aumentaron más o menos 20 % y van a seguir subiendo cada mes en esos porcentajes, eso es totalmente inflacionario. Además México se cerró, se centró principalmente en el tratado de libre comercio con Estados Unidos; tiene otros tratados comerciales, pero no son tan significativos. O sea, no hemos hecho nada para diversificar nuestro comercio, no hemos hecho nada para no depender de la economía estadounidense. En el sector automotor, que es tan importante, nosotros hacemos una parte de los coches para que se vendan allá, y damos solamente la mano de obra barata.
No creo que México esté preparado en este momento, por nada del mundo, para enfrentar lo que significa Trump. México está en una crisis muy severa, muy fuerte, política, económica, de seguridad, con poderes fácticos. Están muy fuertes los empresarios. Hace poco el gobierno federal quiso firmar un pacto con todos los empresarios por este aumento de las gasolinas y las críticas que allí ha habido, y fue imposible firmarlo con todos los organismos empresariales porque uno dijo que no. Eso nunca había sucedido en México. No tenemos esa unidad, no tenemos esa fuerza, no tenemos un presidente que aglutine; está a punto de entrar Trump y no tenemos una idea de qué vamos a hacer como nación. Entonces el mexicano de a pie lo ve con terror. Yo he platicado con mucha gente que no tiene que ver con los medios y te dice “me siento muy deprimido de […]”, con gasolinazos, con saqueos en los centros comerciales, con terribles balaceras en Cancún, y con el terror de la llegada de Trump.









