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Entrevista central, jueves 19 de mayo: Omar Lugo

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EC —Hablando de lo que Almagro plantea en su carta, que Venezuela no está pasando sólo por una crisis política únicamente sino también por una social. Si yo te pregunto cómo ordenarías tú las preocupaciones de los venezolanos en este momento, ¿qué me decís?

OL —Eso lo han probado muchas encuestas: en Venezuela la principal preocupación de las personas es la economía, el bolsillo. Están pasando mucho trabajo, especialmente la clase asalariada, los que cobran 15 y últimos, los trabajadores formales que ganan el salario mínimo, porque simplemente no les alcanza ni siquiera para comer.

Después tienes también el tema de la violencia criminal. Venezuela exhibe nefastas cifras, certificadas por instituciones de las Naciones Unidas y de organizaciones civiles, que dan cuenta de que Caracas es la ciudad más violenta del mundo. Al menos en América, aunque se está disputando ese lugar con San Salvador y Guatemala; en todo caso, está en ese podio de las tres con la mayor tasa de asesinatos por cada 100.000 habitantes. Son cifras certificadas por estas organizaciones, pero eso se ve más en la calle con la impunidad, porque no solamente hay asesinatos sino también robos, atracos, asaltos a residencias, es muy común eso. Eso ocurre, ese es el pan diario de los venezolanos de cualquier estrato social. El otro drama fundamental que también está atacando al venezolano común es la crisis del sistema de salud, especialmente por la escasez de medicinas, de equipos quirúrgicos y de equipos médicos básicos.

EC —¿Y efectivamente están muriendo niños en Venezuela porque no se cuenta con las medicinas necesarias en sanatorios y hospitales?

OL —Sí, lo hemos reportado en nuestro portal, www.elestimulo.com, a partir de denuncias de gremios, de la Federación Médica sobre todo. Hay hospitales en particular en los que se han visto y documentado más casos, especialmente en neonatos. Los recién nacidos con problemas no tienen incubadoras ni unos compuestos químicos que se les colocan para madurar los pulmones, y los médicos han denunciado estas muertes. El Hospital Central de San Cristóbal, en el estado de Táchira, y el Luis Razetti, de Puerto La Cruz -una ciudad turística al este del país-, son los que han dado más números en este sentido. Están contabilizados, hay cifras de estos casos.

Recientemente pudimos reseñar, también, un foro donde especialistas decían, directamente, que los hospitales venezolanos tienen una grave crisis en todos los niveles. No solamente por la escasez de equipos, medicinas y camas, sino también por la fuga de profesionales, que se van del país. Los médicos no encuentran condiciones de trabajo, de seguridad y económicas adecuadas, entonces están optando por “largarse”, como dicen en el sur. Muchos de ellos han ido a Chile y a Argentina, no sé si a Uruguay, aunque entiendo que allí hay una colonia importante.

En estos días reseñábamos un foro muy importante donde decían que los hospitales están tan graves, que uno de cada tres venezolanos que ingresa a un hospital de Venezuela en condiciones graves, muere. Esto lo dice el señor Gustavo Villasmil, un doctor que fue secretario de Salud, que participó en una mesa en el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico. Esta es una organización civil de Venezuela muy proclive a discutir temas de liberalismo económico, pero que también enfocó el asunto de la salud.

Yo puntualizo esto porque entiendo que el Gobierno venezolano está negando internacionalmente esta crisis humanitaria. Dice que es solamente una excusa para que, con palabras como las de Almagro, se justifique una intervención o una mayor injerencia extranjera en Venezuela.

EC —Enseguida vamos a volver a eso. Par completar esta parte del panorama, además de la escasez de medicinas, más de una vez en tus crónicas ha aparecido el desabastecimiento de artículos básicos para la vida cotidiana, como los alimentos. ¿Cómo influye esto en el día a día? ¿Tú podrías contar alguna experiencia propia?

OL —Sí. Pero para cerrar el tema de salud, que es importante: en Venezuela se necesitan 40.000 camas hospitalarias, según los médicos ese es el déficit. El tema de la escasez, en lo personal te puedo decir que yo intento sustituir los alimentos que no se consiguen y, básicamente, con cierta capacidad adquisitiva se está mejor. Este drama afecta más a los pobres, a los asalariados, a los últimos de la fila, porque el salario mínimo semanal hoy en día te alcanza para pagar, si acaso, un kilo de carne.

EC —Ese dato es muy impactante.

OL —Sí. El Gobierno acaba de aumentar el salario mínimo, es el segundo ajuste en lo que va del año, fue decretado por Maduro el 1º de mayo. El salario en bolívares es de unos 20.000 bolívares por mes, pero un kilo de carne en la carnicería ya está a 5.000 bolívares.

Si te llevo eso a dólares te podría explicar un poco más. Una familia clase media en Venezuela se tiene que arreglar ahora con unos US$ 11 diarios, en promedio. Si vamos a la clase trabajadora asalariada… Estamos considerando el tipo de cambio que usa el Gobierno ahora, en una macrodevaluación que acaba de aplicar y que ha pasada como por debajo de la mesa para mucha gente en el exterior. Esto perjudica tanto las cuentas de los hogares porque muchos productos importados están llegando en dólares. Con ese tipo de cambio, que está a 426 [bolívares por dólar], más o menos, el venezolano gana US$ 70 por mes, redondeando, eso es el salario mínimo más algunos beneficios de los llamados tickets de alimentación.

EC —El telón de fondo allí es la inflación, que alcanza índices poco vistos: 180 % fue la inflación el año pasado, ¿cuál es la que se proyecta para este?

OL —El Fondo Monetario Internacional proyecta que sea de 700 % en promedio, pero en alimentos se calcula que está llegando a 900 %. El problema es que lo que sube más son los alimentos, sobre todo los básicos. En todo caso, la inflación en Venezuela está desatada, ya hay ajustes semanales de precios. Lo peor es que esa medición que tú acabas de mencionar, de 180 %, es la oficial del Gobierno. Para esa medición se tienen en cuenta los precios de los productos regulados, pero se ha desatado un mercado negro auspiciado, justamente, por la escasez, el desabastecimiento, la especulación y las distorsiones enormes de la economía a escala macro. El Gobierno dice que esto es lo que justifica su decreto que otorga poderes especiales a Maduro para tener una intervención mayor en la economía. Dice que hay que luchar contra los especuladores y la intermediación, que es el término técnico para lo que aquí llaman “bachaquero”, el nombre de una hormiga que se lleva productos del campo. En todo caso, este mercado negro determina que los precios de los productos se multipliquen, en muchos casos, al menos por diez.

EC —¿Qué productos dirías tú que son los que pesan más en esa escasez?, ¿cuáles son los que la gente necesita de forma más acuciante y no encuentra o que, si lo hace, está obligada a pagar esos precios disparatados?

OL —Arroz, pasta, granos, trigo, harina, cereales, grasas, aceite, mantequilla, leche… es decir, lo que la gente más come, sobre todo la gente pobre. Porque, como dicen los nutricionistas, son productos muy calóricos, con mucho carbohidrato, que es lo que da la energía. Te voy a poner un ejemplo: Venezuela era el tercer país del mundo con el mayor índice de consumo de pasta, una herencia italiana que tal vez compartimos con algunos países del sur, pero el kilo de pasta ahora se consigue a 3.000 bolívares, es [menos de] la mitad del salario mínimo semanal. Está llegando importado a precio liberado porque la producción local está caída. El Gobierno dice que es que lo quieren derrocar a través del estómago de los venezolanos, pero también es verdad que no hay divisas para pagar importaciones de trigo ni de sémola para los pastificios. De modo que en las panaderías tampoco hay pan, desde hace como tres meses, pan normal, ese que tú comes en el desayuno o en la tarde. Esa escasez se está agudizando y el escenario actual es que se va a complicar. Algunos especialistas que hemos consultado en nuestros reportes dicen que no hemos entrado todavía en el ojo del huracán.

EC —¿A qué extremo puede llegar el enfrentamiento entre el Gobierno y la oposición? ¿Qué ocurrirá con el referéndum revocatorio? ¿Viene algún tipo de intervención de las fuerzas armadas? Vamos a conversar de estos puntos en la segunda parte del diálogo con Omar Lugo.

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