
EC —¿Pero va a completarse el proceso de verificación del mínimo en el CNE?
OL —Eso supuestamente se va a determinar en las próximas horas. Estamos esperando un pronunciamiento del CNE en el día de hoy, pero no hay nada garantizado todavía. Justamente, la marcha de ayer, que terminó en violencia y fue reprimida por militares y policías, buscaba presionar al CNE para que se pronuncie de una vez y diga cuándo es que va a verificar estas firmas.
EC —Otro factor importante del tablero político, económico y social en estos últimos días en Venezuela es el estado de excepción resuelto por el Poder Ejecutivo. ¿Podemos repasar qué implica exactamente?
OL —Si, y te diré que el presidente acaba de advertir que no dudará en activar el estado de conmoción interna, que es una vuelta de tuerca más a este estado de excepción, que está contemplado en la Constitución y que supondría también limitar muchas libertades civiles. Este estado de excepción y emergencia económica, que fue publicado recientemente por el Gobierno, significa una carta abierta al presidente Nicolás Maduro para gobernar por decreto saltando todos los límites que le puede establecer la Asamblea Nacional. Según la Constitución, cuando se decreta este estado o el de emergencia económica, tendría que haber una aprobación del Legislativo. El Gobierno se ha saltado esta posibilidad y, obviamente, la Asamblea Nacional ya ha dicho que no le aprobará estos poderes. El Gobierno igual los ha aplicado y dijo que, si es necesario, lo renovará consecutivamente hasta el año 2017.
Estos poderes especiales incluyen intervenir más en el aparato económico y también en las cuentas de las personas. Podría haber incluso una limitación a la circulación de dinero en efectivo y por medios electrónicos, lo que ha sido visto como un corralito potencial, como el ocurrido en Argentina. El presidente también puede evitar que la Asamblea Nacional destituya a sus ministros si éstos tienen un veto o una sanción. Uno de los factores que más ha preocupado a organizaciones de defensa de los derechos humanos es que, además, las fuerzas militares y policiales, junto con grupos del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela, van a extremar su participación en el orden público y la vigilancia ciudadana, así como en la distribución de los productos regulados, estos que escasean y que provocan tantas colas.
Lo peor aquí es que hay una pésima interpretación de algunas personas en la calle, especialmente personas comunes, que temen que esto pueda desatar una represión mayor de policías ordinarios, porque la gente cree que este estado de excepción suprime todas las libertades. Es decir: hay una gran confusión en los alcances de este decreto, que deberán ser más explicados en los próximos días. En definitiva, se trata de poderes especiales para que el presidente pueda gobernar por decreto.
EC —El líder opositor, Henrique Capriles, pidió a los venezolanos que ignoren el estado de excepción. Advirtió: “Este decreto que está acá se presta para cualquier cosa, si Maduro quiere aplicarlo, que vaya preparando los tanques de guerra, que vaya sacando los aviones y los tanques a la calle, porque va a tener que aplicarlo por la vía de fuerza. No vamos a aceptar este decreto”. Con planteos como este la pregunta es automática: ¿Venezuela va, efectivamente, a un estallido social, a una especie de guerra civil?
OL —Bueno, estallidos sociales ocurren aquí todos los días, especialmente en pequeñas y medianas ciudades del interior. En los alrededores de Caracas ayer mismo había intentos de saqueos, también en Maracay, que es una ciudad importante, en los pueblos… Hay una irritación enorme. Una guerra civil, ojalá que no.
En lo personal, creo que todo el poder está del lado del Gobierno, inclusive el militar, que es el que tiene las armas. No hay otro bando para liberar una guerra, que necesita, como el tango, dos para bailarla. En este caso el Gobierno tiene todos los medios, los poderes, las fuerzas armadas y las instituciones. La única excepción es la Asamblea Nacional, que ha quedado como una simple organización civil, un think tank de estos de discusión política, porque no tiene ninguna capacidad de hacer nada, todo lo que hace se lo echa para atrás el Tribunal Supremo de Justicia. El escenario que veo es que esto se va a prolongar en esta conflictividad hasta que vengan las elecciones del año 2018, cuando el Gobierno ya no tenga más remedio que admitir el fin de este período…









