
EC —Pero, en el camino, ¿no se corre el riesgo de que haya refriegas, enfrentamientos, que haya sangre y muertos? Pregunto, por otro lado, ¿cómo juega el factor militar? Capriles ha emplazado a las fuerzas armadas a que definan de qué lado están.
OL —Sí, pero esa es una pregunta que no tiene sentido, porque es obvio que las fuerzas militares están del lado del chavismo desde hace 17 años. La oficialidad, los coroneles, los generales, los que están con mando de tropas en la actualidad, son cuadros criados dentro del régimen chavista, socialista, de modo que tienen una absoluta fidelidad a estos principios. Además de eso, [los militares] son una clase privilegiada dentro del país: tienen acceso a los productos básicos que escasean, créditos especiales para autos y vivienda y servicio médico en los hospitales militares. Aunque sus familiares sí sufren la crisis que afecta al resto de los venezolanos, son una clase que está en mejores condiciones. Hemos recibido reportes de oficiales de cuadros medios y bajos que no están de acuerdo con este sistema [en referencia al Gobierno] pero, en realidad, no tienen ninguna capacidad de maniobra.
Esto no se va a dirimir en los términos tradicionales que en el sur ustedes vivieron, donde venía un generalote y decía que él era el salvador de la patria y que podía hacer las cosas. En realidad, las fuerzas militares son chavistas, absolutamente, y no es por ese camino. La salida electoral, constitucional, democrática y pacífica que necesita Venezuela, debería salir a través de los mecanismos de la Constitución -uno de ellos es el referéndum revocatorio- para que sea como una válvula de escape a toda esta situación. En definitiva, la situación es económica, y a partir de allí es que se generó todo este gran conflicto social de abastecimiento, sanitario y de violencia criminal que afecta a Venezuela. Ese es el escenario que hay aquí planteado.
EC —Llama la atención, impresiona, cómo se tramita el debate político en Venezuela, al punto que tiene las derivaciones que tiene en esta controversia Maduro-Almagro… Ayer, a propósito de esto, habló el ex presidente uruguayo José [“Pepe”] Mujica. Él no defendió a Almagro, porque está teniendo diferencias con él, entiende que está demasiado atado a lo jurídico cuando aquí hay otro tipo de consideraciones en juego. Pero, de todos modos, tampoco le da la razón a Maduro. Él dice que el presidente venezolano “está loco como una cabra” y que en Venezuela están todos locos, que los actores políticos permanentemente van a las posiciones extremas y que así no van a arreglar nada. ¿Qué decís tú sobre esto último, sobre esta tendencia a subir al máximo la gravedad, la potencia de los dichos, en este tipo de dialécticas?
OL —Bueno, “Pepe” nos tiene acostumbrados a sus expresiones, tan provocadoras. En realidad la locura de Venezuela está asentada en algunos sectores extremos dentro del propio Gobierno y de la oposición, como los que ayer se salieron de la marcha, que era pacífica, y terminaron provocando violencia. En Venezuela la locura no viene por ahí, sino por un estado de estrés colectivo que está agarrando a todos los venezolanos. Es una angustia diaria la de conseguir una medicina para la tensión alta, para padecimientos tan ordinarios en cualquier país.
Hay gente que muere no por las enfermedades sino por la falta de medicinas y de tratamientos. También tienen un problema para conseguir alimentos. Las calles a las 19.00 están desoladas y oscuras por miedo a la criminalidad; esto no es una exageración, de verdad ocurre en cualquier ciudad. Esa es la locura que está viviendo el venezolano común, no una locura en términos de la conflictividad política. Como hablábamos al comienzo: la prioridad aquí ahorita es la supervivencia, el bolsillo, el día a día, inclusive por encima del debate político que, a diferencia de países como el tuyo no llega a la gran masa. No hay canales de televisión que tengan programas de política y de análisis, ni siquiera radios como esta, hay muy pocas en las que se puedan dedicar estos minutos a analizar en profundidad este problema. Hay una limitación al alcance y la difusión de la información.
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Transcripción: Andrea Martínez









