
EC —¿Por qué firmar entonces? ¿Cuáles son, a su entender, en general, las ventajas de un entendimiento de este tipo?
RNN —En primer lugar, porque los servicios son cada vez más importantes en el Uruguay, hay un millón de personas que trabajan en los servicios en Uruguay. Porque el Uruguay se ha ido especializando en materia de servicios, y porque los servicios al fin y al cabo son los que terminan de arreglar las cuentas públicas a fin de año, entre otras cosas con el turismo. En consecuencia, nadie puede discutir la importancia de los servicios en la economía, y más allá de que el 75 % de las exportaciones de bienes vienen del sector agroindustrial, los servicios andan entre los US$ 3.000 y US$ 4.000 millones de dólares de exportaciones, cifra difícil de determinar porque los métodos para determinar estas cosas no son muy confiables. Pero no solamente en servicios abordamos este acuerdo comercial, que tampoco es un tratado de libre comercio. Me preguntan si el formato de los TLC es el más adecuado para llevar adelante acuerdos comerciales, y la verdad es que no existe un formato de TLC, no hay un solo formato, hay tantos como países quieran acordar y poner los temas dentro de un acuerdo.
EC —Lo cierto es que el término TLC ya genera alarma en algunos sectores de la población y en algunos grupos políticos.
RNN —Pero lo más significativo de esto es que no se va a denominar TLC, porque esto el día que se sancione hay que inscribirlo en la Aladi y entonces va a ser un ACE, un acuerdo de complementación económica, que tendrá un número. Así como con Chile tenemos un número, el ACE 35, el ACE 58 con Perú, el ACE 60 con México, este será el ACE 70, no sé. Y guiarse por el término TLC como un cliché indudablemente es una visión equivocada del abordaje del análisis.
EC —Vamos a detenernos en las críticas, y de paso vamos a ir recorriendo cómo es el texto del acuerdo. El lunes cuando entrevistamos al economista Gustavo Buquet, de Casa Grande, una de las objeciones era “Uruguay firma lo que le dan…
RNN —Mentira.
EC —… no tiene equipos sólidos para entablar negociaciones de estas características”.
RNN —Eso es un atrevimiento, decir una cosa de esas es un gran atrevimiento.
EC —Según Buquet, Uruguay no está preparado de la misma forma que Chile, que tiene larga experiencia, más de 25 TLC ya firmados, etcétera.
RNN —Es un gran atrevimiento. Disminuir así a los funcionarios de la Cancillería, a los negociadores, no solo de la Cancillería, porque aquí trabajaron 10 ministerios, trabajó el Ministerio de Industria, trabajó el Ministerio de Salud, trabajó el Ministerio de Economía, trabajó el Ministerio de Ganadería… Entonces decir eso es un capitis diminutio sobre los funcionarios de la administración, entre los cuales están, obviamente, funcionarios frenteamplistas, a los que se trata de incapaces. Eso me indigna mucho.
EC —Sin embargo es un hecho…
RNN —No, no es un hecho.
EC —… que Chile tiene una experiencia gigantesca en negociaciones.
RNN —Sí, pero nosotros no somos bobos, no somos dormidos. Hay gente muy inteligente, muy preparada, que ha trabajado esto con ahínco, con esmero, con dedicación, con profesionalismo y conociendo las realidades. Nosotros no firmamos lo que nos den. Eso es bastante sublevante.
EC —Otra cosa que dijo el economista Buquet: “Nunca Uruguay propuso un tratado desarrollado por Uruguay; se toman los formatos que hicieron los países desarrollados y sobre eso se trabaja”.
RNN —No, no es verdad. Lo primero que se hace es poner los términos de referencia, y nosotros propusimos los términos de referencia y ellos propusieron otros. Eso es una fantasía inventada no sé con qué intención. Este tratado es el único del mundo que tiene un capítulo de comercio y género.
EC —¿Qué quiere decir eso?
RNN —Se estimula la participación de las mujeres a través del capítulo 14, que establece en sus disposiciones generales que “las partes confirman su intención de seguir esforzándose en implementar desde una perspectiva de derechos sus respectivos compromisos internacionales en materia de género, en particular aquellos convenios prioritarios relacionados con igualdad de remuneración entre hombres y mujeres, protección de la maternidad, conciliación de la vida laboral y familiar, trabajo decente para trabajadoras y trabajadores domésticos, responsabilidad familiar, entre otros”. Y allí en materia de cooperación se incluyen programas orientados a “fomentar el desarrollo de las habilidades y competencias de las mujeres en el ámbito laboral, empresarial y social, la mejora en el acceso de las mujeres a la tecnología, ciencia e innovación, la promoción de la inclusión y educación financiera, el desarrollo de las redes de liderazgo de mujeres, mejores prácticas laborales para la incorporación y permanencia de las mujeres en el mercado laboral, fomento y participación de mujeres en cargos de decisión en el sector público y privado, fomento del emprendimiento femenino, salud y seguridad en el trabajo”. Y se establece un Comité de Género que estará integrado por “representantes de sus instituciones gubernamentales responsables en materia de género y comercio y que facilitará el intercambio de información sobre las experiencias y lecciones aprendidas, discutir cualquier propuesta para futuras actividades”, en fin.
EC —¿Por qué resalta ese capítulo?
RNN —Porque es la prueba de que no adoptamos un modelo único de TLC, este modelo no existe en el mundo.









