EC —Decíamos que a un año de la instalación del PADO se produjo una disminución de la cantidad de rapiñas a nivel nacional de 8,2 %, la cifra de homicidios se redujo 9,2 % y la de hurtos 0,6 %. En las zonas específicas donde se aplicó el PADO el descenso en la cantidad de rapiñas fue de 41 %. ¿Qué pasa en la propia área metropolitana donde no está el PADO? Ahí la delincuencia sigue actuando y ahí es donde quizás una parte de la población sienta que no hay resultados, la inseguridad pública continúa siendo un problema.
EB —No, si vamos a las cifras de delitos, en la zona donde no hay PADO son menores todavía. De todas maneras, que no haya PADO no quiere decir que no haya vigilancia policial. En general existe videovigilancia, donde existe videovigilancia no hay PADO. En Ciudad Vieja no hay PADO, pero hay videovigilancia; en 18 de Julio no hay PADO, pero hay videovigilancia; en 8 de Octubre, en Gral. Flores. Eso es la tecnología. Está prevista para este año –ya se hizo la licitación– la compra de 3.200 nuevas cámaras de videovigilancia, que son muchas más que las que actualmente existen en todo el país. Eso va a ir a fortalecer las zonas que ya tienen videovigilancia y sobre todo las que no tienen.
Existe la Unidad de Respuesta de la Policía de Montevideo (URPM). Hay una disminución de la cantidad de patrulleros en la zona PADO, que se trasladan a la zona no PADO. Existen los Grupos de Reserva Táctica que están patrullando parte de la zona PADO y fuera de la zona PADO.
Y ahora hemos transformado el sistema de educación policial. Hay un sistema modular, un oficial de policía se forma en cinco módulos, que son aproximadamente tres años, y el primer módulo para ser oficial es igual al primer módulo para ser policía. Entonces todos los que entren a la Escuela de Policía para ser oficiales de policía van a compartir –porque además cobran el sueldo de policía– cuatro horas de estudio y cuatro horas de patrullaje. La práctica va a ser parte importantísima de la educación policial, no una educación policial para que después se integren a una comisaría a tareas administrativas y después de tres, cuatro años pasen a la calle. Ahora van a estar en la calle en el estudio. Son 150 policías en horario de cuatro horas que van a estar patrullando a las órdenes de instructores y de gente de la Jefatura que va a estar a cargo de la instrumentación del patrullaje en la zona no PADO. Eso ya está funcionando, ya se puede ver en las zonas 1 y 2, que son la zona costera y la zona donde estamos ahora (Ciudad Vieja, sur).
Eso produce resultados importantes en zonas donde la ocurrencia de delitos es mucho menor que en las zonas PADO.
EC —El MI ya ha anunciado que está previsto extender el PADO a otros lugares del país. ¿Cuáles son los planes que vienen ahora, los que ya están confirmados?
EB —Hay dos planes. La comparación que estamos haciendo ahora, según la cual bajaron los delitos, es de un año PADO con un año en que no existía PADO. A partir del 11 de abril empezamos a comparar un año PADO con otro año PADO. Para nosotros es el desafío, porque ya bajamos en el año PADO, ahora tenemos que producir una baja sobre la baja. Entonces un plan es el fortalecimiento del PADO. En los cuatro circuitos –en total son 28 en Montevideo– con mayor ocurrencia de delitos el PADO pasa a tener 24 horas, no 8 sino 24 horas. Y en otros se mantienen las 8 horas y las 16 horas restantes se cubren con policía orientada a la solución de problemas –que es una de las formas de la Policía Comunitaria–, con el Grupo de Reserva Táctica e incluso con policías no identificados. Porque después de que el PADO se retira los delincuentes dicen “ahora es la nuestra”. Si ven policías, aunque se haya retirado el PADO, es una cosa, pero va a haber policías no identificados que actúen inmediatamente.
EC —Va a haber “patrullaje” o vigilancia a cargo de policías no identificados.
EB —Exactamente. Más los policías orientados a la solución de problemas, más el Grupo de Reserva Táctica. Eso es en este año. Y no requiere modificaciones presupuestales, lo estamos haciendo con los recursos que el ministerio tiene. Es lo que el director de la Policía Nacional llama el PADO 2.0.
El otro plan es una modificación que pensamos para el año que viene que requiere recursos. Pero no recursos que pidamos, porque no vamos a pedir recursos nuevos, sino que vamos a redireccionar los que ya tenemos. Pero eso necesita ley. Se prevé incorporar 500 policías PADO más. No que ingresen a la policía, sino que dentro de la policía 500 policías más tengan un complemento. Esos se van a direccionar a la costa, Colonia, Maldonado y Rocha –Montevideo y Canelones ya tienen PADO–; al litoral, Salto y Paysandú, y a la frontera, Cerro Largo, Rivera y Artigas. Y 150 de los 500 irán a la Guardia Republicana, para que tengan movilidad en todo el país de acuerdo a las necesidades que se produzcan. Esto lo vamos a presentar en la Rendición de Cuentas, ya lo tenemos conversado con el Ministerio de Economía, porque no requiere que nos den más recursos, sino redireccionar los que ya tenemos. Pero requiere ley, porque los tenemos para determinada cosa y vamos a cambiar.
EC —Ayer en la conferencia de prensa, cuando se preparaban para exponer los datos del PADO en su primer año, dieron cifras históricas a propósito del delito de rapiña. El MI informó que en los últimos 30 años la rapiña ha crecido promedialmente 15 % anual y que en el primer año PADO había habido una caída a nivel nacional de 8,2 %. Pero hay un compromiso del presidente Tabaré Vázquez de la campaña electoral.
(Audio Tabaré Vázquez)
Hoy podemos comprometernos a frenar el crecimiento de las rapiñas y en cinco años reducir el número de los hurtos y rapiñas en un mínimo de un 30 %. Y vamos a cumplir.
(Fin audio)
EC —Un 30 % de caída de la cantidad de rapiñas en el período. ¿Qué dice usted a esta altura con respecto a ese objetivo?
EB —En parte me refería a eso cuando decía que el 11 de abril empezó el desafío. Porque la baja de 8 % en un año PADO con respecto a un año no PADO podía ser más fácil. Ahora tenemos que fortalecer la actuación del PADO para una baja en la baja.
