
EC —Hablando de estas cosas, leía declaraciones de Juan Carlos Doyenart, el analista político, que opinaba que un presidente del FA proveniente del MPP puede hacerle más “contrapeso” al gobierno y que por lo tanto a Tabaré Vázquez le conviene más que la presidencia la ocupe Javier Miranda. ¿Cómo ve este tipo de consideraciones?
AS —Creo que eso forma parte de las etiquetas o de las simplificaciones. La síntesis del FA no es tabarecistas versus mujiquistas o astoristas versus mujiquistas, porque los que se han jugado a que esa es la síntesis del FA se han equivocado mucho. Yo fui presidente de la Cámara (de Representantes) el año pasado y junto con los compañeros del equipo económico construimos un gran acuerdo que permitió darle conducción política a la bancada para aprobar el presupuesto quinquenal de este gobierno. Ahí muchos de los que hablaban de las diferencias entre los astoristas y los mujiquistas se encontraron con que esos supuestos astoristas y mujiquistas tuvieron la capacidad de construir una propuesta común, avanzar en conjunto y darle conducción a la bancada del FA para generarle gobernabilidad al gobierno de Tabaré Vázquez. Y fueron otros los sectores que quedaron en minoría u oponiéndose a algunas de las cuestiones que estaban en el presupuesto.
Es mucho más complejo que razonar en blanco y negro. El FA le tiene que generar condiciones de gobernabilidad a su gobierno, porque tiene que llevar adelante un programa que elaboramos los frenteamplistas y se lo ofrecimos a la gente, tenemos que generar las condiciones para que eso suceda. Pero también tenemos que generar las condiciones para representar las demandas de la sociedad. Eso es algo que el FA no está haciendo, ha debilitado enormemente su vínculo con la sociedad y con los movimientos sociales, y la función de la fuerza política es articular entre las posibilidades que tiene el gobierno en la administración del Estado y las necesidades y las demandas que plantea la sociedad. Esa es la función de articulador de la fuerza política mirando el proyecto a mediano plazo y construyendo condiciones para generar dos cosas: un muy buen gobierno y una mirada de largo plazo sobre el desarrollo del Uruguay. Esa es la función del presidente del FA, y no creo que haya tanto de este debate acerca de a quién le conviene más o menos. Lo que le conviene al gobierno es que el FA se fortalezca y cumpla el rol que tiene que cumplir, que hoy no estamos cumpliendo por las carencias que estamos teniendo como FA.
EC —Si es elegido presidente del FA, ¿qué pasará con su cargo de diputado?
AS —Por supuesto que voy a renunciar. Primero porque está resuelto por el Frente, segundo porque creo que la tarea de presidente es de dedicación total, y tercero porque si soy elegido presidente del FA voy a trabajar y voy a representar al conjunto del FA y no a uno de los sectores. No puedo tener una banca de un sector del FA cuando soy presidente e intento trabajar por el conjunto de los frenteamplistas y representar la síntesis del pensamiento colectivo de los frenteamplistas. Esas son las tres condiciones por las cuales no se puede ser legislador y presidente del Frente.
EC —¿Hasta cuándo va a hacer campaña?
AS —Hasta el sábado mismo.
EC —¿No hay veda?
AS —El sábado tenemos dos reuniones, una en El Apero, en un asentamiento de Colón, y después otra en un comité de base de la zona de Malvín.
EC —¿En este momento qué está haciendo?
AS —Me agarró por salir de mi casa. Voy hacia el Palacio Legislativo, a partir de allí tengo algunas entrevistas y luego vamos a ir a hablar con algunos compañeros en su casa.
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Transcripción: María Lila Ltaif









