Entrevista con la vicepresidenta de la República, Lucía Topolansky.
EN PERSPECTIVA
Jueves 21.09.2017, hora 8.21
EMILIANO COTELO (EC) —A principios de este año, Lucía Topolansky se preparaba para dejar su lugar en el Senado y dar paso a la renovación en la bancada del Movimiento de Participación Popular (MPP). Sin embargo, este mes, la renuncia de Raúl Sendic al cargo de vicepresidente cambió drásticamente sus planes.
(Audio Mónica Xavier.)
En virtud de la renuncia aceptada y de acuerdo a los artículos 94, 152 y 153 de la Constitución de la República, pasará a ocupar la presidencia de la Asamblea General y de la Cámara de Senadores la senadora Lucía Topolansky.
(Fin audio.)
EC —El miércoles de la semana pasada, en una sesión brevísima de la Asamblea General, Topolansky se trasformó en la primera mujer vicepresidenta de la República en la historia del Uruguay. Y no tuvo respiro: el sábado el presidente Tabaré Vázquez le traspasó el mando por cuatro días, en virtud de su viaje a la Asamblea General de Naciones Unidas. Ayer Vázquez regresó de Nueva York y Topolansky volvió a la presidencia del Senado, donde la espera una agenda legislativa muy cargada.
¿Qué impronta le dará a su cargo?
De ese y otros temas vamos a conversar con Lucía Topolansky.
Iba a decirle senadora Topolansky; ahora no sé si es esa la forma o es vicepresidenta Topolansky…
LUCÍA TOPOLANSKY (LT) —Los abogados discuten todos esos temas, yo no me he metido. Yo tengo voz y voto tanto en el Senado como en la Asamblea General, pero formalmente al Senado y a la Asamblea General se les suma el vicepresidente. Así que teóricamente el rango de senadora no lo tendría.
EC —La Constitución no lo dice claramente. Lo que es claro es que usted es presidenta del Senado y presidenta de la Asamblea General.
LT —Eso es clarísimo.
EC —¿Y qué prefiere que le digan: vicepresidente o vicepresidenta, como últimamente se viene acostumbrando?
LT —Me da lo mismo porque creo que la inclusión no pasa por ahí. Por más que sea por una situación penosa –porque yo llego a esta situación en una forma que hubiera deseado no llegar–, es una novedad para el Uruguay que haya una mujer en este cargo, y en esos cuatro días el mando del país estuvo en las manos de dos mujeres. Ya le dije a Tabaré: “Sos inconsciente, ¿y si te cerramos la frontera y nos quedamos al mando?”.
EC —Dos mujeres, porque usted alude a Patricia Ayala, que quedó como presidenta del Senado y de la Asamblea General en esos días. Dos mujeres además del mismo espacio político, del MPP.
LT —Sí, y una del norte y otra del sur. Que sea una mujer de Artigas, para este país tan centralista, es otro símbolo. Estos son preámbulos de cosas que tienen que finalmente suceder de otro modo en Uruguay, pero está bueno que sucedan.
EC —¿Cómo le fue en esta primera semana de su nueva vida política?
LT —Hice un aterrizaje forzoso en esta nueva realidad. Si bien la parte legislativa del Poder Legislativo la conozco bien –hace bastante que estoy allí–, no es solo esa pata la que tengo a mi cargo, después está toda la administración de por lo menos las dos unidades ejecutoras que están bajo el mando. Y hay toda una cuestión protocolar, la participación en el Consejo de Ministros; yo ya había participado supliendo a Raúl y en el período anterior también había participado a veces supliendo a Astori, pero tengo la agenda organizada de una manera muy diferente.
EC —Y como presidenta de la República en estos días ¿qué pasó?
LT —Primero, antes de firmar el libro ese que se firma a la salida y la entrada, estuve un rato hablando con el presidente, pidiéndole indicaciones, y me llevé de Suárez –porque fue allí donde se hizo el traspaso– todo lo que se iba a trabajar en el Consejo de Ministros, los decretos, todas las cosas que después, finalizado el Consejo, se firman, cómo se organizaba la discusión, para estudiar en el fin de semana. Así que me arruinó el fin de semana, ya se lo dije, me tuve que meter en eso porque no podía ir a la reunión sin tener esa información.
EC —No constituyó despacho en la Torre Ejecutiva.
LT —No, no…
EC —Siguió en el Parlamento.
LT —Claro, justo el lunes era el día en que se aprobaba la rendición de cuentas. Patricia Ayala era la primera vez que conducía el Senado y le tocaban justamente esas sesiones de presupuesto, rendición de cuentas, que son complejas. Entonces hasta solidariamente tenía que estar allí, y seguí, me gusta seguir para no despegarme de la discusión, y además tenía agenda. Es decir, conozco a todos los funcionarios del Palacio, pero una cosa es “buenos días”, “buenas tardes” y saber que Fulano está en tal función, y otra cosa es tener la responsabilidad directa. Entonces consideré importante reunirme con el director general, con la Comisión Administrativa y sus componentes, con los sindicatos que hay allí, con el comisionado parlamentario, con todas las partes que tiene ese complejo que desde esta función es diferente que desde la función de legislador.