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Entrevista central, jueves 23 de junio: Gustavo Penadés

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EC —Veamos otras características del sistema tal cual aparecía resumido en estas notas de adelanto de lo que se está preparando.

Los generales pasan a retiro obligatorio al cumplir 60 años, los coroneles a los 55, los tenientes coroneles a los 52 y los mayores a 48. Dentro del personal subalterno, los suboficiales mayores se jubilan a los 55 años, los sargentos primeros a los 52, los sargentos a los 50, los cabos de primera a los 48, los cabos de segunda a los 46, los soldados a los 45 y los soldados de segunda a los 40 años.

Estas edades son las que llaman la atención en el debate.

GP —Exactamente, pero, primero, llaman la atención porque uno tiende a confundir el retiro con la jubilación, y el retiro no es sinónimo de jubilación. El retiro es un estatus diferente del estatus de la jubilación. Entre otras cosas porque la persona puede ser convocada durante el resto de su vida a filas en cualquier situación en la cual el mando superior o el MDN así lo dispongan.

Segundo, muchas de esas edades están relacionadas con la tarea que cumplen. O sea, un combatiente no puede serlo a cierta edad. Vuelvo a lo de la economista Arbeleche, muchas de estas cosas pueden o deben ser analizadas y reestudiadas, no nos negamos, pero no en el marco de un anuncio que se hace como consecuencia del desbarajuste económico producido por el Gobierno del FA, sino como parte de una estrategia nacional que tenga como objetivo repensar las Fuerzas Armadas, sus componentes, la cantidad de coroneles, la cantidad de generales que el Uruguay hoy necesita. Pero ese debate no se puede enmarcar solamente en el debate de una ecuación de carácter económico.

EC —Todavía no se conoce el texto de la reforma, pero, según trascendió, una de las soluciones que se manejan es llevar la edad de retiro a 60 años. Se sabe que los derechos adquiridos por quienes ya están jubilados no serán tocados. También serán contemplados aquellos casos en los que los involucrados tengan los años necesarios para jubilarse. La reforma va a impactar en quienes ya están aportando para una futura jubilación y todavía no tienen los requerimientos para hacerlo.

GP —Si es necesario, en eso no estamos en desacuerdo. Mientras no se afecten los derechos adquiridos y mientras las reglas sean claras en el contexto de una visión distinta del concepto de defensa nacional, bienvenido sea. Pero no puede ser en el marco de la lógica de que el problema de déficit gravísimo que hoy el Uruguay tiene se va a solucionar por el tema de la Caja Militar. Porque de la misma manera podemos hablar de los US$ 300 de déficit del Fonasa, del déficit sistemático que tiene el BPS, al que se le destinan 7 puntos del IVA todos los días para tratar de financiarlo y así y todo es deficitario.

Entonces, si queremos encuadrar el debate en un debate mucho más serio, mucho más amplio, no solo no nos negamos, sino que hemos tratado de estimularlo todos estos años. Porque hay un déficit, una asignatura pendiente, que lamentablemente ha traído estas situaciones que parcialmente, cuando se menciona el déficit de la Caja Militar, son ciertas.

EC —Una reforma como la que planea el Gobierno, incluso si va para adelante, no tiene efectos inmediatos, no va a permitir achicar de manera significativa el déficit fiscal que el Uruguay tiene y que es el problema de corto plazo. Por ese motivo, después se supo y en el proyecto de Rendición de Cuentas se anuncia, habrá un tributo o un aumento de tributo ahora que afectará a las jubilaciones castrenses más altas y que se estimó que podría bajar en un 10 % la transferencia de Rentas Generales a la Caja Militar. ¿Cómo vio esta otra novedad?

GP —Esa otra novedad es discutible desde el punto de vista constitucional. Entre otras cosas porque esos oficiales ya están pagando IASS. Al inicio de la entrevista yo le recordaba que se recaudan US$ 32 millones anuales por el pago del IASS, y son justamente estas personas. O sea, ¿el Gobierno en qué está pensando?, ¿en una doble tributación? Si está pensando en una doble tributación, empezamos a discutir el rango de su legalidad y constitucionalidad.

Me parece que en realidad, en forma bastante desesperada, se quiere meter mano en alguna cosa y buscaron meter mano en el tema de la Caja Militar porque tiene buena prensa en algunos sectores de la izquierda. Y no me parece serio que el encare de estos temas esté relacionado solamente con una variable de ajuste cuya recaudación, para el enorme déficit que hoy tiene el Estado, sea prevista de esta manera.

Estamos de acuerdo en que se debe reformar la Caja Militar, pero en otro contexto y con un diálogo distinto, mucho más general y serio que anunciarlo en medio de una serie de medidas de ajuste que lamentablemente el Uruguay debe adoptar.

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