Entrevista con la arquitecta Olenka Bethe, de la empresa Urban Heritage.
EN PERSPECTIVA
Jueves 25.08.2016, hora 8.00
ROMINA ANDRIOLI (RA) —¿Se puede revitalizar el casco antiguo de una ciudad sin que pierda su esencia?
La Ciudad Vieja, hogar de 12.000 personas y lugar de paso diario para otras 40.000, alberga un rico patrimonio edilicio que, como en ninguna otra zona, exhibe la variada gama de estilos que caracterizan a Montevideo. No obstante, no es raro ver potenciales joyas arquitectónicas en estado de total abandono, lo que ha puesto el foco sobre los planes de revitalización de la zona también impulsados por actores privados.
Hoy recibimos a Olenka Bethe, una arquitecta neoyorquina especializada en restauración que desde hace diez años reside en Uruguay junto a su esposo danés. Ambos dirigen la empresa inmobiliaria y desarrollista Urban Heritage, dedicada a la recuperación y el desarrollo de la Ciudad Vieja.
¿Ya estás habituada a la Noche de la Nostalgia?
OLENKA BETHE (OB) —Sí, he disfrutado muchos años de la Noche de Nostalgia, es algo que disfrutamos muchísimo.
RA —Te alteramos un poco los planes esta mañana.
OB —Sí, pero vale la pena, es un placer estar aquí.
RA —¿Desde cuándo y por qué eligieron dedicarse a la restauración de edificios históricos? Tú como arquitecta, ¿por qué te abocaste a eso?
OB —Tuve el privilegio de llegar a Montevideo a través de mi esposo, que fue nombrado gerente general de la línea marítima Maersk y nos trasladamos desde Buenos Aires. Mi hija tenía tres meses, entonces mi esposo me pidió estar de sabático para disfrutar la crianza de nuestra hija, y creo que ambas nos enamoramos del casco antiguo, al venir a visitar a mi esposo, recorrer las calles, encontramos un lugar maravilloso. Es una península de 13 cuadras por 7 cuadras que tiene una riqueza urbana que nos cautivó. Yo llevaba a mi hija en la mochila, iba recorriendo las calles, llegamos a conocer a los vecinos, llegamos a conocer a los comerciantes, se saludaban de mañana. Comíamos siempre en el mismo restaurante, los mozos ya nos conocían. Entonces fue no solo la riqueza arquitectónica, creo que es la riqueza del barrio, los residentes.
RA —¿Qué diferencia le viste con otros cascos antiguos o ciudades viejas de otras partes del mundo donde has estado?
OB —Una comparación muy interesante es con el casco antiguo de Panamá, que ha resurgido con una diversidad de inversores privados y de la mano del Estado. La única diferencia es que el casco antiguo de Panamá queda como separado del centro y la actividad diaria de la ciudad. En cambio en el casco antiguo de Montevideo hay una sumatoria de actividades que permiten esa riqueza. Tenemos los centros de los bancos, el distrito financiero, y además tenemos residentes, personas que trabajan en el puerto, gente de distintas clases que conforman esa riqueza.