
RC —Hace años que se viene hablando de que en la Ciudad Vieja debería entrar solo un determinado tipo de transporte colectivo, mucho más chico que el que entra. Pero seguimos utilizando los ómnibus gigantescos, los mismos que se usan en el resto de la ciudad, que producen todo tipo de vibraciones en esos cascos. Recuerdo perfectamente hace años en la calle 25 de Mayo que en la casa de Montero se venía abajo la fachada y Pivel me lo señaló diciendo que era la vibración de los ómnibus o de la calle. Ahora no se va a poder transitar más. Pero hay necesidad de controlar también el ingreso de automóviles y el estacionamiento. No está previsto, hay menos calles transitables por los ómnibus, pero siguen siendo los mismos ómnibus de siempre.
OB —Sí, si entiendo correctamente, hasta hubo un proyecto de llevar los colectivos a las ramblas y no permitir que ingresen. Realmente son siete cuadras que uno debería transitar si va de una punta a la otra de la península, es recorrible. Entonces ¿por qué tener los colectivos causando dos arterias que dividen el ancho de la península? Los colectivos pueden trasladarse tranquilamente a las ramblas, que están preparadas de otra manera, y se puede hacer otro tipo de equipamiento para los usuarios de los colectivos, que hoy no tienen un techo para protegerse de la lluvia, no tienen protección. Se pueden hacer distintos proyectos. Justamente, en los cascos antiguos del mundo generalmente se han trasladado los colectivos…
RC —… y son peatonales.
OB —Sí.
RC —En mucho mayor extensión de lo que tenemos ahora. Ni lo intentes acá. Es otro de los aspectos embromados, lugares para estacionamiento no existen en centros históricos, la gente deja el automóvil afuera y se traslada caminando o en pequeños automóviles.
RA —En ese sentido ayudaría mucho hacer el famoso plan de estacionamiento debajo de la plaza Independencia.
RC —Y en la plaza España. ¿Cuánto se habló de estacionamiento sobre la plaza España, que es mucho mayor y dejarían el auto ahí? Sin embargo no prosperan esas cosas.
OB —Creo que hay que apostar a la Intendencia y seguir aportando ideas para que ellos nos acompañen. Pero sí, creo que es muy importante que participe la parte de tránsito. Esto tiene que ser una sumatoria de las distintas entidades, tanto viales como urbanísticas, y del privado que tiene que aportar. Aquí tenemos una gran concentración de bancos, ninguno de ellos ha adoptado una plaza para su cuidado. En todas las ciudades en los cascos antiguos las grandes entidades adoptan las plazas y generan un mantenimiento. Eso ayuda a que el privado participe en el cuidado del barrio, que no sean privados que usan el lugar y se van y no se comprometen con las áreas.
RA —¿Qué otro aspecto queda en el debe que debería encararse para que terminara de florecer esta restauración de la Ciudad Vieja y esta revitalización del barrio?
OB —Creo que apelar a los privados que están con las propiedades cerradas y abandonadas, que son más o menos un 80 %. Solamente un 20 % de los edificios que están en abandono están en manos de la Intendencia –que entiendo, por un tema de fondos, de presupuesto–, y de a poco se está viendo que se están revitalizando y restaurando. Si la Intendencia no lo puede restaurar por falta de fondos, que lo ceda a privados que pueden llegar a restaurarlos y tener un alquiler o algún ingreso para compensar eso, y que sean contratos por un tiempo determinado, después vuelve a manos de la Intendencia.
RC —¿Apelar solo a la buena voluntad del propietario? ¿O empezar con una legislación que obligue de otra manera?
OB —Las dos cosas van de la mano. Que el propietario tome conciencia de que está en un casco antiguo, y que si va a exigir sus derechos, también tiene que cumplir sus deberes, y que la Intendencia recuerde a esos propietarios, con un marco legal, que hay exigencias.
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OB —Un último punto de lo que hace falta para recuperar la Ciudad Vieja. Estamos haciendo emprendimientos con un enfoque más en la comunidad, estamos trayendo e invitando a diseñadores emprendedores jóvenes para que tengan un espacio donde ofrecer sus productos sin intermediarios, esas grandes cadenas. Hemos logrado espacios de multidiseño que diseñamos, amueblamos y equipamos para invitar a estos diseñadores, para construir un espacio de gente que está comprometida de otra manera, con su diseño y creación de productos, que no es solo vender y tener ganancias, sino un compromiso con ese barrio y esa sociedad. Esto lo estamos logrando en los nuevos espacios comerciales.
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Transcripción: María Lila Ltaif









