Entrevista con el presidente de la CIU, Washington Corallo.
EN PERSPECTIVA
Jueves 30.06.2016
Para evitar que se pierdan empleos en el sector manufacturero, la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU) puso sobre la mesa una propuesta de adecuación de las horas de trabajo en tiempos de crisis. Se ha hablado mucho de esta idea. ¿En qué consiste exactamente? ¿Qué pasó desde que esa medida trascendió hace un par de meses? ¿Cómo ha sido recibida desde el Poder Ejecutivo y desde el PIT-CNT? ¿Cuándo quedaría habilitada? Estamos con el presidente de la CIU, Washington Corallo.
EMILIANO COTELO (EC) —Empecemos por el diagnóstico de la situación. En el documento que ustedes presentaron hablan de “tiempos de crisis”, esa es la expresión. ¿Qué significa concretamente?
WASHINGTON CORALLO (WC) —En tiempos de crisis lamentablemente no es bueno ser portador de malas noticias, pero es la realidad que nos impone el país, la región y en algunos casos el mundo. En los últimos meses, en períodos trimestres consecutivos, la industria uruguaya ha venido perdiendo no solo presencia en cuanto a su participación en el Producto Bruto, ha venido perdiendo horas trabajadas, ha venido perdiendo empleos, hemos presenciado el cierre de empresas, y lógicamente eso acompaña una disminución de las ventas, tanto de plaza como de exportación, y también de la capacidad de empleo y la pérdida de salario real. Además, se está destruyendo formación técnica y profesional que se está dando a los uruguayos.
En este país, en el cual uno prepara, capacita, entrena a gente para una tarea especial y esa fábrica o ese lugar de proceso de tecnología o esa mano de obra, por razones de mercado, de falta de acceso, de competitividad, de productividad o del propio concepto que estamos manejando ahora, que es lo que debe ser una industria proyectada al año 2030, al 2020, la sustentabilidad de estas empresas, pierde esa mano calificada, con lo cual el país pierde un recurso humano, se genera un sentimiento de desazón de la persona que se preparó para ejercer una actividad que le gustaba y que, por razones ocasionadas por esos problemas, se ve o sin empleo o se ve forzada a tomar otro empleo para el que cual no fue entrenada. Y eso no es bueno, porque recordemos que motivar es hacer que la gente haga lo que quiere hacer y no lo que uno cree que la gente tiene que hacer, y a veces la gente sale a tomar un empleo desesperado porque no hay otra cosa.
Entonces, creo que nuestra misión es tratar de preservar aquellos empleos de calidad, aquellos empleos que generaron compromiso de educación con la gente, y para eso es que buscamos, como se está haciendo en otras partes del mundo —esto no es una idea original—, adecuar la jornada laboral para que no se pierda la tecnología y no se pierda la enseñanza, y la gente logre seguir trabajando en lo que fue preparada.
EC —Antes de pasar a la propuesta en sí, que es el foco de esta conversación, quiero preguntarle dónde están las causas de este momento complicado para la industria manufacturera uruguaya. Sobre todo se lo pregunto para tratar de imaginar o prever plazos. ¿Cuánto tiempo se va a extender esta coyuntura?
WC —Lo primero que voy a decir es que no tenemos certeza de cuándo se va a terminar o cuándo vamos a volver a retomar la senda del crecimiento. No hay duda de que si uno mira las estadísticas mundiales de economía, de crecimiento, se nota que el mundo siempre presenta variaciones positivas y variaciones negativas. Lo que se busca siempre es buscar medidas anticíclicas; esto es, en los momentos de bonanza generar los recursos necesarios, como si fuera la caja de ahorro, la alcancía, para que la gente —en este caso, el país— logre tener los recursos necesarios para que, cuando vienen los momentos de problemas, tener ciertos fondos y no tener que recurrir a ajustes que en estos momentos lamentablemente son malos, son odiosos, son necesarios, pero que le hacen perder dinero a todo el país. Acá, que quede claro, no hay ningún ganador. Lamentablemente acá pierde el gobierno, pierden las empresas, pierden los trabajadores, pierde todo el contexto social. Para eso es que se busca, justamente, entre las tantas medidas posibles de este tipo. Usted preguntaba cuáles son las causas, y hay dos: causas internas y causas externas.
Obviamente, como causas externas podemos citar los problemas que le generó Argentina a Uruguay desde hace tres años, problemas que esperemos que con el nuevo cambio de presidente, la nueva política de adopción de lo que es el sistema argentino de importación, le permita a Uruguay, tal vez para el primer o segundo semestre del año que viene, empezar a recuperar parte de ese mercado. Brasil, que era un socio muy importante… Vamos a recordar una cosa clave para los oyentes: la principal producción uruguaya se divide en dos rubros, que son las MOA (manufacturas de origen agropecuario) y las MOI (manufacturas de origen industrial).
Los principales compradores de las MOI —aquellas que tienen más valor agregado, que generan más mano de obra y que a su vez generan recursos humanos más calificados— van a esos principales destinos. Y después, obviamente tenemos destinos como China, Europa, en los cuales ha habido una serie de variaciones… No olvidemos que Venezuela era un fuerte comprador de los productos lácteos uruguayos… Lamentablemente el hermano país de Venezuela está sufriendo problemas económicos que no le han permitido cumplir con sus compromisos, ha perdido su capacidad de poder comprar, lo cual no quiere decir que no le siga comprando a otros actores o a otros países del mundo que están en mejores condiciones de competitividad que Uruguay.
Esas son las principales causas. Eso, sumado a que recién en los últimos meses, cuando Uruguay había logrado recuperar algo de competitividad con el dólar, vemos que también por razones que pueden ser internas o externas, el dólar se ha establecido en un rango que no es el esperable para muchos, pero sí es esperable para lo que es el control o el combate a la inflación.
EC —Para terminar… ¿Iba a agregar algún factor más que está incidiendo?
WC —Un factor más que está incidiendo, que lógicamente es importante, es que Uruguay perdió el Sistema Generalizado de Preferencias con parte de la Unión Europea y parte de Estados Unidos, lo cual ha hecho que la capacidad de las exportaciones de Uruguay, así como las ventas al mercado interno, caigan.