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Entrevista central, jueves 8 de diciembre: Wilson Netto y Andrés Peri

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EC —El informe PISA es también un ranking. ¿Cuánto importa lo comparativo en una evaluación como esta? ¿La carrera es con los demás países o de cada país consigo mismo?

AP —Para nosotros, desde la primera edición, siempre es contra nosotros mismos. En la primera edición no podés, porque no tenés serie para atrás, pero Uruguay ya tiene cinco evaluaciones.

Dos cosas con respecto al ranking. La primera: capaz que uno mejora, pero aparece un nuevo país adelante y en el ranking baja. Por eso siempre hemos relativizado el ranking, porque los sistemas educativos tienen que mejorar con respecto a sí mismos.

La segunda cuestión es que el ranking lleva a una idea de competencia a ver quién es el que está más arriba. Nosotros tratamos de no entrar en ese tipo de lectura, porque hay muchas lecturas mucho más sustantivas de PISA en las que nos interesa focalizar.

EC —Profesor Netto, Uruguay obtuvo en 2015 los mejores resultados en ciencias y lecturas desde el año 2003, cuando comenzó a participar en estas pruebas, y en matemáticas tuvo una mejora con respecto a la medición anterior, la de 2012, pero no alcanzó la mejor performance histórica, que había sido la primera de todas, la del año 2003. ¿Qué lectura general hacen de esta parte de la información?

WILSON NETTO (WN) —En primer lugar, me parece adecuado reconocer el trabajo y el profesionalismo de los equipos técnicos de ANEP, que llevan adelante una tarea que, como bien explicó Andrés, tiene mucho trabajo previo. Muchísimo antes del evento de la prueba o de la expresión de resultados hay una tarea técnica profesional realmente muy importante, con colaboración de los distintos actores de todos los centros educativos. Pensemos que participaron 220 centros educativos, que son prácticamente la mitad de los centros educativos de educación media que tiene el Uruguay. Esta muestra de 6.062 estudiantes está distribuida en 220 centros.

EC —¿Y sobre los resultados en sí?

WN —Se observa una mejora, pero el análisis tiene que ser contextualizado y abarcativo. Estamos hablando de una prueba que lo que hace es enfrentar a los jóvenes de 15 años del país a situaciones nuevas en función de los conocimientos y habilidades desarrollados. Trabajamos todos para una sociedad más creativa, innovadora, en la que no solamente estén presentes el conocimiento y las capacidades desde el punto de vista académico, sino también lo actitudinal: ¿siento tener las condiciones para enfrentar una situación nueva?, ¿creo tener los elementos y las capacidades para abordarla? Cuando obtenemos mejoras de estas características en pruebas de este tipo, también inciden los cambios estructurales a los que tenemos que apostar en nuestra educación. El resultado de mejora nos está mostrando que la metodología de trabajo, el impacto de esa metodología está comenzando a visualizarse. Y es un trabajo desarrollado por el conjunto de docentes a nivel nacional.

Que haya una mejora en ciencias, más allá de las dificultades que aún sostenemos en matemática, también es importante. Pensemos que en nuestro país la distribución de personas que en su vida profesional optan por las ciencias es muy acotada, o sea que tener jóvenes de 15 años que en un área tan específica como ciencias muestran las mejoras que aquí observamos tiene que ser un motivo en parte de alegría. Y eso no es dejar de reconocer las dificultades profundas que aún sostiene el sistema, en las que tenemos que trabajar para revertir. Es un elemento a valorar por la sociedad toda. Estamos hablando no de la gestión de una administración de la educación, estamos hablando de una sociedad en la que los jóvenes de 15 años, al igual que 540.000 jóvenes en estos 70 países y dos organizaciones económicas, han participado y han mostrado una mejora. Hay que realizar la lectura desde ese lugar.

EC —¿Cuán significativa es la mejora? Está claro que la medición anterior había sido un problema serio, había sido lo contrario de esta, había sido como el piso en materia de resultados. Entonces mejorar con respecto a la anterior era importante, pero no necesariamente es gran cosa. Hemos dicho que de todos modos Uruguay obtiene los mejores resultados de su historia en estas pruebas, por ejemplo en ciencias, y es cierto, y en lectura también, los mejores resultados desde que participa en estas pruebas. Pero obtuvo en ciencias 435 y lo anterior era 428, 427, 416. Entonces, si comparamos con el 428 de 2006, ¿estos 7 puntos más son realmente algo importante?

AP —Dos cosas. Lo bueno de tener cinco participaciones es que uno tiene una serie, y uno mira los desempeños de Uruguay y rondan dentro de un margen entre los 415 y 440 puntos. Para mí lo importante es que Uruguay ha oscilado en estas cinco evaluaciones dentro de esa banda, la buena noticia que trae este ciclo es, primero, que no es como se lo tomó en el ciclo anterior, como que el sistema está en caída libre. En realidad oscila, sube y baja, muestra el desempeño que tiene Uruguay, que está dentro de una banda. Los países en PISA no cambian rápidamente de puntaje, la mayoría de los países son estables, algunos muestran mejoras. Finlandia muestra bajas.

EC —Finlandia, que es uno de los países estrella en esta materia, muestra bajas esta vez.

AP —Segunda cuestión que me parece importante. La buena noticia que trae este ciclo es que muestra dónde están las mejoras: las mejoras aparecen en los estudiantes de más bajo desempeño, que son los que empujan el crecimiento.

EC —¿Cómo es esto? Ahí entramos ya en el análisis fino de los números.

AP —Para terminar la primera parte y que se tenga una idea de magnitud, PISA cuando empezó dijo “la media son 500 puntos, que son los países de la OCDE”, y ahora los países de la OCDE están en 493, bajó 7 puntos el promedio de la OCDE desde la primera participación hasta ahora. Nosotros estamos entre 420 y 437 puntos, a una distancia de la OCDE. Se pueden hacer dos ejercicios. Uno es: ¿cuál sería el puntaje del Uruguay si no hubiese diferencias socioeconómicas con la OCDE? Cuando hacemos ese análisis, muestra que Uruguay sube hasta 450, 460, 470 puntos, y obviamente los países de la OCDE bajan, porque se controla por el nivel socioeconómico. En ese caso los ejercicios muestran que estamos a unos 25, 30 puntos del promedio de la OCDE. El otro ejercicio es que cuando se analiza por niveles de desempeño, Uruguay está por debajo del umbral en las dos áreas que evaluamos.

EC —Hay que aclarar qué es lo del umbral.

AP —PISA define distintos niveles de desempeño y los describe: qué puede hacer un estudiante de nivel 1, de nivel 2, de nivel 3, de nivel 4… tiene seis niveles. En esa descripción de su capacidad cognitiva después define el umbral del nivel 2 como el umbral de competencia para desenvolverse bien en la sociedad.

EC —Eso es lo imprescindible, por lo menos nivel 2.

AP —Eso es lo que toma como base. En los países de la OCDE hay un 20 % de estudiantes por debajo del umbral. Nosotros tenemos el 40 %, tenemos el doble de estudiantes.

EC —Es una señal preocupante.

AP —Pero no es que en los países de la OCDE hay cero. Hay que calcular las magnitudes. Por ejemplo, en el sitio de la OCDE se muestran los países y dice “los países por arriba del promedio de la OCDE, en el promedio de la OCDE y por debajo de la OCDE”, y los países por debajo de la OCDE están en rojo. Hace poco fui a un programa y me preguntaron por qué Uruguay está en rojo. En cualquier indicador con que nos comparemos contra 30 economías desarrolladas vamos a estar debajo del promedio. Por eso lo importante es tener un patrón de referencia, mantener la idea de la comparación consigo mismo. También es importante ver qué les pasa a los vecinos regionales y a los países de la OCDE, pero sobre todo aprender de la experiencia interna para proyectarse para adelante.

WN —Me parece muy relevante lo que Andrés plantea, que no son esperables grandes cambios en las franjas en los países, sino oscilaciones. Tendrían que existir cambios de orden cualitativo relevantes para tener un cambio abrupto en la banda en la cual se refiere. Uruguay aspira a eso, sin lugar a dudas, más allá de que la serie muestra que está en una banda, aspira a cambiar de banda. Pero como un gran resumen, en principio diría: el 85 % de los jóvenes de 15 años están en el sistema educativo formal, tenemos un debe enorme de trabajar en este período para alcanzar la meta que nos propusimos, que es que todo joven de 17 tiene que estar en el sistema educativo formal o no formal al final de este período, monitoreado por la ANEP. Es un desafío.

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