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Entrevista central, jueves 8 de diciembre: Wilson Netto y Andrés Peri

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EC —Hay un 15 % que está afuera.

WN —Hay un 15 % que no está en la educación formal.

EC —Y no sabemos “nada” de ellos, si no aparecen en esta medición no sabemos qué habilidades tienen, etcétera.

WN —Exactamente, no están dentro del sistema educativo formal. Recién el año que viene vamos a tener la información suficiente para poder ver la educación formal y otras formas de organización en las que oscilan o participan nuestros jóvenes; los sistemas de información han sido muy débiles hasta el momento. Pero el 85 % de los alumnos de 15 años están dentro del sistema. Una lectura importante, cosas para corregir, profundas, a corregir. De este 85 %, el 60 % está en el grado modal, en el lugar esperable, no ha tenido ningún fracaso en sus trayectorias educativas.

EC —La contracara de eso es que el 40 % no está.

WN —El 40 % no. En ese 40 % tenemos un 20 % en tercer año, un 10 %-11 % en segundo y un 9 % en primer año.

EC —Estamos hablando de repetición.

WN —Estamos hablando de repetición, de desvinculación y revinculación, estamos hablando de los problemas graves que tiene Uruguay en educación y que tenemos que trabajar para revertir. En eso no hay ninguna duda. El problema está en que los niveles más altos, los niveles 5 y 6 de esta evaluación, permanecen estables…

EC —¿Qué quiere decir que permanecen estables?

WN —Quiere decir que no han tenido una mejora en esta evaluación respecto a las anteriores. Y los más bajos han tenido una mejora importante.

EC —Cuando hablamos de altos o bajos, ¿estamos hablando de…?

WN —… de desempeños.

EC —No de nivel socioeconómico.

WN —Hay una relación.

EC —Pero acá estamos leyendo por nivel de desempeño.

WN —El porcentaje de jóvenes que llegan a los niveles de desempeño más alto está en un orden similar. Pero el porcentaje de jóvenes en los niveles de desempeño más bajos disminuyó. O sea, aumentó el nivel de desempeño, eso disminuyó la brecha. Pero además, si no tomamos los niveles 5 y 6, que son los más altos, que quedaron estables, y tomamos el nivel 4, el nivel 3, el nivel 2, el nivel 1, ahí existió un corrimiento importante de todos los jóvenes. Todos mejoraron, y eso permitió disminuir la brecha. Pero si bien es verdad que los chiquilines que están en primero y segundo con 15 no tienen el mismo puntaje que los que están en cuarto de liceo o en primero de bachillerato, que es el grado modal, lo esperable, son los que más mejoraron.

EC —Los que están fuera del grado en el que tendrían que estar son los que más mejoraron.

WN —Son los que mejoraron. Hay propuestas que mejoraron 50 puntos, pensemos que 60 puntos es un cambio en la franja de desempeño. Y si miramos el 60 % del 85 % que está estudiando, que está en el primer año de bachillerato, donde deberían estar todos, vemos que el puntaje promedio de esos chiquilines es de 471 puntos. Y 471 puntos y 493 puntos, que es el valor promedio de la OCDE, están en la misma franja de desempeño. Por lo tanto es importante acompañar, o el sistema tiene que modificar estructuras respecto a la repetición, respecto al rezago, para que los jóvenes estén en la edad biológica en el grado en el que teóricamente deben estar. Es una de las grandes dificultades.

EC —Usted dice que el informe muestra que quienes están en el año en el que tienen que estar tienen relativamente mejores desempeños, y hay que buscar eso entonces.

WN —Sin duda. Su desempeño está –saquemos la idea del ranking, no nos interesa participar en eso– en 471 puntos, lo cual, comparado objetivamente con los 493 de la OCDE, está en el intervalo de un mismo nivel de desempeño. Y ahí están los chiquilines que en la edad teórica se encuentran en el lugar donde deberían estar todos. Es un gran desafío que tenemos por delante el hecho de cuestionarnos desde el punto de vista institucional, pero también a nivel social, el valor de la repetición como una herramienta pedagógica, que obviamente no tiene los resultados esperados y que no permite el flujo natural, normal. Esto interpela al sistema, pero interpela también las formas de organización y los acompañamientos que estamos dispuestos a brindar para que ese proceso se dé no con los docentes en soledad, sino con equipos técnicos que permitan llevar adelante un acompañamiento mejor que el que se está desarrollando.

EC —¿Este es un debate que para usted se abre a partir de este informe PISA 2015, eliminar la repetición como herramienta?

WN —Está planteado, es un debate que está planteado.

EC —Sé que ya está, pero ¿se acentúa, lo van a poner como prioritario ahora?

WN —Esta evaluación es un insumo más en la misma dirección, observando que en el Uruguay, en función de las condiciones en las cuales se desarrolla la educación, la repetición no es una herramienta pedagógica que permita mejoras de aprendizaje, y acá el objetivo es mejorar sustantivamente los aprendizajes.

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