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Entrevista central, jueves 9 de junio: Ernesto Talvi

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EC —Entonces, ¿el aumento del gasto que hubo en los últimos cinco años, por ejemplo en la administración Mujica, ese aumento que siguió dándose en educación, en el Ministerio del Interior, no sirvió?, ¿no era necesario ya?

ET —Uno puede ahorrar de dos maneras. Una, como en el caso de la UTE, embalsando el agua para generar cuando hay sequía; y la otra, construyendo una central térmica, de manera de que si nos quedamos sin agua podemos generar con la central térmica. Eso habría sido un gasto de inversión, porque se invierte en una central térmica, es una forma de ahorro.

Se dice muchas veces que el gasto social es una forma de ahorro, que el gasto en seguridad es una forma de ahorro y de inversión, porque eso mejora las condiciones del país, las condiciones de vida y la capacidad productiva del país, al tener una ciudadanía con mayor educación, mejor salud, y la convivencia también ayuda mucho en términos económicos, los niveles de seguridad no son menores en afectar la actividad, y sobre todo la radicación de inversiones.

Pero eso es inversión en la medida en que genere resultados. Porque si uno duplica el gasto en educación, que es lo que ocurrió, y mira los resultados y ve que hace 10 años el 45 % de los chicos de 15 años no reunían las destrezas mínimas para insertarse productivamente en la vida laboral ni en la sociedad del conocimiento, y hoy es el 51 %, duplicamos el gasto y empeoramos los indicadores. Si se duplica el gasto en seguridad y las rapiñas se triplican, los homicidios suben un 60 % y las narcomafias se instalan en la vida del país, fenómeno que es absolutamente nuevo, ¿dónde están los resultados? Si hay una reforma de la salud que implicó un aumento de dos veces y media del gasto, y acá no es fácil obtener estadísticas, hay algunas pocas sueltas sobre tiempos de espera, etcétera, que no son demasiado representativas, pero se habla con los pacientes y con los médicos y si hubo algunas mejoras fueron marginales. Entonces se está gastando un montón de dinero de los contribuyentes y los contribuyentes no vemos los resultados. A eso no le podemos llamar inversión.

EC —En particular anotó cuánto pesa en este aumento del gasto que no se correspondió con la realidad que se venía el ingreso de funcionarios públicos. Sobre todo se detuvo en el ingreso de funcionarios públicos en la administración Mujica, porque manejó que hubo 19.000 en el Gobierno de Vázquez 1 y 44.000 en el Gobierno Mujica. Por lo que señalaba recién, en principio no cuestionaría el aumento de funcionarios en la administración Vázquez 1, porque de esa forma se estaba recomponiendo el Estado después de la crisis.

ET —Creo que había una parte de recomposición de la estructura del Estado para llevarlo a la situación precrisis; en todo caso habría que hacer un estudio más profundo para poder afirmar que eso no era necesario. Pero los 44.000 que entraron durante la administración anterior es algo nunca visto. En un contexto en que para los segmentos de nivel educativo que van de carreras cortas a educación primaria el funcionario público tiene un salario de entre 12 % y 35 % mayor que el equivalente en el sector privado. Y sin contar el hecho de que el funcionario público no tiene ningún riesgo de perder el empleo. Nosotros hicimos un trabajo bastante sofisticado estadísticamente en el que valuamos cuánto estaría dispuesto a pagar un trabajador privado por tener un seguro que le asegurara que nunca va a perder el empleo. Y un trabajador privado típico estaría dispuesto a pagar 16 % de su salario para asegurarse que nunca va a perder el empleo.

EC —Eso en el caso de un funcionario público está incluido.

ET —Está incluido y además gana 35 % más. Con esto no digo que los salarios de los funcionarios públicos sean altos, digo que son más altos para el mismo nivel educativo que el de los trabajadores privados.

Y si uno combina 44.000 funcionarios más, con salarios que son sustantivamente más altos que los del sector privado, tenemos un gasto de US$ 550 millones al año que se agregó durante la administración anterior, que es exactamente igual al ajuste fiscal que tenemos ahora. Por no haber ahorrado lo que debimos ahorrar, estamos pagando US$ 500 millones más de intereses por año de lo que estaríamos pagando. Y nos perdimos de tener un fondo de ahorro de US$ 5.000 millones que hoy podríamos estar utilizando para bajar impuestos y hacer obra para proteger el empleo.

Al Frente Amplio (FA) le toca por primera vez. Tenemos un índice de condiciones externas que resume las condiciones globales y regionales que enfrenta el Uruguay, que está muy relacionado con cómo fluctúa la actividad económica. Los partidos tradicionales gobernaron desde principios de los 90 promedialmente en condiciones desfavorables, y el FA entre 2005 y 2012 gobernó en condiciones muy favorables o favorables. Es la primera vez que le toca gobernar en condiciones desfavorables, es la primera vez que le toca gobernar en las condiciones que fueron normales para los gobiernos de los partidos tradicionales. Es la primera vez y empieza a aplicar la misma medicina. Porque esto es un ajuste fiscal.

EC —Usted rechaza el término medidas de consolidación fiscal que ha utilizado el ministro Astori.

ET —Esto es un ajuste fiscal. No entiendo por qué se subestima al ciudadano de una manera tan grande, por qué se subestima la inteligencia del ciudadano. El ciudadano sabe que esto es un ajuste fiscal, sabe que esto no es lo que el Gobierno prometió, que el Gobierno prometió que no iba a haber aumento de impuestos y que si algo iba a intentar era aumentar los mínimos no imponibles. Probablemente esa era la intención del Gobierno. Visto desde la época de la campaña, nosotros dijimos en julio de 2014 que cualquiera fuera el Gobierno iba a tener que hacer un ajuste fiscal de 1,5 % del producto, pero que la mayoría de ese ajuste se podía procesar corrigiendo las tarifas públicas, no con aumento de impuestos. Así que nosotros también podíamos haber dicho que no iba a ser necesario aumentar impuestos explícitos, pero que las tarifas públicas iban a tener que realinearse con la realidad, porque las empresas dejaron de tener superávit. Y eso fue lo que el Gobierno hizo en el presupuesto, en el 2015 hubo un ajuste fiscal en el presupuesto.

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