
EC —Pero ¿por qué bajo el ala de Todos, Luis Lacalle Pou, y no de Jorge Larrañaga? ¿El liderazgo de Larrañaga está agotado? ¿Qué perciben ustedes?
CJP —Tanto Larrañaga como Lacalle Pou son fruto de la renovación última del partido. Podríamos haber estado –y en algún momento estuvimos– con Larrañaga, pero luego encontramos en Lacalle Pou un hombre con preocupaciones políticas, que ha estudiado los temas del país, que se ha distinguido por su formación y por su militancia. Como no podíamos pretender un candidato propio, buscamos –y nuestros compañeros estuvieron de acuerdo– un lugar donde participar en esa renovación. Yo soy un viejo, soy un veterano, pero me parece que corresponde apoyar a impulsar a la gente joven que tiene preocupaciones políticas.
Coincido con Lacalle Pou en una cantidad de temas y creo que ese paso que dimos no tiene nada que ver con la vieja división del partido a raíz del golpe de 1933, cuando se divide en el herrerismo y el nacionalismo independiente. Eso tenía que superarse alguna vez y nosotros hemos creído que el instrumento para el país no es un sector, es el partido entero, y dentro de eso elegimos.
EC —Yo le preguntaba qué es el MNR hoy, ahora le preguntaba por su alineamiento interno en el PN. La última pregunta es para qué, ¿para qué relanzar el MNR? ¿Qué papel entienden que tienen que jugar ustedes hoy en el espectro político?
CJP —En primer lugar, impulsar estos valores que habíamos señalado. Actualmente hay cierta crisis del derecho, frecuentemente aparecen actores de gobierno que caminan por la línea divisoria entre el derecho y la arbitrariedad. Y como nosotros prometimos una inalterable lealtad a la libertad y al derecho, creemos que ese es un valor en el que hay que machacar permanentemente. También machacamos sobre la ética en la política, otro valor que de alguna manera, con algunos actos de gobierno –no digo con todos– aparece comprometido; por ejemplo, en cierto manejo de los dineros públicos. Son cosas de actualidad permanente, entonces esos son valores que hacen al prestigio de la acción política. Por eso creemos que hay que apoyarlos, reiterarlos y ayudar a los jóvenes que están creciendo en esas cosas. Mientras hay otros que rechazan la política, precisamente porque la acción política se ha manchado con la demagogia, con el exceso burocrático, con ese andar entre la legalidad y la ilegalidad. Y eso hay que superarlo si queremos preservar la democracia.
EC —Leía declaraciones de Gastón Cossia, uno de los dirigentes de la renovación del MNR, que calificaba a su sector como progresista. Decía “no le tenemos miedo a ese término”, e iba más allá incluso, agregaba “acá hay un espacio para los frenteamplistas desencantados”. ¿Tan así? ¿Llegan a ese extremo? ¿Suponen que el MNR puede captar ese tipo de votantes, o gente que capaz que no es frenteamplista pero votó al Frente Amplio (FA)?
CJP —Cuando el movimiento tuvo un descenso importante, que de 240.000 pasó a menos de 100.000, sabemos que en su inmensa mayoría esa gente fue al FA. Entonces es gente que tiene una raíz partidaria nacionalista y puede venir. Además los hechos políticos van cambiando y van despertando, frente a posibles errores de un gobierno o a la evolución natural de los hechos. La voluntad popular no coincide de una elección a otra, se renueva, se cambia, entonces creo que eso da campo para este sector que de paso le abre paso a la gente joven que viene a hacer la necesaria renovación en los partidos.
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Transcripción: María Lila Ltaif









