
EC —¿Para usted esa no fue una decisión correcta?
OL —Fue, el país la dio porque tenía que promocionar la forestación. Pero en el 2008, los intendentes –yo era intendente– presionamos para imponer una tasa de transporte forestal…
EC —La tasa de transporte forestal era para pagar la caminería que en ese momento ya se estaba deteriorando a raíz del movimiento extra.
OL —Y sí, porque además los agricultores, los ganaderos, los lecheros nos decían “los que más rompen son los forestales”. Entonces intentamos poner una tasa de transporte forestal, cometimos el error de ponerla solo para las forestales y al otro día teníamos a todas las empresas forestales protestando. Logramos un acuerdo, las propias empresas le dijeron al ministro Astori “estamos dispuestos a empezar a pagar la contribución”, y empezaron.
También se anuló una devolución de impuestos. Había una devolución de impuestos de la exportación de rolos, cosa que parece bastante rara, porque eso no tiene ni un solo peso de valor agregado, y eso también se sacó. Entonces cuando se dice “no podemos”… Yo tuve una gran discusión porque las plantaciones forestales no pagaban el impuesto de Primaria. Discutí en la Cámara, preguntaba por qué y me decían que por no cambiar las reglas de juego que tiene el sector productivo. Yo decía que se podían lograr acuerdos, que las empresas forestales no iban a hacer problema por el 1 %, por los vintenes que es el impuesto de Primaria. Y logramos ese acuerdo, se cambiaba la regla de juego porque se les empezaba a cobrar la contribución, pero ellos estuvieron de acuerdo.
EC —Son interesantes esos tres ejemplos que acaba de manejar, de tipo tributario, porque tienen relación con dos discusiones que en estos días están arriba de la mesa. Una, hasta dónde llegar en las concesiones, en los beneficios. Y dos, la variable tiempo, quizás una concesión, una exoneración, un incentivo funciona en el arranque, pero hay un momento en que tiene que parar. Usted ha mencionado casos en los que no se había previsto el momento de finalización y sin embargo se lo pudo encontrar y no fue traumático.
OL —Y fue de común acuerdo. Porque veces se sobrevalora –muchas veces lo hacen los mandos medios, no los directores–: “¿qué va a hacer la empresa si le saco esto?”. Esto es todo negocio, es una negociación…
EC —Esa es una frase suya de la intervención del martes en la Cámara que me llamó la atención y que subrayé: “Este tipo de proyectos implican una negociación permanente”.
OL —Permanente. Porque es desde este arranque que aparentemente se firmó antes de ayer, pero va a ser de aquí para adelante, todas las semanas va a aparecer algo. Y después hay que negociar el tema de la construcción de las viviendas y el alojamiento, y hay que negociar con la empresa la responsabilidad social de la empresa, cosa que ellos valoran mucho. Es una permanente negociación.
***
EC —Pasemos a otro capítulo del que se discutió mucho. Cuando yo lo consultaba sobre si la comunidad en Fray Bentos, en Río Negro, había asumido como positivo el saldo de la presencia de UPM 1, usted mencionó al pasar el debate que hubo sobre el impacto ambiental. ¿Qué conclusiones saca en esa materia?
OL —La tranquilidad mayor que tengo es que ahora está el informe del comité científico binacional, que honestamente tengo que reconocer que no me enteré cuándo lo publicaron, porque siempre se decía “no se publica, no se puede publicar”. Está publicado en la página de Dinama.
EC —¿A usted también se le pasó? ¿A usted, nada menos, se le pasó?
OL —Se me pasó, no lo tenía, y está en la página de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU). El informe es concluyente, el primer tema que es concluyente es que está firmado y avalado por las dos delegaciones, por Argentina y por Uruguay, que está hecho en la planta, en el propio efluente de la planta, que está hecho en las dos zonas colaterales a la planta, en la zona de Nuevo Berlín y en Las Cañas, y está hecho en la desembocadura del río Uruguay.
En el caso del efluente y las zonas de influencia de la planta, hay casi 40 parámetros, desde manganeso hasta lo que sea, que dan correctamente, siempre por debajo de la normativa autorizada. Han hecho 50 muestreos a lo largo de tres años en la zona de UPM y la zona de influencia, y 32 en la desembocadura del río Gualeguaychú. Después hay cuatro parámetros, que detallo ahí, que en una o dos muestras de las 50 obtenidas han estado por encima de la normativa autorizada. Pero fueron hechos puntuales, en el promedio siempre han estado por debajo del nivel máximo autorizado.
Otro de los tantos temas es la temperatura. El comité científico de la delegación argentina protestó porque en su momento la ministra Muslera había autorizado una temperatura 37 grados de vertido del efluente. Ahí la empresa hizo una inversión grande para enfriar el efluente, porque la delegación cuestionaba que se tomaba agua del río.
EC —La discusión era cómo había que medir, si a la salida misma del efluente o el efluente cuando ya se le había mezclado agua de río, que obviamente estaba más fría.
OL —Ellos decían que se alteraba el resultado de la composición del efluente. Y el resultado del fósforo cuando se autoriza el aumento de la producción en el gobierno del presidente Mujica, ahí se le hace hacer una inversión importante a la empresa para captar fósforo.
O sea que en general está muy bien y se ha cumplido con todos los parámetros autorizados.
Y en cuanto a la desembocadura del río Gualeguaychú –no quise hacer mucha referencia, está en la página–, hay unos cuantos parámetros que en la mayoría de los muestreos no cumplen con la normativa autorizada para verter al río Uruguay. Está en la página de Dinama, el que quiera lo puede leer.
EC —Sí, creo que este punto de su informe también merece resaltarse, porque a todos nos despierta la curiosidad por ir a mirar los trabajos del monitoreo que se están haciendo. Un monitoreo que también fue tan discutido, tan trabado por las diferencias que había entre la parte uruguaya y la parte argentina, sobre todo en cuanto a si darle publicidad o no.
OL —Sí, porque además eso trajo toda una consecuencia. Usted conoce M’bopicuá, en este momento está pronta para inaugurarse Alimentos Fray Bentos, una planta de capitales argentinos y uruguayos. Estuvimos dos años discutiendo personalmente con el presidente de la delegación argentina, Orduna; nunca nos autorizaron el efluente que íbamos a verter al río Uruguay, que es casi una frutilla con crema. Y no hubo forma, tuvo que ir al arroyo M’bopicuá, y por lo tanto la Dinama le exigió, con razón, porque el volumen de agua es mucho menor, hacer una planta de tratamiento de fluentes, que costó US$ 5 millones.









