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Entrevista central, lunes 1 de mayo: Fernanda Aguirre y Oscar Andrade

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EC —Pero en los órganos de dirección el PIT-CNT tiene carencias en esta materia, la presencia de mujeres sigue siendo escasa. En el Secretariado Ejecutivo solo 3 de los 21 lugares corresponden a mujeres. Y eso, que es poco, se logró en 2015 por medio de una solicitud especial del Secretariado Ejecutivo a la Mesa Representativa mientras se espera una reforma de estatutos, “es un parche”, reconoció Fernando Pereira. Entonces, ¿se busca con una decisión como la de hoy ir compensando esa carencia, ese déficit?

FERNANDA AGUIRRE (FA) —No está discutido de esa manera, no tiene ese enfoque. Las cosas se solucionan creciendo ideológicamente y no postergando la enorme cantidad de compañeras que están al frente de su sindicato y al frente de tareas concretas. Laurita en la construcción es una de las compañeras que ahora se visualizan, pero no porque empiece a militar hoy. Tenemos tigras por todos lados. Tenemos a Flor de Lis en la aguja, a María en rurales, abundan las compañeras que tienen tareas de responsabilidad y de representación de los compañeros. Lo que hace falta es no postergarlas en el momento en que la causa que ellas representan tiene necesidad de ser visualizada. Creo que ahora es especialmente sensible que yo sea en particular una mujer.

EC —Estuvo la marcha gigantesca el 8 de marzo que da la impresión de que plantó un mojón y de algún modo obliga.

FA —Además de ser mujer, soy persona, y represento nada menos que a la Secretaría de Derechos Humanos. Tema que también está bastante postergado en la agenda, y no porque sea un tema menor. En la medida en que crezcamos como sociedad y no posterguemos a las compañeras que tienen un rol importantísimo en el desarrollo de la lucha social, estas inequidades se van a solucionar rápidamente.

OA —Dos ejemplos. En el congreso de 2003 de la central se discutió el porcentaje de cuota, pero no tiene cómo instrumentarlo como central, porque cada sindicato es autónomo para definir su representación. Entonces tenemos ahí una dificultad entre una intención política y la realidad de que después cada gremio define quién lo representa. Yo no puedo ir a meterme en la discusión de qué compañero o compañera manda COFE o qué compañero o compañera manda salud pública o salud privada.

Este año la idea es conformar una mesa departamental de Montevideo, colocar un nivel de dirección en el departamento más importante por población, por producto bruto interno. Y lo que estamos tratando de generar con los gremios es que esa instancia de dirección esté principalmente integrada por militantes jóvenes y por compañeras, que haya una presencia importante de jóvenes y de compañeras. Ayer y anteayer hubo mil jóvenes reunidos en Las Cañas, en un campamento, para discutir con otras organizaciones –FEUU, el movimiento estudiantil en general– el tema programático. También hay una cantidad de jóvenes que piden cancha. Yo no sé si hay un sub-30 en el secretariado de la central. Ese también es un problema en términos de decir qué pasa con la representación del 45 %-50 % de la población económicamente activa del Uruguay que es menor de 30 años. Está claro que este no es el punto principal de la central, tenemos un montón de dificultades.

Si me preguntás dónde tendríamos que colocar la agenda de la central, diría: qué nos pasa en los gremios rurales que hemos crecido poco, qué nos pasa en las trabajadoras domésticas que tenemos que ensanchar muchísimo la sindicalización, qué nos pasa en los aserraderos que tenemos un gremio débil y muchas dificultades. Es decir, el drama principal está en sectores de actividad donde el peso relativo de la central es muy bajo, ahí tenés porcentajes más altos de salarios bajos, más altos de pobreza, más altos de informalidad, más altos de siniestralidad… Ese por kilómetros es un problema mucho más duro desde el punto de vista de los trabajadores que cómo está la foto de la dirección de la central, por más que podamos hablar más de cómo está la foto de la dirección de la central que si hay un trabajador en avícola laburando entre las ratas.

FA —Qué nos pasa en el sector gastronómico y hotelero, que, siendo el turismo el 7,5 % del PBI nacional, está sin convenio colectivo y tenemos problemas a nivel de inequidad salarial. Las mujeres tenemos un 10 % menos de ingresos en nuestros salarios, pero no porque en la negociación colectiva se negocie en forma discriminada, sino porque el empresariado, en el momento de sobrelaudar, sobrelauda a los varones y no a las mujeres.

***

EC —La consigna de este 1.° de mayo dice: “Ahora es tiempo, a concretar”. ¿Por qué se la eligió? ¿Cuál es el mensaje?

OA —Entendemos que estamos en un momento que es decisivo, que hay dos instancias que van a ser claves para que Uruguay atraviese una situación que es como en matemática la prueba del 9 para los procesos de carácter popular. Un escenario es la posibilidad de atender demandas sociales en el marco de un crecimiento económico importante, hasta extraordinario, como Uruguay llegó a tener en el período 2005-2014, a pesar del bache de mediados de 2008 y 2009, y otro escenario absolutamente distinto es cuando el viento está en contra.

Nos hemos fijado un objetivo que es: en una situación de dificultad económica hay dos banderas que no se pueden renunciar: se tiene que salir de esa situación de dificultad económica con mejor distribución de la riqueza y no con peor, el PBI puede crecer poco, estancarse, pero lo que no puede pasar es que haya un mecanismo regresivo de distribución de la riqueza; y que se tiene que profundizar en democracia y no recortar la democracia. La ortodoxia neoliberal que en general aplica desempolva rápidamente la receta que está aplicando Macri en la Argentina, que es poda de derechos. Y ni hablar en Brasil, hay que analizar a fondo la reforma de derechos laborales y seguridad social que tiene media sanción en Brasil, que pulveriza décadas de conquistas sociales y laborales y de seguridad social. Esa línea genera como resultado lo que pasa en Argentina, se toma una cuarta parte menos de leche en un año, para hablar de un elemento muy sensible.

EC —No es la discusión que está planteada acá.

OA —No, lo que decimos es: ese mecanismo no. Como ese mecanismo no, tenemos dos instancias, rendición de cuentas y negociación colectiva, en los que este tironeo existe. Existe tanto para la rendición de cuentas de este año como para la negociación colectiva del que viene, en el que nosotros entendemos que hay que concretar transformaciones, hay que profundizar transformaciones. Un ejemplo de un año atrás: un año atrás teníamos un debate que ardía respecto a la política salarial, y la recomendación era que la medida responsable del gobierno era aferrarse cual náufrago a la tabla a la pauta salarial, no moverla, porque de hacerlo la inflación se desencadenaría de manera bestial y con eso al Uruguay se lo llevarían puesto.

En vez de una actitud intransigente respecto a la pauta salarial, hubo flexibilidad. Se manejaron diferentes componentes, el correctivo anual, los correctivos anteriores, espacio para negociar entre las partes. Esto llevó a que se llegara a un acuerdo en más del 90 % de los casos, lo que demostró que claramente el empresariado no estaba en una posición intransigente, demostró que había espacio para negociar, creció el salario real y la inflación bajó. Contra todos los pronósticos de “ojo, que la señal que se mueve…”. Una parte de donde se para el planteo es reflexionemos, no es cierto.

EC —Ustedes dicen “es tiempo de concretar trabajo, concretar salario, educación, salud, inversión pública”. Hablemos de los dos primeros términos.

OA —Tenemos dos definiciones, rendición de cuentas y política salarial, una este año y la otra el año que viene, que son claves.

EC —Por ejemplo, ¿qué significa concretar salario?

OA —Atender que es cierto que en Uruguay el salario creció, es el que más ha crecido en términos reales según la Cepal.

EC —Tengo acá los números: crecimiento del salario real 2013, 3 %; 2014, 3,5 %; 2015, 0,4 %, y 2016, 3,3 %. ¿Cuál es el planteo hoy?

OA —El salario real de Uruguay es el que más ha crecido en términos reales en el análisis de la Cepal. Eso es indiscutible. Y en términos históricos, es el que más creció en décadas. Eso es cierto. Atendiendo que eso es cierto, tenemos más de 300.000 trabajadores que cobran $ 10.000 y tenemos tres cuartas partes de los trabajadores que llegan a $ 25.000 líquidos. Creció muchísimo, pero el punto de partida que nos dejó la crisis de 2002 era tan bajo que a veces ese porcentaje, que está bien, para determinados niveles salariales sigue estando muy lejos.

Segundo componente que hay que atender de la política salarial. Logramos algunos cambios y otros no. Se enlenteció de manera extraordinaria el crecimiento del salario mínimo. Creció mucho de 2005 a 2015, un 40 % en términos reales, pero para el período 2010-2015 es probable que crezca entre un 7 % y un 8 % en términos reales. O sea, también es cierto que hay un segundo costado de la política salarial, de la que somos críticos, que en particular atender los salarios más sumergidos implica políticas específicas para el salario que está más deteriorado.

Tercer componente. Voy a poner un ejemplo de las negociaciones en las que estoy participando. Estoy participando en la negociación salarial del sector frigorífico y en la del sector de la madera, de aserraderos. Ahí tienen la misma circunstancia. Aun con porcentajes que te dan eso, el nivel de salario de un trabajador de una industria que ha generado niveles de ganancia extraordinaria como la frigorífica es de $ 65, $ 70 la hora. Y hay que estar todo el día en un frigorífico faca en mano por $ 70 la hora, $ 0,80 más la hora por trabajar en frío. Cualquier análisis del papel de la industria frigorífica te demuestra que podría ofrecer salarios mejores.

EC —El otro reclamo es “concretar trabajo”. ¿A qué alude exactamente?

OA —Ahí hay varias puntas.

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