
EC —Fernanda, me parece que a Fernanda no la dejan hablar.
FA —No, me parece formidable que el desgaste lo haga Osquítar, yo tengo un rato para divertirme.
OA —El año pasado cerca de fin de año presentamos una propuesta fundamentada en el Cuesta-Duarte que tiene que ver con que hubo un descenso no radical pero importante en los niveles de inversión en el Uruguay, que tuvo que ver con un deterioro en particular de la inversión extranjera directa y un deterioro no de la inversión pública del Uruguay, sino del subsector de la inversión pública que son las empresas públicas, en las que en general hubo una serie de medidas para atender la circunstancia presupuestal, el déficit. Evidentemente la intención no es incrementar el déficit, pero sí que haya una participación mayor de la inversión pública a los efectos de contener este deterioro en la inversión privada, para que no se resienta el indicador de trabajo.
EC —¿La apuesta es la inversión pública?
OA —La apuesta es a compensar la caída de la inversión extranjera directa que ha existido para mantener niveles extraordinarios de inversión con respecto al producto del Uruguay, que los tuvo en el período de los 90 en el 12 % y llegaron a superar el 20 % en los últimos años, a que tengas componentes de inversión pública hasta para atender demandas programáticas. Esto tiene que ver con las propuestas con respecto a infraestructura. Para esto hay un conjunto de medidas que tienen que ver con la posibilidad de catapultar la inversión pública.
EC —Al mismo tiempo están de por medio las limitaciones en materia fiscal.
OA —Claro, tenés que tener mayor espacio fiscal. Pero yo voy a colocar tres o cuatro medidas que nos parece que van en esa dirección. Hemos discutido hasta con intendentes del Partido Nacional que parece sensato que en las inversiones de infraestructura tengan una participación mayor los sectores que deterioran la infraestructura, en la lógica de que el que rompe en materia de infraestructura tenga una responsabilidad mayor. Esto claramente tiene que ver con la soja y la forestación en el Uruguay, que son las principales responsables del deterioro de las rutas. No se deterioran las rutas nacionales por quien anda con un Fitito.
Segundo componente. El incremento notorio de los depósitos en el exterior y las condiciones actuales de acuerdos tributarios permiten gravar los depósitos en el exterior. Uno puede decir: tiene lógica que yo estimule la reinversión en el país de determinada ganancia que tuvo un sector empresarial. Ahora, con esa misma lógica, ¿no tengo la necesidad de generar una alícuota mayor para los depósitos en el exterior?
EC —En estos dos puntos que acaba de mencionar incluye nuevos ingresos para el Estado, nuevos recursos que contribuirían a financiar esas inversiones públicas que se reclaman.
OA —En la misma dirección, la reforma de la Caja Militar. Hay una serie de medidas que colocadas arriba de la mesa permitirían dar una discusión, los sectores que tienen ganancia extraordinaria con respecto al IRAE. La central presentó una serie de medidas desde el punto de vista fiscal, que no tienen por qué ser todas, lo que queremos discutir es: yo te pido que del año 2015 y 2016 mires dos cosas: la tasa de recaudación de IRAE y de IRPF franja 1 creció en términos reales por encima de lo que creció la economía. Entonces puede haber sectores empresariales que tienen dificultad, pero en el promedio alguien hace que eso suceda, si las dos fuentes principales de recaudación crecen en términos reales por encima de la economía, no es cierto el muro de los lamentos desde el punto de vista de las dificultades económicas.
EC —Ustedes están planteando aumento de impuestos.
OA —Sí, claro.
FA —Aumento de impuestos al capital.
***
EC —Ese planteo que hace el PIT-CNT de mayor inversión pública se enfrenta a las limitaciones que implica hoy el déficit fiscal que tiene el Estado. Estamos en 3,8 % del PBI, y hemos tenido más, 4 % en el año cerrado en diciembre. Estamos en 3,8 % pese a que a comienzos de este año entró en vigor el aumento del IRPF y del IASS. ¿Entonces? Si se incurre en un nuevo aumento del gasto público el déficit vuelve a subir, algo que el gobierno quiere evitar porque pone en riesgo la nota del investment grade que tiene la deuda uruguaya y que permite acceder a tasas de interés bajas en los préstamos internacionales. ¿Cómo responden ustedes a ese tipo de argumentos?
OA —Me tocó participar como parlamentario en la discusión del Presupuesto Nacional. Y estaba en una situación más difícil que esta, porque había una situación de la inflación que atentaba fuertemente y venías en principio de un incremento de la tasa de desempleo que no sabías dónde se iba a estancar. Después se terminó estancando. Y la decisión que tomó el gobierno fue correcta, en el sentido de decir: en esas circunstancias no recortamos políticas sociales sino que las incrementamos. En esta circunstancia compleja terminó resolviendo que no se para por el lado del recorte salarial. No es la primera vez que tenemos una situación como esta. En el presupuesto nacional del año 2000 atravesamos un escenario que tiene muchos puntos de comparación: Brasil devalúa en el 99, Uruguay había entrado en un componente de dificultades económicas para ese presupuesto del 2000, y la respuesta que tomó el presupuesto nacional del 2000 fue aplaudida por la ortodoxia económica. Hubo un recorte muy importante de la inversión pública y de las políticas sociales, el recorte en transporte y obras públicas fue de más de un tercio, el recorte en vivienda fue de más de un tercio, en el sentido de priorizar el déficit, porque priorizando el déficit íbamos a contener el déficit fiscal. El gobierno de Sanguinetti le había dejado 3,6 % de déficit fiscal al de Batlle –similar hasta el porcentaje de déficit– y el mecanismo que se tomó fue bien diferente, se hizo un recorte importante para dar una señal al mercado, porque el mercado iba a reaccionar con esa señal y en función de esa señal, de la mano de la ortodoxia económica, íbamos a salir de la crisis.
El resultado fue menos inversión pública, menos trabajo, menos actividad económica, menos recaudación, mayor déficit aún y mayor necesidad de nuevo recorte. Casi transitamos el camino de aquel que se está por caer de la colina y para no caerse corre más, corre más, corre más… Y terminamos como terminamos, en medio de una crisis.
El argumento que nos daban era: toda la vida cuando hubo crisis en Argentina Uruguay tuvo crisis, o sea que no es un problema del gobierno de ese momento. Ahora hay crisis pronunciada en Argentina y Brasil, desde hace por lo menos tres años, y Uruguay ni ha tenido recesión económica –de hecho ha tenido crecimiento– ni los indicadores sociales se asemejan a los de Argentina y Brasil. Entonces yo creo en la salida heterodoxa, no demagógica.
EC —Y para financiarla están proponiendo nuevas formas de ingresos del Estado.
OA —Creo que hay sectores económicos que claramente pueden aportar más. De vuelta hoy: si hubo 8,7 y cerca de 10 en IRAE e IRPF franja 1, que es el que toma la nota de renta empresarial, el incremento de depósitos en el exterior, hay sectores que tienen posibilidad de participar más. Yo sé que los límites son complicados, que decís ¿hasta qué punto le corro un poco la vara sin que no se vaya? Pero eso lo hemos tenido cada vez que discutimos un derecho social, cada vez que discutimos una reivindicación económica. Cada vez que discutís esto vas a tener la tensión del otro lado. Entonces pensemos otra salida. Algunas propuestas están arriba de la mesa: reforma de la Caja Militar, posibilidad de la contribución a la seguridad social. Creo que al sistema de AFAP hay que erradicarlo, pero no tiene sentido que teniendo posibilidades de que un 50 % se destine a inversión. El 85 % de lo que destinan las AFAP es al propio Estado cobrándole intereses por plata que era del Estado hasta ayer, cuando la ley les permite tener herramientas para que desarrollen la inversión. Si no lo que tenés es una cosa muy cómoda: hay plata que tenía el Estado, se la pasé a un privado, el privado me compra bonos del Estado y me cobra interés con la plata que era mía, y después, cuando está en la etapa del riesgo, que tiene que pagar las jubilaciones, de vuelta va para el Estado y el Banco de Seguros se hace cargo de la parte más complicada y la que tiene más riesgo.
EC —Eso lo entiendo, lo que no me queda claro es cuánto se recauda con estas medidas que ustedes proponen, qué permiten estas medidas en cuanto a inversión pública, que es lo que están reclamando.
OA —El año pasado presentamos una serie de iniciativas que permitían aplicar el programa de gobierno, permitían atender los presupuestos de ANEP y Udelar; permitían atender los presupuestos de investigación, ciencia y tecnología, que es un elemento central para el desarrollo productivo y la matriz productiva; permitían atender la demanda respecto a infraestructura; permitían atender una demanda social como el sistema de cuidados en todas las dimensiones y sin recortes, que nos parece que también es una señal de extrema necesidad para atender a los vulnerables. No permitía la transformación radical de nada, no planteamos la revolución uruguaya para mañana, pero daba certeza en el sentido de que los indicadores sociales se sostuvieran. Y con respecto a la obra pública también, contener en el entorno de 10.000 puestos de trabajo.









