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Entrevista central, lunes 11 de julio: Laura Motta

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EC —Usted plantea que a partir de este sistema que está en implementación de aquí en adelante es probable que estos controles del BPS vayan mostrando cifras cada vez menores, que sea posible, mediante acciones de prevención o de acción a tiempo, evitar estas deserciones. Pero ahí estamos pensando en el futuro, y ahora tenemos esta situación concreta que muestra el reporte que acaba de difundir el BPS. Ante este panorama de hoy, ¿cómo se mueve el Codicen, cómo se mueven los consejos desconcentrados?

LM —El primer paso es ese llamado que hace el propio BPS al registro de aquellos casos que de pronto no están más en el lugar donde estaban hoy, cambiaron por ejemplo a un privado en lugar de estar en la educación en UTU o en secundaria, porque ahí sí los veríamos. Pueden estar en un Cecap (Centro Educativo de Capacitación y Producción), puede haber una serie de otras situaciones en las cuales los estudiantes estén asistiendo a alguna otra oferta educativa. Por lo tanto lo primero que hay que hacer es verificar si la familia acerca algún comprobante de esto.

En el caso anterior el número bajó drásticamente con la presentación. En aquel momento no teníamos este registro, por lo tanto hay una serie de cuestiones que han variado, pero pensamos que aun así el número va a descender. Igualmente, aunque descienda, la preocupación es aun cuando haya uno; no importa el número, importan todos y cada uno. En ese sentido, como los tenemos identificados también por centro educativo, es posible hacer un trabajo desde el propio centro, que es lo que debe suceder. La vinculación del joven o del niño tiene que ser con el propio centro educativo donde estaba inscrito y al que estaba asistiendo.

EC —O sea que la primera instancia es que los padres que sientan que están en la situación que menciona el BPS se presenten ante las instituciones correspondientes a realizar las aclaraciones del caso. Si eso no ocurre, el instituto correspondiente –el liceo, la escuela, la dependencia de UTU– se va a poner en contacto con esas familias.

LM —Exacto. Además, tenemos un equipo que se ha venido conformando desde el año pasado y ya tenemos el nombramiento de un responsable de Integración Educativa en cada departamento, que también tiene el cometido de acercarse a esas familias y a esos jóvenes.

EC —Si esas familias no se presentan y eventualmente tampoco responden al requerimiento del instituto correspondiente, se las va a buscar.

LM —Exactamente. Porque a veces sucede que el niño o el joven por algún motivo ingresan a una institución y la vida misma de su familia o de ellos hace que se les dificulte asistir. Por ejemplo, el turno al cual van u otras condiciones en las cuales les resulta difícil compatibilizar la asistencia con actividades intrahogar u otras. Entonces a veces hay una opción, que no es una opción adecuada a mi entender, de dejar el centro educativo. Pero hay que ver otras condiciones que pueden estar afectando esto. No todos tienen las mismas circunstancias de vida y cuando estamos llegando a todos los niños y jóvenes tenemos que hilar muy fino para ver cuáles son esas circunstancias. Estamos viviendo tiempos de diversidad, de diferenciación, y en eso también tenemos que actuar de esta manera. No todos los niños y jóvenes, no todas las familias tienen las mismas circunstancias de vida.

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