
EC —Y después hubo algún factor más, supongo que el fracaso de los acuerdos de exportación a Venezuela pegó, y me imagino que lo que ha pasado con la economía brasileña también ha incidido.
WC —Ahí está. Empezamos por eso, que es lo normal que nos pasa cuando hay crisis de precios internacionales, pero a eso se le sumaron el clima y la pérdida de casi US$ 40 millones que todavía seguimos sufriendo del negocio con Venezuela, aquel negocio tan anunciado y tan preparado. Fue muy buena la idea, por supuesto, vendimos US$ 90 millones en ese momento, pero nos quedaron debiendo US$ 40. También eso fue en ese momento. Así que nos ha pegado muy duro esta crisis, creo que fue una de las más importantes junto con la del 99 al 2003, que fue también muy grave, salimos muy mal parados. Y después tenemos el mal continuo que son los altos costos que tiene hoy el Estado, que han subido en todos los tambos. Tenemos un costo muchísimo más elevado del que teníamos en la anteúltima crisis, la de 2003-2004. De ahí para adelante ha habido un aumento de costos muy importante.
EC —¿En qué rubros, por ejemplo?
WC —En los rubros más importantes, el número uno el combustible, la energía, y por el combustible, la parte de los concentrados también. En aquella época teníamos los concentrados a US$ 100 la tonelada y ahora la estamos pagando más de US$ 200, estamos en el doble. Y la energía también ha subido muchísimo. Además, con toda la evolución que ha habido en los establecimientos lecheros, cada vez se usa más energía.
EC —Se refiere a electricidad básicamente.
WC —Sí. Eso cada vez se consume más porque de esa época para acá empezamos a enfriar la leche en los propios establecimientos, y el enfriado es uno de los costos más importantes en energía. Todo eso se ha acumulado, entonces cuando vienen las crisis se nota muchísimo más.
EC —Todo esto que usted menciona, esta serie de factores que enumera y que se vienen acumulando desde el año 2015, ¿cómo se manifiesta hoy? ¿Qué está pasando con los productores?
WC —Ha habido una caída muy importante de la cantidad de productores, ha aumentado en forma importante la deserción de los productores de la lechería, por todos esos motivos. El primer motivo es que la lechería es un trabajo muy exigente para la persona que trabaja, la gente trabaja a la intemperie, no se para nunca, por más que llueva, por más que haya sol, sigue, no hay feriado. Es un trabajo muy exigente para el ser humano, es de los trabajos más exigentes que hay, y no se puede parar nunca. Entonces todo, la rutina de trabajo, todo eso pega muy duro a la gente, que está acostumbrada, es gente muy aguerrida la que trabaja en el tambo, pero de cualquier manera está viendo que hay otras cosas mucho más fáciles de hacer y de repente con todo el confort de vivir en la ciudad y todas esas cosas, sobre todo los muchachos jóvenes se van yendo para la ciudad. Como todo ser humano tratamos de vivir lo mejor posible, estar más tiempo con nuestra familia, todo eso va en desmedro de que el trabajador siga trabajando en el campo. Y cuando se dan situaciones como esta, la incomprensión de los gobernantes, todo eso realmente mueve mucho, la gente quedó con mucha bronca con este proyecto de ley.
EC —Pero, por ejemplo, ¿cuánto está pesando el endeudamiento?
WC —El endeudamiento es muy importante en el monto general, sobrepasa los US$ 300 millones, pero ahí están involucradas las grandes inversiones que han venido del exterior, como la de los neozelandeses y la de Bulgheroni, en el departamento de Durazno, un emprendimiento muy importante y muy grande. El endeudamiento de esas multinacionales está comprendido en el nuestro. Digamos que, sacando todo eso, la deuda del sector lechero de Uruguay ronda los US$ 200 millones.
EC —Ese es un problema que hay que atacar.
WC —Sí, es un problema serio que los productores lecheros tenemos bastante controlado, porque desde hace muchos años tenemos experiencia de caídas y momentos de crisis. Después de la crisis de 99-2003 el productor ha estado mucho más reacio a endeudarse. El Banco República (BROU) tiene exigencias de acuerdo a lo que es la producción, la gente del BROU ha trabajado bien con los productores en ese sentido y los productores lo han consentido porque saben que es muy difícil endeudarse y poder seguir pagando la deuda cuando viene una crisis tan importante como la que hubo. Así que generalmente 85 % de los productores –y no sé si no me animo a decir el 90 %– tienen deuda, pero están bien relacionadas con su futura producción, el BROU los asiste normalmente. Los productores lecheros ya sabemos que tenemos que invertir, no puede haber crecimiento en la lechería si no hay inversión, tenemos ese endeudamiento bastante racionalizado y trabajamos con el banco en forma normal.
EC —Pero entonces, ¿es un problema o no el endeudamiento? Porque este fondo básicamente va a ese factor.
WC —Lo creó el Estado sin conocer y sin el consentimiento de los productores, le dijimos muchísimas veces que el problema nuestro no eran exactamente las deudas con el BROU. Hicieron un gran fondo para respaldar la deuda de los productores cuando se sabe que los productores han ido pagando las deudas durante muchísimos años. Siempre hay alguno con algo de morosidad, pero es mínimo, hemos ido a hablar con el directorio del BROU, nos han pasado los datos y el gran problema nuestro no es ese.









