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Entrevista central, lunes 13 de junio: Nelson Loustaunau, Marcelo Montado

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EC —También mencionó las cadenas de producción. ¿En qué sentido?

NL —Nosotros recibimos bienes que son hechos, supongamos, en China. Tal vez esos bienes producidos en China no llegan directamente a Uruguay, supongamos que pasan por algún país de América Central. Allí les ponen los cordones, los ponen en una cajita y nos los envían a nosotros. En muchos eslabones de esas cadenas puede haber trabajo infantil, trabajo sin protección social, todas figuras que escapan a lo que nosotros entendemos como condiciones igualitarias en los mercados del mundo. De ahí que a veces uno se sorprenda por la diferencia de precios de un lugar a otro, en países como el nuestro, que es el primer país en formalización de América Latina, frente a otros que tienen baja formalización o que utilizan fenómenos elusorios frente a sus propios pares, empresas que generan condiciones de competitividad desiguales para sus pares, con trabajo infantil, con trabajo sin limitación de la jornada, etcétera.

EC —Teniendo en cuenta que el planteo fue bastante amplio, que abarcó distintas transformaciones que vienen teniendo lugar en las últimas décadas en el mundo del trabajo, le propongo que bajemos a tierra y nos concentremos en lo que podríamos llamar el trabajo en la economía digital, el trabajo basado en internet. Cuando le preguntaba el motivo de este planteo le pregunté si la llegada de Uber a Uruguay había sido un factor determinante en esta inquietud. Usted decía que no necesariamente, pero está claro que ese es uno de los fenómenos.

NL —Exactamente, no es el único, sumado en la pluralidad es uno de los fenómenos. Pero advierta el resto de las otras aplicaciones como las que mencionábamos, y hay muchísimas más, son ese mundo digital tan fuerte, que no es el mundo del mañana, es el mundo en el que vivimos hoy. Y es el mundo que hoy deja sin empleo a muchas personas. Por supuesto, en otros casos genera empleo, pero es un empleo de otras características, de mayor calificación, de mayor formación, y generalmente el empleo que se pierde es el de baja calificación y donde hay mayor densidad concentrada de empleos.

EC —Un ejemplo sería lo que últimamente se llama modelo Uber, que abarca también otras actividades, por ejemplo Airbnb y otras. Pero antes que esto, que tiene pocos años y que algunos denominan economía colaborativa, ya se había instalado el teletrabajo, que también es una modalidad nueva de trabajo desarrollado a través de internet. Puede ser por teléfono, nada más, pero en particular el teletrabajo se apoya mucho en internet.

NL —El teletrabajo hace muchos años que está instalado en Uruguay y es un fenómeno que en algunos casos también sirve para esa suerte de “fuga” del mundo de la formalización. Esto no es un ataque hacia el mundo digital, simplemente es pensar que es el nuevo mundo en el que vamos a vivir y cómo va a afectar a nuestras economías, a nuestras sociedades.

EC —¿Y por qué sería necesaria una regulación internacional de este tipo de relaciones laborales o de este trabajo?

NL —Esta economía está prevista a partir de otra lógica. Muchos de estos fenómenos parecería que encierran algo elusorio, algo de eludir el alcance fiscal. No quiero insistir con el ejemplo citado por todos de Uber, pero en Uruguay el transporte de las características de Uber son remises. Sin embargo usted al remise le va a pedir que pague una patente especial, que el coche tenga ciertas características, que tenga un seguro especial, etcétera. Uber irrumpe en el mercado sin esas características y sí con la formalización que sí tienen los demás.

Es un desafío para el Estado cómo controlar esas empresas. De última, si todos nos sumamos a esa economía tan light desde el punto de vista fiscal, en el pago de impuestos, nos preguntábamos en el discurso por el riesgo para los estados que van a sufrir fuertes restricciones a sus ingresos y cómo va a impactar eso en los sistemas de seguridad social.

EC —Me da la sensación de que ese factor, la seguridad social, es muy importante en esta inquietud que usted acaba de poner sobre la mesa.

NL —Sí, le diría que es el centro.

EC —Porque buena parte de estos trabajadores o no aportan a la seguridad social o aportan de manera muy recortada. Y el sistema de cada uno de los países tiene que seguir funcionando.

NL —Sí. Usted mencionaba el fenómeno del teletrabajo. En muchos casos los teletrabajadores –en algunos casos no– se convierten en empresas unipersonales. Si hacemos una proyección, cuando terminen su vida útil laboral van a obtener una jubilación escasísima. Y con pequeños aportes, sistemas como el nuestro, en el que existe la solidaridad intergeneracional, se verían muy dañados y el Estado debería disponer de muchos recursos para suplir eso.

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