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Entrevista central, lunes 15 de mayo: Miguel Brechner y Cristóbal Cobo

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EC —¿Cómo se define hoy el Plan Ceibal?

MB —Es una institución de innovación tecnológica, de innovación pedagógica, que trabaja en conjunto con las autoridades de ANEP y de cada uno de los subsistemas buscando el mejor apoyo que Ceibal le puede dar al sistema para avanzar en los cambios y las mejoras del sistema educativo.

EC —La misión de Ceibal, en su versión más actualizada, expresa: “Promover la integración de la tecnología al servicio de la educación para mejorar su calidad e impulsar procesos de innovación social, inclusión y crecimiento personal”.

MB —Absolutamente.

EC —Eso redondea lo que usted venía explicando.

MB —Además es lo que estamos haciendo. A veces uno piensa que la equidad es tener una computadora o internet. Pero cuando todos los niños del país pueden acceder a los libros de texto o de lectura en forma gratuita en sus máquinas, eso también es equidad. O cuando todos los niños de cuarto, quinto y sexto pueden aprender inglés con los dispositivos tecnológicos que hemos puesto en las aulas, que permiten que aun faltando docentes de inglés en el Uruguay se pueda aprender inglés. Creemos que una educación pública de calidad es la que asegura que cualquier niño, no importa dónde esté, en qué región esté, tenga la mejor educación y pueda dar lo máximo de sí mismo.

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EC —Vamos a profundizar en la parte de los dispositivos. Hoy son bastante diferentes de los primeros, de las XO. Se parecen mucho a las laptops que cualquiera puede comprar en una casa de informática. ¿Cómo es ese aspecto en particular?

MB —Después de trabajar profundamente muchos años con las XO, se dejaron de fabricar. Todavía hay algunos grupos que tienen XO que andan bien, pero la XO trajo al mundo la competencia en el mercado de las máquinas de bajo costo. Hoy nuestra estrategia de dispositivos es la siguiente. En primero de escuela entregamos una tablet, porque creemos que tiene algunas ventajas para los niños chicos. El dispositivo tablet es para primero, segundo y tercero, en cuarto entregamos una laptop ya de las tradicionales y en primero de media entregamos una laptop todavía un poco más potente. Las laptops en general son máquinas de 2 GB de memoria y 32 GB en disco. Si uno piensa que las primeras XO tenían 256 MB y 1 GB en disco, eso es parte del cambio tecnológico. Creemos que para nuestras plataformas, que ahora son más exigentes en cuanto al equipamiento que hay que tener, hay que ir mejorando los equipos. Pero eso es lo que hacemos constantemente.

EC —Y los teléfonos inteligentes que se han ido extendiendo tanto en la población y también entre los menores, ¿cómo juegan en este cuadro?

MB —Sabemos que en este momento en enseñanza media un poquito más de la mitad de los estudiantes tienen teléfono inteligente que se conecta a nuestra red. Por ahora seguimos creyendo que nuestra estrategia es que el estudiante tenga un dispositivo especial. Primero, porque el teléfono inteligente o la tableta son muy buenos como dispositivos de consumo, pero queremos que las máquinas se puedan conectar con sensores, que puedan manejar robots, que puedan hacer una serie de cosas desde el punto de vista de la creatividad que son mucho más fuertes que lo que uno puede hacer desde un celular. Para los más chicos tenemos una pantalla de 8 pulgadas que consideramos que es el tamaño ideal para cargarla y a su vez para el manejo de los dedos, de los juegos de los niños. Pero sin lugar a dudas el teléfono celular en el futuro se va a integrar a estas actividades pedagógicas. Queremos que algunas actividades se puedan resolver desde el teléfono celular también. No es un sustituto, se agrega.

EC —En las conferencias que tuvieron lugar la semana pasada en el Foro de Innovación Educativa se destacaba como el gran logro el hecho de que se ha podido superar la brecha digital. ¿Qué implica eso hoy en números?

MB —En el año 2007, tenían acceso a computadoras 10 del quintil más humilde de los niños de 6 a 13 años y 90 del quintil más rico. Hoy en día no existe diferencia entre ricos y pobres en el Uruguay en acceso a tecnología. Hoy en día todos los niños tienen acceso a dispositivos, a internet, a los libros y otros generadores de brechas. Porque hay dos brechas, hay una brecha digital y una brecha de conocimiento. Resolviendo la brecha digital no necesariamente resolvemos la brecha de conocimiento, pero es imposible resolver la brecha de conocimiento si no resolvemos la brecha digital.

EC —Hoy todos los niños, independientemente de la situación económica de su familia, acceden a una máquina. Pero ¿qué pasa con el acceso a internet?

MB —Tenemos acceso a internet en las escuelas, en las plazas públicas, en los hospitales, en los complejos habitacionales, y además tenemos un convenio con Antel por el que cuando alguien tiene Universal Hogares y se conecta a nuestra plataforma no le consume ancho de banda.

EC —Si alguien tiene una conexión de Antel en su casa, cuando la máquina se utiliza para conectarse al Plan Ceibal no gasta minutos, no gasta tráfico.

MB —No. Y estamos trabajando para profundizar eso.

EC —De todas maneras, ¿se ha planteado también que los chicos puedan acceder a internet libremente desde las casas?

MB —Nuestra responsabilidad es acceso a internet para actividades educativas. En los lugares públicos sí tenemos libre acceso a internet, no es nuestra responsabilidad llegar a los hogares. Nuestra responsabilidad es que los niños no tengan que caminar más de 300 metros para tener internet. Eso fue definido en diciembre de 2006, cuando definimos el Plan Ceibal una de las cosas era que nadie tuviera que caminar más de 300 metros para tener internet. Y creo que en ese sentido estamos razonablemente bien o muy bien.

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EC —Rosario, contales a los oyentes cómo es este lugar.

ROSARIO CASTELLANOS (RC) —El predio del LATU aquí en Carrasco tiene 23 hectáreas, es enorme. Dentro de él hay más de 46.000 metros cuadrados edificados. Es un predio de forma irregular, cuyos límites serían avenida Italia, Bolonia, Luisa Saldún de Rodríguez, Máximo Tajes y Córcega. Como arquitectura tradicional, lo que aparece es la sede central, los 14 módulos de laboratorios claramente visibles desde avenida Italia, luego está el edifico de la Cámara de Industrias, pero desperdigados en el medio hay una cantidad de pabellones muy similares en su aspecto, pero de distintos colores y que tienen además la particularidad de que tienen nombres de árboles. Este se llama Los Ceibos.

Hagamos de cuenta que ingresamos al predio por el acceso desde Bolonia, llegamos a un punto allí y tomamos a la izquierda y exactamente detrás del Espacio Ciencia, si consideramos Bolonia como frente, está Los Ceibos, que tiene frente sobre Luisa Saldún de Rodríguez. Es un pabellón que se desarrolla para el Plan Ceibal, ocupado íntegramente por este –una feliz coincidencia entre el nombre del plan y el edificio, porque no fue el que originalmente ocupó–, en dos niveles con similares características. Son grandes espacios donde los funcionarios trabajan codo con codo literalmente, porque se desarrollan grandes mesas alargadas, cada una con sus estaciones contiguas de trabajo. Allí los funcionarios de los distintos departamentos están trabajando en forma de equipo, tal cual es la filosofía del plan. Además obviamente hay salitas más recoletas, porque a veces la función necesita otro grado de concentración, entonces está esta posibilidad para ese tipo de tarea, por ejemplo dar desde aquí una clase de inglés.

En términos generales lo que caracteriza a este edificio es esa sensación de una cantidad de jóvenes trabajando a lo largo de esas largas mesas con sus propios equipos y desarrollando la tarea conversando entre ellos o simplemente mirando la pantalla del computador que tienen enfrente.

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