
EC —Ingeniero Miguel Brechner, si bien el Plan Ceibal fue una iniciativa del primer gobierno de Tabaré Vázquez, desde el principio contó con un apoyo muy amplio de todo el sistema político. De todos modos, y sobre todo teniendo en cuenta los problemas que arrastra la educación pública uruguaya, en los últimos años ha comenzado a reclamarse información sobre el impacto de Ceibal en los aprendizajes de los estudiantes, por ejemplo en matemática, ciencias, lenguas, comprensión lectora. Incluso ha habido algunos estudios académicos que comprobaron que por ahora esos impactos no existen o son muy reducidos. ¿Una primera respuesta para seguir profundizando enseguida?
MB —Cuando hay que medir impactos tenemos que tener claro qué vamos a medir. El primer impacto que ya hablamos es el impacto sobre la equidad. En lo referente a la educación y a los aprendizajes, si hay una política en matemáticas tanto a nivel de Ceibal como a nivel del sistema educativo, es importante empezar a medir eso una vez que se implementó esa política. Nosotros tenemos una plataforma de matemática […] años, un estudio de 2012 no puede hablar de impactos por sí mismo porque hay que trabajarlos. No hay manera de manejar la comprensión lectora si uno no lee, no hay manera de mejorar la matemática si no se trabaja en matemática, y es un trabajo […]. A veces tengo la sensación de que algunos actores creen que hay magia, que uno por tener una computadora con eso aprende. Me recuerda cuando era joven y uno creía que si ponía el libro abajo de la almohada iba a aprender la lección. La mejora en los aprendizajes tiene que ver con qué se hace. No me cabe la menor duda, los muchachos que están haciendo robótica, que están haciendo aprendizaje profundo y que están buscando nuevas formas de enfrentar y resolver problemas, aprenden. Estos chiquilines del liceo de Tala que fueron a Estados Unidos resolvieron un problema físico con computadora.
EC —Estuvimos con ellos, se ocuparon del problema de la leptospirosis, que es algo muy delicado y sensible en la zona donde viven.
MB —Ellos resolvieron un problema. Hay que empezar a entender que no hay magia en todo eso. La tecnología está y hay que saber usarla, hay que aprovecharla, hay que ver cómo mejoramos los aprendizajes con ella, pero si no hubiera tecnología, hoy en Uruguay no habría 80.000 chiquilines aprendiendo inglés. […] eso para un país.
EC —En este punto, quizás convenga incorporar a la charla al doctor Cristóbal Cobo, que es chileno y es director del Centro de Estudios Fundación Ceibal. Ha trabajado en especial en el tema evaluación. En primer lugar, ¿qué es la Fundación Ceibal?
CRISTÓBAL COBO (CC) —Es un centro de estudios que busca poner los debates y la agenda educativa en la que trabaja Ceibal en una perspectiva internacional y generar diálogos con circuitos académicos que están haciéndose las mismas preguntas.
EC —¿Qué resultados se han conseguido hasta ahora en ese sentido?
CC —Un montón de cosas. Un proceso de transición que tiene que ver con una forma de evaluar, con una forma de entender el aprendizaje y por sobre todo una forma más ampliada de entender el proceso de aprendizaje.
EC —¿Puede desarrollar esa idea?
CC —La tecnología desdibuja los límites entre el aprendizaje formal y el informal, el aprendizaje individual y el colectivo, el aprendizaje presencial y el digital o virtual. Esos límites, que antes eran muy claros, hoy día se desdibujan. Cuando un niño está en clase conectándose con otros, haciendo redes sociales u otras cosas, cuando está en casa haciendo una tarea con amigos, esos límites que antes eran tan claros se desdibujan. Por lo tanto no es solamente que hay conexión, sino que el currículo hoy día se conecta con otras fuentes de saber y los procesos de aprendizaje también se diversifican y van mucho más allá de las evaluaciones tradicionales que tú mencionabas hace un minuto.
EC —Tú has escrito un libro a propósito de estos temas. ¿Cuándo fue publicado?
CC —El libro fue publicado a mitad del año pasado.
EC —En él tú te detienes, entre otras cosas, en esas nuevas dimensiones a evaluar. ¿Podemos hacer un listado de cuáles serían?
CC —Es una larga lista. No es que las competencias que tradicionalmente fueron importantes ahora dejen de serlo, pero se incorpora una capa nueva. El pensamiento crítico nunca fue irrelevante, pero antes era más relevante para los que podían tomar decisiones y hoy una persona que no tiene capacidad de analizar queda en una situación de desventaja. Una de las pocas cosas que sabemos es que el ecosistema de conocimiento está cambiando muy rápido, porque se puede aprender de más maneras, no solamente los que pagan pueden acceder a eso, hoy día las máquinas empiezan a tener cierta capacidad cognitiva. Entonces estamos en un escenario de profunda redefinición y eso implica que no hay recetas mágicas y lo único que podemos hacer es formar estudiantes que puedan aprender a aprender y administrar su propio conocimiento.
EC —Aprender a aprender, esa es la idea base.
CC —Es la idea base, y que el conocimiento es un commodity que está cambiando muy rápido, y la manera en que tú puedas diseñar tus propias estrategias para conectar el aula con tus propias aspiraciones, con tus propias comunidades, lo que pasa con tus circuitos, hoy día es fundamental.
EC —¿Y cuándo van a estar prontos los nuevos sistemas de evaluación? Están trabajando en eso.
CC —Esto es una transición, hoy estamos incorporando, te podría mencionar evaluaciones concretas que se están haciendo. Por ejemplo, Uruguay entra por primera vez en una evaluación internacional sobre […] informacionales y uso de computación. Junto con Chile es el único país en vías de desarrollo que se incorpora en esta evaluación, que es una evaluación muy seria que se hace cada cinco años; en pocas semanas más se aplica el piloto y en 2018 va a ser la primera evaluación. Ahí no solamente se busca saber si el niño sabe o no usar sistemas operativos tradicionales o las redes sociales, sino cómo se autorregula, cómo entiende los temas de privacidad, y un montón de cuestiones que antes parecían exclusivas para los grupos que usaban tecnología de manera más intensiva.
EC —Cómo se autorregula, cómo maneja la privacidad… Son todos desafíos derivados de esta época con internet y su alcance y con las redes sociales y toda la dimensión que tienen. ¿Eso es lo que llaman ciudadanía digital?
CC —Ciudadanía digital es un concepto que habla de eso, pero también habla de nuevas formas de expresión y participación. De la misma manera en que los ciudadanos hoy día buscan canales digitales para hablar con la ciudadanía, los gobiernos y las administraciones han de encontrar maneras para escuchar. Ahora cuanto más tiempo pasamos en internet, más espacios de socialización se generan, por lo tanto necesitamos una comunidad más abierta a entender cuáles son las oportunidades, pero también cuáles son las responsabilidades detrás.
EC —A propósito del impacto del Plan Ceibal en los aprendizajes, me llamó la atención algunas afirmaciones que hizo la semana pasada acá Michael Fullen, el experto canadiense en educación que fue uno de los expositores, que ha seguido muy de cerca al Plan Ceibal, es uno de sus “hinchas”.
MB —Fue muy crítico en su momento también. Hoy es hincha, pero nos hizo críticas que nosotros tomamos, tenía razón en algunas cosas y cambiamos.
EC —Me llamó la atención, por ejemplo, en unas declaraciones que formuló en el diario El Observador y que se publicaron el sábado, la importancia que le atribuye a un plan como este en la reforma de la educación que Uruguay necesita para adaptarse a los tiempos que vivimos y sobre todo a los que vendrán. Dice: “El sistema educativo viejo ya no funciona. Los alumnos encuentran que el sistema tradicional es cada vez más irrelevante y más aburrido, y la razón es que está fuera de fecha, es antiguo. Se construyó para otro propósito. […] Necesitamos un nuevo sistema. […] Debemos enfocarnos en lo que está haciendo el Plan Ceibal. En vez de pasar mucho tiempo capacitando a los educadores y cambiando la currícula, Ceibal se tiró de cabeza y dijo: ‘Queremos cambiar las cosas’. […] Y la forma de hacerlo es que los educadores enseñen de forma diferente. Con Ceibal los alumnos participan más, por eso ahora hablamos de competencias globales como la ciudadanía y la colaboración”. Él le da esta otra dimensión al plan.
MB —De alguna manera dice que uno de los dramas que tiene el joven hoy es que se aburre en clase, y no hay cosa peor para un docente que darle clase a un joven aburrido. Lo dijo en la charla y lo repite: “los estudiantes se aburren y los docentes están alienados”, entonces hay que cambiar eso. Eso lo entendimos la primera vez que nos visitó y nos hizo una consultoría sobre estos temas. Creemos que el cambio grande, que es resolver temas de otra manera, entusiasma mucho a los estudiantes y entusiasma a los docentes. Y estos cambios que están pasando no son cambios de Ceibal, son cambios de Ceibal y Secundaria, de Primaria y Ceibal, de UTU y Ceibal. Porque es un trabajo conjunto. Nosotros estamos con una tecnología y una infraestructura tecnológica apoyando, pero apoyamos a docentes que hacen cosas increíbles, a centros educativos. Eso es lo que llamamos la Red de Aprendizaje Profundo, que focaliza sobre eso.









