
EC —En los últimos días usted ha estado envuelto en una polémica con Crysol por una placa en memoria de las víctimas de la dictadura que va a ser colocada mañana en el Batallón n.° 8 de Caballería, en Cerro Largo, que fue centro de torturas durante la dictadura. Usted dijo que “es una ofensa gratuita al Ejército”, opinó que el trabajo de recuperar la memoria sobre las violaciones a los derechos humanos en dictadura “se hace de otra manera, con mayor delicadeza”. ¿En qué ha quedado esa controversia?
SB —Ha quedado en que esta gente colocará su placa mañana, porque además tiene la posibilidad legal de hacerlo y queda en el rechazo que uno tiene por ese tipo de conductas. Creo que a nadie le gusta llegar cada día a su trabajo y que allí luzca un cartel que diga que su casa, el lugar donde trabaja, desde donde sirve a la República, es un centro de torturas.
EC —No dice que es, dice que fue.
SB —Sí, que fue, que ha sido un centro de torturas. Y no dice que ha sido un centro de servicio ciudadano, que cada vez que hay una inundación los llamamos, que cada vez que hay una escuelita que hay que pintar los llamamos, que su presencia allí es un respaldo a la institucionalidad democrática. Eso no está presente, lo que está presente es la memoria triste del lugar donde conciudadanos nuestros trabajan.
EC —La colocación de esa placa está en el marco de la Ley 18.596, aprobada en 2009. Dice el artículo 8: “En todos los sitios públicos donde notoriamente se identifique que se hayan producido violaciones a los derechos humanos de las referidas en la presente ley, el Estado colocará en su exterior y en lugar visible para la ciudadanía, placas o expresiones materiales simbólicas recordatorias de dichos hechos; podrá definir el destino de memorial para aquellos edificios o instalaciones que recuerden esas violaciones y podrá determinar la celebración de fechas conmemorativas de la verificación de los hechos”.
SB —Sí, una ley que creo que no es sabia para nada. Creo que esta ansia de venganza no va a engendrar paz en el país. La propia búsqueda de la justicia nunca fue madre de la reconciliación. Y mire que mi familia materna y mi familia paterna… yo mismo siempre fui un militante por la democracia y por las instituciones y contra la dictadura desde muy joven. Integré la comisión nacional del voto verde, fui un fuerte militante en ese sentido, soy de un partido que no pactó en el Club Naval. Nunca estuve de ese lado. Pero una cosa es enfrentar la dictadura y otra cosa es hacerse el guapo cuando el otro está caído y tratar de desprestigiarlo más en vez de prestigiar a aquellos a quienes después les pedimos que custodien las instituciones. Pasó este episodio triste en los últimos días y acá no hubo ningún riesgo institucional, ninguna cosa de ese tipo, los militares tranquilos en los cuarteles preservando lo que tenían que preservar y siendo garantía de institucionalidad. Sinceramente creo que es de esas ofensas gratuitas, que es lo que no debe pasar en este país.
EC —¿Habría que revisar esta ley si el PN llegara al gobierno?
SB —Hay que hacerla caer en desuso, ni siquiera entrar en ese debate. A veces me da gracia, porque cuando el Goyo estaba con el poder estaban abajo de la cama, y claro, después somos todos guapos.
EC —Le van a contestar que no, que había una resistencia, que había varios movimientos políticos y sectores políticos trabajando clandestinamente contra la dictadura. Eso es un hecho.
SB —No tengo dudas de que había muchos que estaban en eso, yo sé quiénes estaban, porque yo estaba. Yo era de los que estaban, y muchos en el partido estaban mucho más que yo. Pero también digo con responsabilidad lo que estoy diciendo porque lo sé. Muchos de los que estaban abajo de la cama, muchos de los que estaban adhiriendo al régimen ahora son de los más radicales defensores de este tipo de posturas. Porque no saben cuánto costaba aquello y no saben el miedo que se sentía para hacer algunas acciones. Parece que todo fuera sumamente fácil y no saben lo que vale que un país esté en paz y reconciliado y que pueda funcionar. Eso es lo que me mueve a eso. Yo espeto la ley. Es más, lo que motivó esto fue el pedido de alojamiento y la invitación a que fuera. Les dije que no iba por esta razón, pero el alojamiento se lo di igual. Soy respetuoso de la institucionalidad, por más que discrepe con ella. Pero tengo la libertad de discrepar y los fundamentos para hacerlo.
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Transcripción: María Lila Ltaif









