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Entrevista central, lunes 19 de diciembre: José Mujica

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EC —Pero la pregunta era por qué sigue en el Senado. Usted mencionaba temas que están en la agenda de la cámara y que son complicados, algunos de ellos con dificultades para avanzar, y decía “quiero estar ahí, quiero jugar un papel en las negociaciones”. Pero usted ha pasado estos dos años viajando mucho al exterior, el portal Ecos divulgó algunas cifras el 1.º de diciembre y decía que usted es el parlamentario que más días de licencia ha tomado en lo que va de esta legislatura, en total 147 días. Entonces, ¿efectivamente . está jugando un papel en el Senado?

JM —Sí, estoy en ciertas consultas, lo estoy jugando. Por ejemplo, la ley de riego, que es muy complicada y va a salir. No tenga duda de que por abajo me muevo donde me tengo que mover. Y no es lo mismo, incide. Pero no se publican las cifras de mi historia como parlamentario.

EC —¿A qué alude?

JM —A que habría que hacer un balance de 20 años, no de un año, y fijarse en todos los números. Se van a encontrar con alguna sorpresa con respecto a lo que acaba de decir. Si políticamente salí al exterior, aparentemente en demasía, es porque medí dos cosas: primero, al país le convenía, y segundo, le convenía al escenario político del país.

EC —¿Puede explicar las dos cosas?

JM —Usted es buen entendedor. Cuando se tiene demasiado peso político y un gobierno está luchando, es mejor no estorbarlo.

EC —Esa es una lectura posible. La otra es que han estado en juego asuntos delicados, problemas que ha tenido que enfrentar el gobierno de Tabaré Vázquez, algunos de los cuales incluso vienen del período pasado, cuando usted fue presidente, y habría sido conveniente que usted estuviera allí para dar una mano en las negociaciones, los acuerdos.

JM —¿Usted cree que no se estuvo? El gobierno siempre tuvo los votos de nuestra parte y los tendrá, curiosamente. Curiosamente, el respaldo más franco lo tuvo entre los legisladores del MPP y de Asamblea Uruguay. Curiosamente, contra todo lo que parece. Esa es la realidad. Porque bastaría con quedarse sentado para que no saliera nada, y sin embargo ahí se estuvo porque hay responsabilidad política. Y no vaya a creer que es sencillo.

EC —¿Qué quiere decir con eso?

JM —En los grupos grandes siempre existe gente que discrepa, que ve esto, que ve lo otro. Por ejemplo, ¿siguen las tropas en Haití o no? Eso es una eterna polémica interna. Y así sucesivamente otras. Entonces hay que tratar de influir sobre el ánimo de los compañeros para que se alineen a las necesidades del gobierno.

EC —¿Usted dice que el hecho de viajar con tanta frecuencia no le ha impedido jugar ese otro papel en lo interno?

JM —No, por supuesto.

EC —Pero dijo también al pasar que aceptó esas invitaciones o efectivamente fue al exterior en distintas ocasiones, muchas ocasiones, porque le servía al país. ¿Por qué le servía al país?

JM —Porque lo conocen. A veces los uruguayos no nos damos cuenta de que en el mundo casi no existimos, en la consideración pública de mucha gente. Se confunden todavía [con respecto a] dónde estamos. Es gravitante, contribuye a abrir relaciones, a abrir puertas, a vincular, a que venga gente al Uruguay a conocerlo e incluso a radicarse. Me parece que al país hay que propagarlo en el mundo exterior. La política exterior para un pequeño país como nosotros es parte de la política interna. Y creo que la agitación, la propaganda, sobre todo la historia política del país, que es su mayor fortaleza, su viejo reformismo, su estabilidad institucional son las pocas cosas que pueden atraer frente a países que son mucho más grandes y que aparentemente pueden ser más tentadores. Hay que difundir mucho al Uruguay. Y creo que es un papel que tiene que cumplir la política. Y en el caso mío mucho más, porque me escuchan.

EC —¿Qué tipo de gestiones hace?

JM —Vinculaciones. Voy a una universidad, por ejemplo, como Oxford, y ahí hay tres uruguayos estudiando en 60 latinoamericanos, pero hay uno que es el que está más preocupado por que vaya, y ese uno es un abogado muy desarrollado, trabaja en el estudio Posadas, Posadas & Vecino. Él insistió en que fuera y consiguiera la invitación. ¿Por qué? Es obvio, para tratar de prestigiar al Uruguay. Y de estas anécdotas le podría contar varias.

EC —¿Entiende que toda esa transformación que ha tenido, que ha llevado a que algunos lo califiquen, como yo decía recién, como un fenómeno parecido a una estrella de rock o un ícono pop, sus discursos, sus planteos, sus declaraciones, que siempre llaman la atención, entiende que eso también juega a favor del Uruguay, que es un factor de atracción hacia Uruguay? ¿Lo hace con ese propósito?

JM —No, no lo hago con ningún propósito, digo lo que pienso. Pero da resultado.

EC —Hay mucha especulación a propósito de cómo son esos viajes. En otros países es muy común que expresidentes que tienen una evaluación popular importante dediquen tiempo efectivamente a viajar y dar conferencias. La mayoría de ellos cobran por su participación en los eventos a los que asisten. ¿Cómo es eso en su caso?

JM —Yo nunca he cobrado un peso. Lo que cobro es que me paguen el viaje y la estadía, pero nunca he cobrado ni pienso cobrar un peso. No tiene ningún sentido, porque no es eso. Para mí es una forma de militancia.

EC —¿Viaja a lugares donde lo invitan o a veces son iniciativas suyas, lugares que quiere visitar?

JM —La mayor parte de los lugares a donde voy son universidades, aunque no son las únicas. Por ejemplo, hace poco estuve en España por un gobernador que hacía tiempo me había invitado. Pero el grueso de las invitaciones son de universidades. Y algunas las rechazo, a la inmensa mayoría no voy. Por ejemplo, ahora tendría que ir Kioto y no voy a ir, porque es demasiado.

EC —¿Porque es demasiado desde el punto de vista físico para usted?

JM —Sí, sí. Es demasiado, no puedo. No puedo, y decidí quedarme por lo menos tres meses sin moverme, tranquilo. A cambio de eso, fui a Arévalo ayer, en Cerro Largo, o fui la semana pasada a Caraguatá, en Tacuarembó. Me resulta muy grato.

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