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Entrevista central, lunes 19 de diciembre: José Mujica

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EC —El caso más polémico es el aumento de los combustibles, de 8 %. Ayer el economista Ignacio Munyo escribía en Twitter: “En 2015-16, por caída del costo de comprar petróleo Ancap ganó US$ 1.100 millones. Y por otro lado se le sumaron 800 con la capitalización. Y por lo visto, no alcanza”. Por su lado, el economista Alfonso Capurro, de CPA Ferrere, decía: “Esperábamos que los combustibles no tuvieran ajuste”. ¿Qué dice de este caso?

JM —Creo que no es problema de los combustibles, ni siquiera es problema de Ancap. Repito, creo que es una necesidad del gobierno central. Y siendo así, es un derecho que le cabe al gobierno acudir a ellos, como se acude a otras cosas. No creo que al señor ministro le encante, pero me pongo en el cuero de él, en el sentido de que ha juzgado la necesidad imperiosa.

Por otra parte, con respecto a lo de Ancap, está la polémica que ahora se ha abierto en el juego con los costos de distribución. Parece que los costos de distribución eran muy altos, no sé, o por lo menos han significado una puesta a punto y un conflicto que estuvo planteado, que está ahí latente. Eso estuvo operando durante muchos años, mucho tiempo, y su no reconocimiento en los números de Ancap también, habría que ponerlo.

EC —Y habría que poner la herencia del gobierno anterior. ¿Usted cuánta responsabilidad siente ante estas medidas de ajuste que se han ido tomando, los aumentos del IRPF y el IASS, que entran en vigor en enero, esta forma de calcular el aumento de las tarifas públicas, que, según ha dicho el equipo económico, tienen que ver con cómo recibió las cuentas?

JM —Sí, seguramente, y las cuentas tienen que ver con ese olvido, como que la distribución no costaba nada también, parte. Otra parte puede haber habido gastos excesivos. Y otra parte tiene que ver con la caída notoria de la recaudación, desde el punto de vista de lo que ha pasado internacionalmente; me refiero a los precios internacionales, etcétera. No es casual que Brasil está en una crisis, que Argentina está en una crisis de caída de su economía. No se debería pretender que el Uruguay navegara sin sentir para nada las consecuencias de sus vecinos y mucho menos de lo que pasa en el mundo. Creo que hay una globalidad de cosas. Y con el diario del lunes siempre hay cosas que se pudieron haber hecho mejor.

EC —¿Usted ha hecho esa autocrítica?

JM —Por supuesto, yo cargo todas las responsabilidades que haya que cargar, no tengo empacho. Un gobierno es un equipo, pero tiene una cabeza que es la más responsable y esa es la mía. ¡Pero qué cosa curiosa, eh! ¡Qué cosa curiosa! Me pegan de todos lados, hacen fila para pegarme, aparecen críticas de todos lados, pero cuando yo salgo a la calle me encuentro con un espectáculo de cariño de la gente. ¿Serán esquizofrénicos los uruguayos? Y lo que le estoy diciendo no es una bravuconada, créame. Estoy muy lejos de esto, estoy muy viejo. Es constatable tranquilamente, sencillamente. Vienen a mi casa, me atosigan, no puedo ni respirar, me cae gente de todos lados caminando, la cosa más increíble. Me han venido ganaderos de Kazajstán, me ha venido gente de México, me viene gente en bicicleta de la Argentina… Es casi una locura. Me tendría que mudar a un lugar bien lejano. Por lo menos, créamelo, creo que soy una fuente de turismo para el Uruguay a esta altura. Vienen ómnibus cargados de japoneses, se paran en la puerta y sacan fotos.

EC —¿Figura en el tour por Montevideo, entonces?

JM —Sí. Por momentos me pone histérico y después me amanso.

***

EC —El viernes pasado, Ricardo Alarcón, expresidente del Club Nacional de Fútbol, fue entrevistado en El Observador TV. Entre otras cosas, recordó que en su período al frente de Nacional no estuvo de acuerdo con la renovación del contrato de la AUF con Tenfield por los derechos de televisación del fútbol uruguayo. Enfatizó que su principal diferencia con Tenfield se refería a los métodos que esa empresa utiliza para presionar. Y entonces agregó:

(Audio entrevista a Ricardo Alarcón)

Ricardo Alarcón (RA) —En las negociaciones uno se siente con presiones fuertes. Hasta el Estado presionó a Nacional y a Peñarol en su momento para que no estuviéramos en contra de la firma de los derechos.

Periodista (P) —El gobierno.

RA —El gobierno, sí.

P —Eso se dio en una reunión en la que estaba usted con el presidente de Peñarol, Damiani, y con el presidente de la República.

RA —Sí, sí, exactamente. Y representantes de la empresa que tiene los derechos de televisión.

P —¿Y qué le dijo el presidente en ese momento?

RA —Fue una reunión en la que no se nos dijo “firmen”. Pero hay otro refrán que dice “a buen entendedor pocas palabras bastan”. Que hagamos una reunión y que haya la participación del presidente de la República y de un ministro, además, y que haya representantes de la empresa que tiene los derechos de televisión y esté el presidente de Nacional y el presidente de Peñarol… De básquetbol no íbamos a hablar, de automovilismo tampoco íbamos a hablar. ¿De qué íbamos a hablar?

P —Lo importante ahí es los representantes del gobierno de qué lado de la mesa estaban. Eso es lo importante también.

RA —Sí, claro. Nacional y Peñarol estaban de este lado, teníamos…”.

(Fin audio)

EC —Usted ya respondió, dijo que a Alarcón “se le escapó el chivo” con estas declaraciones. Pero Alarcón a su vez se ratificó después. ¿Entonces?

JM —Yo he hablado creo que tres veces, pueden ser cuatro veces, con dirigentes distintos del fútbol uruguayo. Todas las veces que hablé la preocupación central era el tema seguridad. Ya estaba insinuado el asunto de las barras bravas, se veía venir. No creíamos que se pudiera llegar a la gravedad a que se llegó, pero había indicios de que alguna responsabilidad podían tener las direcciones de los clubes. Tratábamos diplomáticamente de incidir en ese asunto a ver si se podía… de ahí esas conversaciones. Todas tuvieron que ver. Yo nunca hablé de contrato, negociación, absolutamente para nada, con nadie, ni por asomo. Ahora, si lo toman por ese lado, ¿por qué no lo dijeron entonces? Lo podían haber dicho entonces. Yo siempre tuve la impresión de que tanto Alarcón como Damiani son personas muy correctas, muy derechas, que hacen lo que pueden en la lucha del fútbol. Pero si era así, ¿se podían dejar intimidar y no decir nada y que pasaran años y ahora porque salta que alguna gente de las barras bravas conseguía o se le daban entradas salen con esto? Me dejan una incógnita en la cabeza.

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