
EC —Esta persona identificada como el Kiki tenía varias anotaciones policiales, y además desde el mes de diciembre era requerido por el homicidio de su expareja. ¿Cómo se entiende que nunca hubiera sido procesado?
GR —Según el informe que me llegó, esta persona tenía varias anotaciones policiales, tengo entendido que judicialmente registraba un antecedente, había sido procesada en el año 2016 por receptación, y contaba con esta requisitoria por averiguación de paradero y con una detención practicada. Las razones por las que no pudo ser procesado antes las desconozco. Generalmente estas personas hacen una serie de movimientos, se esconden, van migrando de lugar en lugar, lo que dificulta la labor de la policía que por supuesto cuenta con informes confidenciales, aportes de personas que pueden dar datos, pero no le puedo decir mucho más de eso.
Muchas veces aparecen personas requeridas por hechos. Este es un caso particular, por las connotaciones del hecho y por las características de personalidad de esta persona. Pero no le puedo decir otras razones en particular o en concreto por las que no haya sido procesada. Sí cuenta con un requerimiento y hoy tiene probablemente dos hechos de homicidio muy especialmente agravados, uno consumado, el de la cajera, y otro por ahora en grado de tentativa, aunque esperemos que el guardia pueda salir felizmente de esta situación, más el homicidio por femicidio según este requerimiento del mes de diciembre.
EC —Usted hablaba de las características especiales de este joven. Todo indica que tiene un temple tremendamente duro y frío, es capaz de utilizar el arma sin ningún miramiento, sin ninguna razón. A propósito de los hechos del supermercado, por ejemplo, ¿usted ya ha logrado pasar en limpio cómo fue el balazo al guardia de seguridad y por qué termina baleando a la cajera?
GR —No, no más allá de los registros de video que han aparecido.
EC —¿Y cuáles son sus conclusiones de los videos?
GR —La conclusión primaria y personal que uno puede sacar de este tipo de cosas es que se presenta como un hecho de una frialdad absolutamente desmesurada, casi con una ausencia de motivación absoluta. De hecho, una de las causas que agravan muy especialmente el homicidio, además de la conexión con otros delitos, es la llamada brutal ferocidad. La brutal ferocidad tiene que ver no con el ensañamiento en la forma en que uno da muerte, sino con la ausencia manifiesta y casi absoluta de un motivo razonable. No es que uno tenga razones, que sea razonable o justificado matar, sino que generalmente, dentro de lo delictivo que es dar muerte, uno siempre tiene alguna razón, porque son delitos esencialmente emocionales. Pero cuando uno da muerte por sed de sangre, por saña, por frialdad, por irreflexión o ausencia manifiesta de reflexión o de conciencia de culpa, el delito puede caer dentro de la brutal ferocidad. Es una impresión personal mía.
EC —Es el peor escenario en una rapiña, el que nadie quisiera encontrarse, el de un delincuente que está dispuesto a balear, a utilizar su arma por más que uno colabore, por más que uno no haga nada.
GR —Sí.
EC —Por ejemplo, en cuanto al guardia de seguridad, ¿el guardia intentó algo?
GR —No, por los datos de los que dispongo aparentemente ninguna de las víctimas opuso la más mínima resistencia. Ninguna víctima generó o dio algún elemento como para que esta persona pudiera sentir temor.
EC —Yo no vi los videos de las cámaras de seguridad que han estado circulando, por eso le pregunto. ¿Efectivamente balea al guardia de seguridad cuando ya estaba tirado en el piso?
GR —Eso parece. La información primaria de la que dispongo es compatible con ese hecho, aparentemente habría sido baleado en el piso. De hecho, si tiene esta dificultad en las piernas probablemente haya comprometido la médula, y en esos casos generalmente son disparos por la espalda, de atrás. Y lo de la cajera fue similar, por lo que puede verse en los registros fílmicos da la impresión de haber sido un disparo también de atrás, además de con absoluta frialdad y ausencia manifiesta de motivo.









