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Entrevista central, lunes 20 de marzo: Renato Opertti y Adriana Aristimuño

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EC —Un debate que apareció estos días es si el Codicen como tal debe permanecer.

RO —Sí, pero no se puede eliminar el Codicen y dejar solo el nivel de los consejos, porque ahí se fragmentaría más la política, el efecto sería al revés. La pregunta es: ¿es necesario tener consejos o tener una dirección educativa unitaria, en la que estén incorporadas las voces de los diferentes niveles educativos? Porque hoy el sistema es tremendamente fragmentario. Entonces tenés un tema de dirección ejecutiva política y dirección técnica.

El segundo/tercer nivel del segundo capítulo es la participación parlamentaria en la política. Por ejemplo, en Finlandia es el Parlamento quien aprueba el para qué y el qué de la educación, los trazados fundamentales. Entonces si queremos un nuevo modelo, queremos que el Parlamento se apropie de la política educativa, diga “estamos de acuerdo en que estos sean los trazados programáticos fundamentales de la educación” y haya un nueva ley de educación que refleje eso.

Y el cuarto nivel del segundo capítulo es el de los centros educativos. Libertad, empoderamiento y responsabilidad para hacer no implica simplemente autorizar a los centros educativos para decidir que vengas tú, Emiliano, y des una conferencia sobre los medios de comunicación en el mundo actual. Aparte de eso –para lo cual hoy ya tienen problemas muchas veces, para hacer ese tipo de actividades–, el director del centro debe tener atribuciones y responsabilidades para elegir sus recursos humanos, para administrar sus recursos financieros y para intervenir en el currículo. El centro educativo tiene que tener capacidad no solo de implementar un currículo que viene de afuera, sino de desarrollarlo y buscar la manera de efectivizarlo para personalizar los aprendizajes y responder a la singularidad de cada niño.

AA —Una de las cosas que más nos mueven es, cuando vemos lo que sucede en el resto del mundo y lo que sucede en Uruguay, ver el desacople entre el sistema educativo y la sociedad en general, entre el avance del conocimiento, las tecnologías, la creatividad, el arte, la cantidad de cosas que uno ve metidas en los sistemas educativos de otros países y lo que ve en Uruguay. Hay islotes en Uruguay de cosas así, pero son islas, a pesar de. Pensamos que el sistema educativo todo podría funcionar de otra manera, y para eso requiere estos cambios institucionales y de funcionamiento, para que realmente la sociedad permee. Por eso hablamos de movimiento ciudadano, que realmente el ciudadano común se interese por la educación y pueda incidir, y que el sistema educativo a su vez esté mucho más permeado por la sociedad, con la propuesta curricular, con la manera en que funcionan los centros, con la manera en que llega eso al conocimiento y a los estudiantes.

RO —El tercer capítulo es cuáles son para nosotros las cuatro grandes metas para la próxima década. El plan educativo está pensado para 10 años, queremos el compromiso del sistema político de la continuidad del proceso durante 10 años. No nos importa quién gane la elección.

AA —Esa es la clave.

RO —Lo que nos importa es que el sistema político diga: acá hay un plan, acá hay un grupo de técnicos que pueden contribuir a ese plan, hay un movimiento ciudadano atrás, porque esta propuesta la vamos a discutir con la ciudadanía a diferentes niveles.

La primera meta del tercer capítulo es universalizar la educación inicial de 0 a 6 años en el marco de una política social de infancia. No partimos de que todo lo que está está bien o está mal, muchas cosas que se han hecho en los últimos años son positivas, como la expansión de la educación inicial. Pero creemos que hay que fortalecerla en una política de infancia desde 0 siempre, el niño y la niña tienen que tener una educación inicial desde el momento en que nacen, incluso desde antes con la madre la estimulación temprana y los modelos de participación comunitaria.

La segunda meta del tercer capítulo es educación básica universal. Cuando hablamos de educación básica universal no hablamos de acceso a la educación, hablamos de egreso de calidad de 4 a 14 años. Esto implica repensar el modelo de escuela. Pensamos que hay que ir a un modelo de educación básica que implica algún nivel de inicial, toda la educación primaria y parte de la educación media básica. No un solo modelo, puede haber diferentes modelos de educación básica, pero evitar este problema que es la discontinuidad institucional y pedagógica entre primaria y media. El sistema educativo habla de tasas de abandono y de deserción y en Eduy21 hablamos de tasas de expulsión, porque en realidad el sistema educativo expulsa a los alumnos con una propuesta curricular y pedagógica inadecuada.

EC —La puntualización es importante: ustedes entienden que no es el alumno que se va, sino el sistema que lo expulsa.

AA —Totalmente.

RO —La tercera meta del tercer capítulo es que, en vez de hablar de educación secundaria y educación técnica en el tramo de la adolescencia o la primera juventud, hablamos de educación de jóvenes de 15 a 18 años. Porque cualquier joven hoy, en cualquier contexto de trabajo futuro, tiene que manejar competencias –saberes aplicados a la realidad– que combinan educación media general y educación técnica. Hoy no hay tanta fragmentación entre una cosa y otra, hay competencias generales que tiene que manejar cualquier joven. Por ejemplo, lo que se llama en la literatura contemporánea competencias metodológicas: el pensamiento crítico, la creatividad, el trabajo en equipo, la capacidad de resolución de problemas. Estamos pensando en un abanico de competencias que son comunes a todos los niveles, desde la educación básica a la educación de jóvenes, que van a darle al sistema la coherencia de política educativa y curricular necesaria.

Y la cuarta meta del tercer capítulo es una mejora sustantiva y sostenida en el tiempo de la calidad de los aprendizajes y las competencias básicas. Ahí hablamos de las competencias básicas en matemáticas y en lenguas, y lenguas no abarca solamente la lengua materna y el inglés, implica universalizar la lengua de la programación desde el nivel inicial.

EC —La lengua de la programación, estamos hablando de computación.

RO —Sí, saber programar, saber darle direcciones a la computadora para que resuelva los problemas que nos planteamos.

EC —Ese es otro lenguaje.

RO —En el mundo un cientista político, un cientista social no van a poder trabajar en el futuro si no saben lengua de programación, porque van a tener que programar su trabajo para poder responder a problemas. Cualquier área va a necesitar lenguaje de programación. Malasia lo está universalizando desde la educación inicial, Inglaterra ya lo está haciendo. Entonces universalizar el lenguaje de programación.

Otro punto es fortalecer lo que en el mundo la educación se llama STEM (science, technology, engineering & mathematics), ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, que es la clave del crecimiento y el desarrollo económico. Y también queremos una mejora de aprendizaje sustantiva en la formación ciudadana comprensiva, que no es solamente la educación cívica y moral tradicional, es cómo preparamos al joven para un mundo intercultural, de apreciación de las diversidades. Porque este es un país relativamente integrado, pero la gente tiene que trabajar en un mundo intercultural, porque el mundo del trabajo hoy no termina en Montevideo o en el interior del país, es mucho más amplio.

AA —Para todo eso tenemos que lograr que los chiquilines no se salgan de los centros educativos. Estamos a nivel de cosas tan básicas como esa. Se nos salen el 20 %, el 30 %, perdemos un grupo entero de primer año de ciclo básico en un liceo de Montevideo y no hay programas de rescate para eso, no hay un programa que reciba a los chiquilines que son repetidores y que tienen extraedad en primero de educación media. Nos damos cuenta de que no tenemos ni las bases para poder defender todo esto fascinante que vemos en el mundo.

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EC —Entre los mensajes de los oyentes está este que manda Miguel: “Espero que este sea un gran hecho político en el Uruguay, en lugar del asado de Mujica”. Lo pone como ejemplo de un hecho político que dio mucho que hablar la semana pasada, pero que tal vez no está centrado en lo fundamental, en desafíos críticos que tenemos por delante.

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EC —Adriana Aristimuño es doctora en Ciencias de la Educación y docente en la Universidad Católica. Renato Opertti es sociólogo, magíster en Educación, coordinador del programa Construcción de Capacidades Curriculares y de la Comunidad de Práctica en Desarrollo Curricular en la Oficina Internacional de Educación de Unesco.

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