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Entrevista central, lunes 25 de julio: Carles Folguera

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EC —¿Cuánto influye en la línea de La Masía el director técnico que tenga el Barça en un cierto período?

CF —Es fundamental. Y es fundamental que el primer ejecutivo técnico-deportivo del club crea en la formación de los deportistas de abajo y que les dé opciones. Si hay talento, hay posibilidades de incorporarlos, que nunca se vea como un freno, como un embudo el hecho de que con buena formación y con talento no se pueda llegar al primer equipo del Barça.

EC —Mi pregunta iba por otro lado: ¿el director técnico marca la línea de La Masía, o es al revés, la línea de La Masía define qué tipo de técnico va a tener el Barça?

CF —El club, en este caso la Junta Directiva, desde hace muchísimos años ha entendido que la idea de fútbol no se negocia, el estilo, el cómo, la metodología, lo que queremos, estos valores son los que son. Y evidentemente, cuando se incorpora desde un futuro nuevo director de la residencia hasta un futuro entrenador del primer equipo, tienen que tener muy claro que las cartas están encima de la mesa y son estas.

EC —¿Quién definió esta línea? ¿Cruyff, por ejemplo?, ¿arrancó con Cruyff todo este proceso?

CF —Cruyff fue un precursor; Oriol Tor, que es el que da el nombre a la residencia, también fue un visionario. Ha habido muchísima gente que en su momento puso su grano de arena para que hoy podamos decir que un hecho diferencial como club es que intentamos formar deportistas hechos por nosotros, en nuestra casa, en nuestro proceso, para llegar al primer equipo. Eso genera identidad, genera sentimiento de pertenencia, genera qué orgulloso me siento de que una parte importante de los jugadores que hoy están ganando cosas estén formados en nuestro modelo.

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EC —Carles, tú eres un exjugador del Barça, jugaste con esa camiseta entre 1995 y 2003, pero no en fútbol, sino en hockey sobre patines, eras golero. Ganaste varios campeonatos internacionales, incluso una Copa del Mundo con la selección de España. Puede sorprender que el director de La Masía, tan identificada con el fútbol, no sea un futbolista.

CF —Así es. Hay una explicación, que no es otra que yo con 25 años era deportista profesional de hockey sobre patines, me iba muy bien la vida, trabajaba dos horitas, entrenaba dos horitas al día, estaba muy reconocido en la prensa, ganaba títulos, y tienes la tendencia a creerte que eso va a durar siempre, que va a ser para toda la vida. Entonces en el año 95 entro a la universidad, estudio Magisterio de Educación Física, continúo haciendo pedagogía y llega un momento en que pido al club hacer las prácticas de pedagogía en la propia residencia La Masía. Ahí empieza mi historia, siendo jugador del Barça, formado en el Barça, con los valores del Barça, y siendo deportista profesional, mi formación me permite volver a formar parte del equipo, pero desde un punto de vista de formación. Ahí arranco esos 14 años como responsable de la residencia.

EC —Responsable de la residencia y vocero, embajador por el mundo. ¿Cuántas de estas charlas como las que vas a dar en Montevideo has dado hasta ahora?

CF —He dado en diferentes sitios, siempre cuando sea por alguna causa que considere importante. En este caso, la Fundación Reaching U me comentó que era interesante que diera mi punto de vista sobre el proceso formativo, la importancia de la educación, de este plan B, sobre un modelo que es el Fútbol Club Barcelona, y nos entendimos rápidamente. He ido también a Lima, Perú, aprovechando los Panamericanos que se van a disputar en el 2019, y también he ido a hacer charlas a los equipos de la Premier League en Inglaterra. En el fondo vas a explicar tu experiencia, no a explicar lo bueno que somos, sino qué hemos hecho y cómo nos va. No es nada más que esto.

EC —¿Fue sencillo tomar esta decisión de abrirse, de transparentarse? Podría pensarse que al Barça le servía conservar celosamente guardada su fórmula.

CF —No es difícil desde el punto de vista de que yo no soy entrenador, conozco en todo caso la metodología del Fútbol Club Barcelona, pero yo soy educador, soy formador, lidero un equipo más desde un punto de vista educativo, formativo, incluso de estudios preuniversitarios. Siempre digo que soy un poco –sin que se malinterprete– el arquitecto de la formación con mi equipo de trabajo para que los chicos se den cuenta de lo difícil que es llegar a su sueño, llegar al primer equipo del Barça y de la necesidad de la importancia y de querer formarse para que, en el caso de que el darlo todo en la parte deportiva no salga bien, te quede la parte B y no nos puedan decir que no les hemos hecho ver que era importante la educación.

EC —Justamente, ¿qué pasa cuando un chico no sigue, o cuando ustedes resuelven que no sigue? ¿Cómo es ese momento?

CF —Es el momento más duro, es el momento de lloros. No solo para el chico y la familia, es también un momento de lloro para la residencia, para los que hemos hecho este acompañamiento educativo, porque en el fondo generás un vínculo emocional, afectivo.

EC —¿Puede darse a cualquier edad?

CF —Normalmente se da a partir de los 16, 17 años, porque a los 11, 12 años siempre hay un margen para saber si va a crecer en talentos, si va a crecer en recursos, en posibilidades, si va a crecer físicamente, hay muchas incógnitas y se da tiempo y paciencia a ese proceso. Pero a partir de los 16, 17 años el embudo se va estrechando y tienes que hacerle ver al chico que hay chicos superiores a él o con más progresión o que se tiene que ir a buscar la vida en otro sitio.

EC —Qué conversación más dura, ¿no?

CF —Es muy dura.

EC —¿Salen bien esos jóvenes de esa instancia?

CF —Intentamos prepararlos no para ese momento concreto, sino prepararlos, que no vea el chaparrón de agua en un momento determinado. Por eso decía de la importancia de entrenarlos para la vida, de hacerlos fuertes en diferentes momentos, para que cuando llegue este momento, sea duro, sea muy duro, pero sea uno más. Que hayan pasado por diferentes situaciones y experiencias.

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